EL APUNTE No suelen desviarse mucho las previsiones que efectúan las grandes multinacionales cuando tratan de adelantar escenarios de futuro. Durante la pasada Agritechnica, a pesar de vivirse una gran feria, con un fuerte movimiento empresarial y una afluencia de público más que notable, se dibujaron para 2024 pronósticos nada halagüeños. Y así se está ratificando ahora. Los primeros meses de este año evidencian que los mercados internacionales, no solo los europeos, atraviesan momentos de dificultad. Lo constatan los resultados presentados por las principales compañías del sector correspondientes al primer trimestre. Prácticamente todas han visto reducidos sus ingresos y, lo que casi es peor, sin visos de recuperación en los próximos meses. En Europa, no son pocos los concesionarios y distribuidores que no consiguen trasladar sus numerosos pedidos realizados con anterioridad a los clientes finales. Según la encuesta que periódicamente efectúa CEMA, los stocks en la mayoría de los mercados europeos son significativamente más altos que en 2019, que ya en su momento fijó un listón bastante elevado. ¿Por qué se atraviesa una situación tan complicada? Hay elementos coyunturales que impactan de forma global, como la contracción de los ingresos de los agricultores, el endurecimiento de los créditos, la incertidumbre geopolítica y la inflación. Pero también hay factores determinantes que tienen su importancia a escala nacional. Uno de ellos son las subvenciones. Como bien recuerda Ignacio Ruiz, secretario general de ANSEMAT, “en enero de 2022, el porcentaje de máquinas registradas en el ROMA vinculadas a una subvención era el 23 % del total, y en febrero de 2024 Rebeldía en la adversidad Ángel Pérez ya había subido hasta el 40 %”. Y añade: “La evolución del registro de máquinas desde la implementación de la primera convocatoria de las ayudas PRTR en mayo de 2022 muestra claramente el efecto en el mercado de las subvenciones directas”. “El sector agrícola español ha demostrado disponer de herramientas válidas para combatir esos vientos en contra que llegan desde otras latitudes” Junto a las ayudas, la lluvia cobra un protagonismo central en España. El año pasado, mientras muchos mercados presentaban números positivos, aquí estábamos pendientes del cielo sufriendo una sequía que -con alguna excepción- terminó siendo demoledora para el campo y, por extensión, para las ventas. Este año, sin embargo, parece que el panorama es diferente. Quizá sea aún algo pronto para vaticinar cosechas, pero las precipitaciones de las últimas semanas han cambiado el estado de ánimo en muchos cultivos de gran importancia en nuestro país. El sector español ha demostrado disponer de herramientas válidas para combatir esos vientos en contra que llegan desde otras latitudes. Si en 2023, desgraciadamente, fuimos incapaces de seguir la corriente observada en otros importantes países, no descarto que este año la situación se vuelva a la inversa y optemos por un perfil rebelde que nos permita recuperar terreno perdido.
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