Pam Irrigal: soluciones completas de canalizaciones en fundición dúctil No hay duda de que el sector agrícola es -y seguirá siendo- uno de los motores fundamentales en la economía de un país. Las estimaciones que realiza Naciones Unidas prevén que para el año 2050 la población mundial rondará los 9.800 millones, resultando por tanto lógico destacar el papel fundamental que deberá desempeñar la agricultura para garantizar el suministro de alimentos a la población del futuro. E continuar el proceso de moderni- zación de los sistemas de regadío que garanticen un uso cada vez más eficiente. En este sentido, un referente en el sector como la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) también aboga por la eficiencia en relación al binomio agua-energía, resultando esencial para un correcto aprovechamiento del agua; así como insisten igual- mente en la necesaria inversión en renovación de infraestructuras de transporte y distribución para poder hacer frente y paliar los efectos nega- tivos del cambio climático. A pesar de que todavía queda un largo camino por recorrer y mucho esfuerzo por realizar, en España pode- mos sentirnos orgullosos, ya que la modernización del regadío nos sitúa con ventaja respecto a nuestros veci- nos europeos, contando con el 75,9% de la superficie ya modernizada. Gracias a estas iniciativas, el método de regadío más sostenible (el riego localizado), ha sido el que más ha n la actualidad, el 70% del agua que se extrae en el mundo se destina a la agricultura, repre- sentando el regadío un 20% del total de superficie mundial cultivada. En el caso de España —se- gún el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación— es el 22% de la su- perficie la que corresponde a regadío, lo que equivale a un total de 3,8 millo- nes de hectáreas. Resulta pues, la agricultura de rega- dío imprescindible para abordar la necesidad creciente de alimentos, ya que aporta el 40% de la producción total y produce hasta 6 veces más que la agricultura de secano. En este contexto, nos encontramos ante la necesidad —por un lado— de reducir el consumo de agua destinado a fines agrícolas (con el fin de preservar los cada vez más escasos recursos hídricos de que disponemos) y, a su vez, asegurar el aumento sostenible de la producción de alimentos. Para abordar este reto, se vislumbra como imprescindible 36 Canalizaciones