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ENTREVISTA 44 definir un sistema y dentro de ese sistema el equipo tenía la posibilidad de mostrar sus ideas, afirmar su creatividad o crear debate. Esa exposición de ideas podía empezar con un no y después evolucionar en la reflexión hasta poder imponerlas. Lo que Ricardo no permitía era la facilidad del discurso, esto nos ayudó mucho y lo sigue haciendo constantemente y lo hace presente y vivo. Ricardo sigue siendo un referente para todos nosotros y nos ha transmitido una forma de pensar que hace que tengamos la necesidad de seguirlo. Dentro de esta forma de pensamiento nos inculcó que las ideas no podían ser buenas a la primera, que había que razonarlas y justificarlas, profundizar en ellas, y no a través de palabras, sino mediante realidades. Esto ponía más complejidad al proceso porque nos obligaba a sobrepasarnos, a tratar de llegar al máximo nivel de excelencia posible dentro de nuestras capacidades. Por lo que decís era una persona muy asequible y cercana. PB- Era totalmente asequible para la gente del despacho, siempre estaba dispuesto a confiar en gente muy joven. Por ejemplo, escribió un libro con una persona de 21 años y sus colaboradores más directos empezaron con él cuando tenían menos de 25. La gente joven que llegaba al despacho enseguida podía llegar a tener responsabilidad. En cambio, era muy exigente, por lo que podía ser muy duro y pedir muchos esfuerzos. Ricardo no era una persona de 35 horas semanales, era de esta generación de personas que consideraba que si querías ser buen arquitecto tenías que considerar que la arquitectura estaba sobre todas tus prioridades, pasaba por encima de muchas cosas e implicaba importantes sacrificios personales, porque era una forma de sobrevivir. Después de la desaparición del fundador, habrá un antes y un después, no tanto en el volumen de trabajo sino en el funcionamiento del despacho. PB- Para todos aquellos que han conocido lo que era el Taller, evidentemente que sí, porque Ricardo nos enseñó todo lo que estamos haciendo. No existe una voluntad de ruptura, sino de ser capaces de estar a la altura de donde él pensaba que debíamos estar, dentro de una insatisfacción crónica y de una humildad profunda, con la idea que tenemos que reinventarnos constantemente en cuanto a procesos, pensamiento y vocabulario, y pensando que tenemos que seguir una vía que ya está trazada desde hace muchos años. La línea conductora del despacho está, entonces, trazada. PB- La línea conductora está basada en el proceso, de forma y de escritura arquitectónica, con la idea que tenemos que reinventarnos constantemente, adaptándonos al lugar en el que estamos, usando elementos del vocabulario y formas de pensar de la arquitectura no perceptibles. Todo esto está tan inculcado dentro de nosotros que seguimos ese camino. No va a haber ningún tipo de revolución, no es un nuevo Taller, hay una continuidad trazada por gente que le acompañábamos desde hace muchos años, una generación joven, con responsabilidades compartidas durante diez o quince años con Ricardo. ¿Podríamos decir que la esencia perdura? PB- Me parece muy pretencioso decir que perdura la esencia, porque eso sería un resultado y yo creo más en el proceso que en el resultado. Hay una voluntad de que perdure la esencia, es un matiz diferente pero importante. Somos un equipo que está al frente, con un nivel de compromiso muy alto y un esfuerzo vital muy grande. La suma de los talentos que constituyen y habitan este lugar hace que nos permita afrontar problemáticas cada vez más desconocidas. La diferencia entre el Taller y otros despachos es que lo que más nos gusta es descubrir una tipología, dar una respuesta a una realidad que no conocemos. Si nos piden afrontar una tipología que nunca hemos hecho, nos encanta poder definirla. No nos gusta repetir, es algo que nos enseñó Ricardo. Terminal T1, del Aeroport Josep Tarradellas, de Barcelona. Foto: Gregori Civera.

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