OPINIÓN 51 realidad. Por eso se acaban haciendo certificaciones a 50 euros, porque solo es un papel, con resultados que a menudo no se corresponden con la realidad. OM- Resumiendo, se percibe que a menudo, en casos de reformas obligadas, por ejemplo, por una ITE, sobre todo en inmuebles con pocos propietarios, solicitar las ayudas para hacer una rehabilitación supone añadir problemas a los arquitectos en el momento de hacer todos los trámites para acceder a ellas. Esa es la verdad, porque cuando se mira todo el papeleo que deberá gestionar el arquitecto, puede sentir que la labor no le compensa, especialmente si ha limitado sus honorarios a las cantidades subvencionadas. Debemos hacer bien nuestro trabajo, hacer ganar valor a los clientes, dar un servicio útil y de calidad, pero también percibir unos honorarios correctos, que cubran los gastos y dejen unmargen de beneficio, como cualquier empresa hace. No podemos entender limitados nuestros presupuestos por la cuantía de la subvención. Si somos remunerados correctamente, no ha de haber problema por gestionar burocracia. A la vez, creo que el sector debería notar más el aliento de los 800 euros por vivienda en concepto de gestión y acompañamiento social. Es dinero público, es mucha cantidad, y bien invertido, debería estar generando interés y fluidificando el proceso de forma notable. Todavía no ha sucedido. Esperemos una mejora, y si no llega por si sola, que los colectivos profesionales sepamos incentivarla. Todos saldríamos ganando. También el medio ambiente. Europa ha pensado en ello y ha puesto el dinero. OM- ¿Vale la pena, entonces, contratar a un mediador o a un perito? Para que alguien sea capaz de pagar por tu trabajo, tienes que cumplir tres requisitos: ser necesario, ser útil y hacerlo bien. Si cumplo con todo ello, puedo esperar una compensación económica de la sociedad. Algunas veces, los arquitectos no somos las tres cosas al mismo tiempo y nos sentimos, como colectivo, maltratados. Normalmente, cuando hay profesionales pagados correctamente y con muy pocos impagos es porque cumplen las tres condiciones. Es un hito alcanzable para los buenos peritos y mediadores: son necesarios, porque el sistema les requiere, son útiles, porque aportan diagnósticos y soluciones, y lo hacen bien porque sus diagnósticos y soluciones son acertados. De esta forma ayudan a conocer el problema y salir de él. Al final, pagas satisfecho por ello. Si la gente ve que con el trabajo del arquitecto gana y le aporta un valor, el usuario demandará nuestros servicios y nos pagará acorde a ello. Si alguien regala su trabajo no nos beneficia como colectivo, es una responsabilidad de todos. n Anna Fabregat, Oriol Muntané y Joan-Lluís Zamora, durante la entrevista mantenida en el COAC con iARQCO.
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