Valoriza RCDs reivindica en Smopyc la gestión sostenible de los Residuos de Construcción y Demolición
Los RCDs suponen, en el ámbito europeo, el 30% de los residuos que se generan, que son reciclables en porcentajes superiores al 90%. La nueva legislación europea en materia de residuos camina ya hacia un objetivo claro: la Economía Circular. La nueva normativa, que debe ser traspuesta a la legislación de todas las comunidades, establece que, en 2020, al menos el 70% de todos los Residuos de Construcción y Demolición que se producen sean sometidos a procesos de valorización y reutilización, disminuyéndose el consumo de áridos naturales y el consiguiente impacto ambiental y consumo de energía en su extracción y elaboración.
Por eso es preciso, cuanto antes, comenzar a construir esta realidad que pasa ya no solo por el reciclaje sino por la reutilización. Una apuesta realizada en firme tanto por la Federación Española de Asociaciones de Empresas de Valorización de Residuos de Construcción y Demolición, Valoriza, como por las entidades autonómicas que la integran, que trabajan desde hace años en materializar este objetivo. No en vano, Valoriza RCDs da servicio a un total de 24.405.561 habitantes, censo de las 6 comunidades que integran el colectivo, lo que significa más del 50% de la población española.
La producción de RCDs en España ha caído más de un 56% desde el inicio de la crisis y la consecuente bajada de actividad del sector de la construcción. Sin embargo, el dato más preocupante es que el 49% de los Residuos de Construcción y Demolición producidos son “gestionados” de forma incorrecta, ilegal y en muchos casos delictiva generando graves impactos ambientales y paisajísticos, despilfarrando una materia prima necesaria y comprometiendo la existencia misma del sector del reciclado y valorización.
De residuo a recurso
En Valoriza RCDs la reutilización es la máxima a seguir. Los Residuos de Construcción y Demolición son el más claro ejemplo de Economía Circular y el paso de residuo a recurso de calidad conlleva, además, una serie de ventajas que hacen que la valorización de estos elementos sea la mejor alternativa. Una realidad que ha expuesto en las jornadas técnicas celebradas en Smopyc, el director técnico de Valoriza RCDs, Pablo Pérez González. Una de las aportaciones fundamentales del tratamiento de los RCDs es que su consecuencia directa es la eliminación de escombreras y vertidos incontrolados, así como la restauración de espacios naturales degradados.
La valorización de estos residuos implica una reposición de los recursos al ciclo de vida y, de nuevo, las aportaciones medioambientales salen a la luz, puesto que, esto conlleva la preservación de espacios naturales. La gestión de RCDs contribuye, asimismo, a prolongar la vida útil de los vertederos, optimizando recursos y acotando la expansión incontrolada de puntos de acopio.
La gestión de RCDs es, además, un ámbito con proyección de futuro, con una considerable tasa de creación de empleo neto a la par que contribuye a la implantación de nuevas actividades económicas. De igual forma, se ha convertido en cuna para la innovación tecnológica y el desarrollo de nuevas técnicas de aprovechamiento de materiales.
Nueva vida para los residuos. Áridos reciclados
En la gestión de los Residuos de Construcción y Demolición es clave el proceso productivo al que se someten estos elementos antes de su incorporación en el mercado como un recurso apto para diferentes usos. El procedimiento lleva implícita una demolición selectiva por etapas que permita ya una separación inicial de los residuos. Tras esta fase, se procede a una gestión más pormenorizada de identificación que incluye la limpieza y retirada de residuos peligrosos y elementos impropios, así como, la aplicación de diferentes tratamientos para la reducción del tamaño de los residuos hasta la obtención de áridos de calidad.
Una vez obtenidos los áridos reciclados de calidad se contempla un abanico de posibilidades para su utilización en función del tratamiento que hayan recibido. Estos áridos se convierten en suelos, zahorras –el material con mejor salida comercial y del que se pueden lograr hasta tres tipos diferentes en función de su naturaleza y calidad-, arenas –cuyo destino mayoritario suele ser la utilización en canalizaciones-, así como distintos tipos de gravas que acostumbran destinarse como material drenante.