iARQCO_AQ33

ARQUITECTURAS DEL MOVIMIENTO MODERNO En el interior nada queda al azar. Se reutilizan materiales empleados en la construcción, como vías férreas y tuberías para crear elementos de diseño industrial con un marcado carácter escultórico: los pasamanos, por ejemplo, se resuelven con cobre proveniente de los cables de alta tensión. La mano de Vaquero Palacios es omnipresente: diseña las carcasas de los alternadores, los cuadros de mandos, las mesas, armarios, lámparas o pupitres, etc. Los elementos más llamativos del interior son los seis grandes murales con motivos geométricos que recuerdan a las obras pop-art de artistas de la década de 1960 como Víctor Vassarely. Los dibujos están basados en los campos magnéticos generados por imanes ─representados en rojo─. Sin duda, para el visitante estos interiores evocaran las moradas de los villanos de las primeras películas de James Bond que firmó el diseñador alemán Ken Adam. En un momento en el que irremediablemente las distintas disciplinas técnicas y artísticas tendían a independizarse, Vaquero Palacios se resiste a renunciar a la belleza, a pesar de la practicidad del encargo. Al contrario, su planteamiento aúna el conjunto de retos técnicos y arquitectónicos que plantea el edificio y los supera, creando una obra sincrética y total donde las dimensiones técnicas, plásticas, culturales y paisajísticas se funden de forma inseparable.n Interiores de la sala de turbinas con los murales inspirados en los campos magnéticos y el altillo de la sala de control. Foto: Luis Argüelles/Fundación Docomomo Ibérico. Panel escultórico conformado por dieciséis relieves de hormigón que representan elementos como Dios, la tierra, el hombre, el sol, el alba, el intelecto, la noche, el fuego, el aire, el agua, etc. Foto: Luis Argüelles/ Fundación Docomomo Ibérico.

RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx