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ni su propia personalidad, generan de puente entre la experiencia y el lugar. Así, un hilo invisible conecta cada una de estas escenografías. El camino de ronda. Un camino que a lo largo de la costa va uniendo experiencias con un elemento en común: el lugar. De este modo, a lo largo de este camino se encuentra la playa, con el encuentro entre el mar y la arena; un prado de posidonia en el fondo del mar, lleno de redes de pescadores; un mercado en el que disfrutar de los colores y sabores del producto fresco; una verbena, los bosques de pinos y las dunas de arena; los agaves... Cada uno de estos ambientes encuentran su representación, en mayor o menor medida, en los diferentes escenarios que cobija el edificio. Las luminarias enfatizan el contexto narrativo en cada uno de los espacios de este complejo hotelero, que representan distintas escenografías con el mar como telón de fondo. Fotos: Adrià Goula. 32 PROYECTO P

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