en este recurso y es que las inunda- ciones, tormentas o sequías pueden causar estragos en la comida, la salud, la energía o el medio ambiente. El mundo debe adaptarse a estos cambios y amenazas, por lo que el desarrollo de estrategias de res- iliencia se hace fundamental. El agua no puede considerarse única- mente como un bien económico o una comodidad. Se trata de un bien medioambiental y social, lo que hace que su gestión sea aún más difícil y compleja. Los aspectos técnicos, institucionales, organizacio- nales y regulatorios deben tenerse en cuenta, además de los riesgos financieros, societarios y medioam- bientales. Por ello, el agua nunca debe tratarse como un asunto aislado sino como la suma de todos estos aspectos interdependientes. Solo un enfoque global hará posible cubrir estas necesidades, tal y como hicimos desde Veolia junto a Swiss Re tras el huracán Katrina en Nueva Orleans. Para ayudar a la ciudad a desarrollar un plan de resiliencia, además de prepararse ante este tipo de sucesos, reforzar la resistencia de infraestructuras importantes y ace- lerar la recuperación económica tras una catástrofe, ambas compañías nos comprometimos a ayudar a la ciudad a mejorar la gestión de activos críti- Las ciudades tienen que lidiar con asuntos como la calidad del agua y la continuidad del servicio, el control del gasto, el acceso a los recursos y la inclusión social. El agua es un bien medioambiental y social, lo que hace que su gestión sea aún más difícil y compleja. cos, incluyendo los sistemas de agua potable y aguas residuales, para per- mitir su reparación tras un incidente de este tipo. Otro de los aspectos en los que las ciudades deben centrar sus esfuerzos es en garantizar una buena gestión de sus redes, así como en la necesi- dad de disminuir las pérdidas de las mismas. Según el Estudio sobre los servicios de abastecimiento y sanea- miento de agua urbana en España de la CNMC, las pérdidas de agua en los municipios españoles alcanzan el 25% debido, principalmente, a fugas de agua, roturas y averías en la red de distribución. Este porcentaje se eleva hasta el 50% en América Latina. Las ciudades tienen que lidiar con asuntos como la calidad del agua y la continuidad del servicio, el control del gasto, el acceso a los recursos y la inclusión social. Por ello, es necesario ofrecerles soluciones que les ayuden a ser más resilientes ante situaciones extremas, más inteligentes, más prudentes en el uso de sus recursos naturales, más inclusivas y, en defini- tiva, que sean lugares más agradables en los que vivir. 31 Gestión del agua