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35 PROYECTO Monex disponía de unos criterios muy claros de organización para sus espacios de trabajo; qué departamentos podían trabajar juntos y cuales debían estar separados. El concepto y símbolo del cruce de caminos llegó tras el análisis detallado entre cliente y arquitectos sobre cómo las interrelaciones laborales ordenaban el espacio y su estructura organizativa, dando lugar a un diseño único que refleja la identidad y filosofía de la marca. En este sentido, Arquid diseñó la idea de la intersección; una confluencia donde los equipos de trabajo pueden congregarse y compartir ideas, mientras que también pueden trabajar de forma independiente en el conjunto. La ubicación estratégica de las salas de reuniones en la intersección ofrece unas vistas panorámicas de la ciudad únicas e inspiradoras. En el extremo opuesto se encuentra la cantina diseñada como un espacio alegre y relajante para el personal. Colores enérgicos, mobiliario variado y elementos de ocio y juego, como una mesa de ping-pong o un columpio, convierten la cantina en un punto social que fomenta la interacción y la comunidad entre los empleados. El diseño se enfoca en la combinación de materiales y elementos geométricos para crear la atmósfera laboral ideal. La madera aporta calidez a pasillos y salas de reuniones, mientras que las superficies blancas promueven un entorno limpio y profesional en las oficinas. Curvas sutiles facilitan el movimiento, garantizando comodidad y una percepción fluida. La curva fue un elemento fundamental en el proyecto, suavizando los puntos de encuentro del cruce de caminos. Tabiques, mobiliario y falso techo reflejan y delimitan mediante curvas los espacios proyectados. Elementos de cortinas facilitaron la delimitación de espacios flexibles. Afortunadamente, la gestión de la Torre Picasso proporcionó un espacio ideal para la modificación, actuando como un lienzo en blanco para comenzar a distribuir el espacio. Sin embargo, al tratarse de un edificio protegido con restricciones estéticas, se han seguido criterios específicos que marcaron los puntos de partida de la propuesta. Pese a que no fue posible alterar la estructura y había limitaciones de acceso poco convencionales, Arquid solventó estos contratiempos con una construcción prefabricada y un montaje eficiente. Todo ha sido creado a medida hasta el milímetro, incluso hasta el punto de replantear muebles a medida sobre el propio forjado y fabricarlos directamente en la planta 31.

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