A197 - Equipos y tecnología para la agricultura

EL APUNTE Imagínense en un resort turístico en mitad del desierto, lleno de piscinas y lagos artificiales, en uno de esos países que todos pensamos en vacaciones, pero con el que nadie quiere compararse y que además sufre directamente los estragos de la sequía. Pues en ese escenario, en Sharm el Sheij, un rincón al que además casi todos sus 40.000 asistentes tuvieron que llegar en avión, finalizaba hace pocos días la Cumbre del Clima. Una cita que año tras año se está convirtiendo en un suplicio insufrible en el que tras reuniones interminables y presentación de informes de 'medio pelo', se acaban alcanzando acuerdos de mínimo que son una mera patada adelante. La máxima de Napoleón Bonaparte era que si quieres que un problema perdure, crees una comisión. Pues ese el resultado de tantas negociaciones: montamos un comité que vea cómo repartir los fondos para paliar los daños que el cambio climático causa en los países más pobres, y ya, si eso, nos vemos el año que viene y analizamos lo que hemos acordado. Los años pasan y todo sigue igual. El conservadurismo de la política del mercadeo y los intereses de los lobbies y de las grandes multinacionales, algunas patrocinadoras de esas citas donde se tienen que tomar decisiones que les pueden ser desfavorables, hacen que las cumbres sobre el clima se hayan convertido en meros trámites que pretenden demostrar que algo se hace. La respuesta de los políticos a los mensajes de los científicos que llevan años alertando que la situación es insostenible es clara, no se esconden. Reconocen el problema, pero, como dicen ellos, los David Pozo científicos no se presentan a las elecciones. Y con el panorama actual, los países con mayor responsabilidad sobre el cambio climático han decidido ser conservadores, y ante el actual contexto económico y energético, ser cortoplacistas en las decisiones que afectan a sus ciudadanos. Mientras, seguimos viviendo una gravísima sequía y conviviendo con unos periodos de temperaturas elevadas que han provocado una reducción drástica en las producciones de algunos de nuestros cultivos referentes. Pedimos al agricultor que sea más sostenible en su forma de producir, le exigimos que sea más 'verde' para acceder a cualquier ayuda, pero lo que realmente observa es cómo aquellos que toman las decisiones a nivel global siguen tirando balones fuera. Y si no, sigamos participando en el entretenimiento que se montan en países que se pasan el cambio climático por el arco del triunfo. "Al pueblo, pan y circo" decían los romanos... ¿Hasta cuándo? Ya si eso, el año que viene...

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