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ENTREVISTA 51 Los casos de las viviendas de las que hablábamos son lo contrario. Aquí impera la creatividad, la capacidad de exponer tus ideas, que es lo que permite al arquitecto llegar hasta el final en su proyecto y que el mercado se acomode a tu idea. Esta arquitectura se puede hacer cuando el arquitecto tiene poder frente a su cliente, algo que no siempre pasa. Después de la experiencia de Ricardo con su padre, tratamos de proponer en España algunos proyectos en el mundo de la vivienda, pero por regla general han salido mal, no hemos sido capaces de defender suficientemente nuestras ideas hasta la construcción. Eso no significa que no veamos arquitecturas interesantes de otros arquitectos que sí que lo consiguen. Para nosotros es una asignatura que tenemos pendiente, hace tiempo que no hacemos viviendas interesantes en el despacho, ya sean sociales o de lujo, no solo en España. Así, estos tres edificios responden a un doble factor, la experiencia de mi abuelo y el talento y creatividad de Ricardo Bofill y su equipo. Era un momento en el que se intentaba aportar una revolución, donde se unen esos dos mundos, uno muy racional y seguro y el otro con ganas de ser rupturista y revolucionario, influenciado por el deseo de ruptura política del momento, una realidad mental que se aplicaba a la arquitectura. Yo añadiría una experiencia cultural y de las herramientas arquitectónicas clásicas o tradicionales. PB- Por supuesto, y la ventaja de estar en un momento donde en España existía la artesanía y los mejores artesanos del mundo, que en gran parte han desaparecido, y donde no se concebía la industrialización y la repetición. Ricardo siempre decía que obras así no se podrían volver a hacer, porque la gente que pasó sus días, sus noches y sus fines de semana para construir esto ya no los tenemos a nuestra disposición, gente que daba su vida y que consideraba que participar en un proyecto era crear una obra de arte que iba a transformar su propia existencia, teniendo un reconocimiento social y como formación de su identidad. Participar en esta obra no era un trabajo, era una forma de constitución del propio individuo. Entonces, en este contexto, ¿dónde queda la arquitectura? PB- Es interesante saber que los arquitectos buenos que hay en este país no son los que construyen. En Barcelona hay dos arquitectos que admiro profundamente. Uno es Fabrizio Barozzi, para mí un grandísimo arquitecto que Apartamentos en calle Nicaragua, Barcelona. Foto: Gregori Civera. Edificio de viviendas en calle Joan Sebastian Bach, 28, Barcelona. Foto: Gregori Civera. tiene su despacho en Barcelona, con arquitectos catalanes, pero que casi no trabaja en España. Un talento universal en Barcelona, reconocido en el mundo entero, pero que aquí no tiene reconocimiento. El otro estudio de arquitectura que admiro es Arquitectura G. Son arquitectos reconocidos en todo el mundo, pero que no trabajan con ningún promotor en la vivienda.

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