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Desastres Acabamos de ver en junio, con asombro, el derrumbe en Miami de un edificio, dejando más de cien fallecidos y desaparecidos. Esto, en el ‘primer, primer’ mundo. Pero es que en el mes de julio hemos asistido a las devastadoras inundaciones en las partes occidentales de Alemania (así como en Bélgica y los Países Bajos)…otro ‘primer, primer mundo’ aún más cercano, dejando destrucción, muerte (más de 180 fallecidos) y desolación. A veces, el impacto en la economía total no se compara con el sufrimiento humano, pero en Alemania, no sería la primera vez que un desastre natural se convierte en un cambio político. Parece improbable que la construcción o el urbanismo en estos lugares careciera de calidad o se hubieran incumplido las normas. La fuerza de la naturaleza, en el segundo caso, sobrepasa las estadísticas y previsiones y el agua se lleva por delante todo lo que encuentra. ¿Son estos fenómenos causa del Cambio Climático? No seré yo, porque no soy ningún experto en la materia, el que afirme que es así pero no cabe duda de que es un fenómeno cada vez más recurrente, y si no que se lo digan a los habitantes del levante español o a los de Mallorca que tuvieron la última gran DANA española. Ahora hace calor pero, ¿nos acordamos de Filomena el pasado enero?, y hablando de calor, ¿No es increíble la ola que han padecido recientemente en Canadá?. Tormentas ha habido siempre, pero estos fenómenos son cada vez más constantes. Las conse- cuencias del cambio climático son cada vez más evidentes en los fenómenos meteorológicos extremos y el pronóstico científico tampoco es optimista. Las autoridades, los agentes sociales, las promotoras (esto es una cuestión de todos y se requie- re la colaboración público-privada) deben pensar en un urbanismo, arquitectura y edificación resilientes, protectores de los habitantes…no es la primera vez que hablamos de este tema. La población mundial, con especial relevancia en las poblaciones costeras, se enfrenta a la amena- za de estos fenómenos que cada vez presentes. Cada vez están más presentes. Muchas ciudades y gobiernos de todo el mundo ya cuentan con planes para combatir el cambio climático o mitigar sus efectos. Son ejemplos la inversión en tecnologías de captura de carbono de Nueva York, el plan maestro de aguas pluviales de Miami o el objetivo de la UE de reducir las emisiones en un 55% para 2030. En Europa, donde 9 de cada 10 personas consideran que el cambio climático es un tema primordial, la UE ha aprobado una ley climática para reducir las emisiones para 2030 y eliminarlas para 2050, transformando la acción climática en una de las principales prioridades de los estados miembros. Sólo de esta forma, haciendo que este tema empiece a ocupar un lugar central en el diseño y la política urbanos seremos capaces de ir mejorando un problema de presente (ahora ya es el momento de actuar) y de las generaciones venideras. No quiero dejar de citar en este editorial a dos personas con las que he colaborado, que han sido compañeros y que nos han dejado (otro desastre…) recientemente: Miguel Ángel López de Egea y a nuestro compañero en Interempresas, Josep Cano. Vaya para ellos nuestro recuerdo y gracias por su profesionalidad, generosidad y calidad humana. Para todos los que se han ido, DEP. EDITORIAL Santos de Paz, director de iARQCO

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