AQ29 - iARQCO

Para dar respuesta a estas pretensiones, el edificio apuesta por la morfología de la arquitectura tradicional, incluso conserva la chimenea original de la antigua fábrica que fue antaño, con la proporción vertical de los balcones, las molduras y las cornisas, con un lenguaje y color que encaja en el contexto de manera natural, pero de un modo contemporáneo y sin renunciar a su personalidad. El acceso al edificio se sitúa en una esquina en la que se ha mantenido el característico chaflán de l’Eixample que, en Poblenou, está desapareciendo. Al entrar, se encuentra un porche que llega hasta el vestíbulo donde hay un vacío que perfora el edificio transversalmente. En el volumen principal, se dibuja una sección escalonada, para que el impacto de las ocho plantas sea mínimo desde la vista en la calle, provocando que la luz entre con más facilidad a todas las oficinas, que cuentan con terrazas de gran tamaño como espacios públicos de descanso y de ocio para sus usuarios. En la planta subterránea, se encuentra un aparcamiento para coches, bicicletas y patinetes con un patio inglés que sirve de ventilación. El edificio apuesta por la morfología de la arquitectura tradicional, con un lenguaje y color que encaja en el contexto de manera natural, pero de un modo contemporáneo y sin renunciar a su personalidad. Foto: Roc Isern. Como se expone desde BAAS Arquitectura, el edificio de oficinas tiene la voluntad de dar continuidad a la manzana, de dialogar con las preexistencias y de generar espacio urbano de calidad. Foto: Roc Isern. 45 REPORTAJE AFL

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