SEGURIDAD 83 4 Zaragoza tienen poca pendiente y tres accidentados cada una de ellas. Por otro lado, las tres provincias de mayor pendiente, que son Santa Cruz de Tenerife, Asturias y Guipúzcoa, tienen dos accidentes cada una de ellas y las tres más llanas, Valladolid, Palencia y Toledo no han tenido accidentes. Figura 2. Izda. Regresión lineal entre el nº de accidentes y la mediana de la pendiente. Dcha. Mapa de clasificación de las provincias en función de la mediana de la pendiente. 5 Figura 2. Izda. Regresión lineal entre el nº de accidentes y la mediana de la pendiente. Dcha. Mapa de clasificación de las provincias en función de la mediana de la pendiente. La variable continua SAU/nº de explotaciones se analizará conjuntamente con la variable discreta tamaño, ya que en ambas se pretende observar si una mayor atomización de las explotaciones está relacionada con un mayor número de accidentes. Esta ha sido la variable que ha presentado mayor grado de correlación, con un coeficiente de -0,4. En la Figura 3 se observa una tendencia notable a disminuir en zonas con explotaciones más extensas. En el mapa de la derecha se pueden ver las provincias y el número de accidentes recogidos en cada una de ellas. Se observa cómo las provincias con mayor atomización de explotaciones, como las cuatro provincias gallegas y Valencia, presentan unas cifras de accidentados muy elevadas, en comparación con las de Castilla y León y Guadalajara que tendrían unas explotaciones más extensas y el número de accidentados es prácticamente nulo. Figura 3. Izda. Regresión lineal entre el nº de accidentes y SAU/nº de explotaciones de cada provincia. Dcha. Mapa de clasificación de las provincias según SAU/nº de explotaciones. Respecto al tamaño, presenta un p-valor de 0,051, por lo que se acepta la hipótesis nula, verificando una vez más lo observado en el análisis del SAU/nº de explotaciones. La zona de Castilla y León donde se presentan explotaciones más extensas, el número de accidentes es muy bajo, mientras que la zona del Levante y Galicia con explotaciones predominantes de menos de 2 ha junto a las de entre 2 y 10 ha, tienen las cifras más elevadas de accidentalidad (Figura 4). Las provincias con explotaciones de entre 10 y 50 ha, tienen valores similares a los que presentan aquellas que se encuentran en el rango de 2 a 10 ha. Siendo los valores brutos de 24 accidentes sobre 19 provincias que presentan estas características. Figura 3. Izda. Regresión lineal entre el nº de accidentes y SAU/nº de explotaciones de cada provincia. Dcha. Mapa de clasificación de las provincias según SAU/nº de explotaciones. Figura 4. Mapa de clasificación de las provincias en función del tamaño predominante en las explotaciones de cada provincia y porcentaje de accidentes para cada tramo de tamaño. La variable tipo de cultivo ha dado un p-valor de 0,1, para un nivel de significación del 0,05, por lo que se acepta la hipótesis nula y podemos afirmar que no hay relación entre variables. Sin embargo, atendiendo a lo comentado con anterioridad en cuanto al número de datos con los que se trabaja y, analizando Figura 4. Mapa de clasificación de las provincias en función del tamaño predominante en las explotaciones de cada provincia y porcentaje de accidentes para cada tramo de tamaño. se advierte una ligera tendencia al aumento conforme aumenta la pendiente, pero es demasiado leve como para poder considerarla significativa. En el mapa de la derecha se puede comprobar cómo hay provincias con cero accidentados y pendientes elevadas como Vizcaya y Cantabria, mientras que Badajoz, Murcia y Zaragoza tienen poca pendiente y tres accidentados cada una de ellas. Por otro lado, las tres provincias de mayor pendiente, que son Santa Cruz de Tenerife, Asturias y Guipúzcoa, tienen dos accidentes cada una de ellas y las tres más llanas,
RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx