28 PRODUCCIÓN Así se clasifican y etiquetan los huevos de gallina Foto de Jakub Kapusnak en Unsplash. Según el último informe de consumo de productos de alimentación en Catalunya, los huevos frescos de gallina se consumen en casi el 98% de los hogares y todos los días compramos de media 2,5 millones de huevos frescos de gallina para consumirlos en casa[1]. Para dar respuesta a esta demanda, los productores mantienen una producción constante de huevos, lo que implica clasificar, envasar y etiquetar también de forma ininterrumpida. El huevo es un alimento único y también lo es la forma en que se prepara para su venta al consumo. Van en un envase especial, la huevera, y la información que figura en el envase es también única. Además, tiene su propio día internacional, el Día Mundial del Huevo el 13 de octubre. El camino que sigue el huevo desde su puesta hasta que llega a la tienda es una parte importante de la cadena de producción y suministro de este alimento, especialmente porque es donde se verifica que el huevo reúne todas las condiciones para su venta y se prepara para ponerlo a disposición del público, y también porque se incorpora al producto toda la información que va dirigida al consumidor. Estos procesos se realizan en centros de clasificación y embalaje. Cada uno de estos centros dispone de un número de registro único proporcionado por la administración, que debe constar en el envase y es imprescindible para garantizar la trazabilidad del alimento. Muchas granjas tienen sus propios centros de clasificación junto a la misma granja. En estos casos, los huevos llegan directamente al centro, mientras que las granjas que no disponen de centro de embalaje propio envían los huevos a centros externos. Éstos reciben los huevos provenientes de diferentes granjas y para garantizar la trazabilidad del producto los marcan con el código de la granja de donde proceden. LA SELECCIÓN POR CALIDAD Cuando los huevos llegan al centro de clasificación, primero se eligen de acuerdo con su calidad. De ahí saldrán los huevos de categoría A y los huevos de categoría B. Solo los de categoría A son aptos para el consumo en fresco y deben reunir una serie de condiciones, como que la cáscara esté entera, limpia y sin fisuras y que la cutícula esté intacta. También se evalúa la calidad interna: la altura de la cámara de aire no debe superar los 6 milímetros, la clara debe ser transparente, sin manchas ni elementos extraños, y en cuanto a la yema, debe tener un contorno y posición correctos y no tener elementos
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