Aidimme certifica los embalajes de residuos para la COVID-19 y para el transporte de todos los microorganismos infecciosos
Los sistemas de embalaje que contienen agentes biológicos patógenos, como la COVID-19, necesitan superar exigentes ensayos para certificar la idoneidad de su uso por el alto riesgo de contagio durante su manipulación, según explica el responsable del Laboratorio de Mercancías Peligrosas de Aidimme, consejero de seguridad, y miembro de la subcomisión de Transportes de Mercancías Peligrosas del Ministerio de Transportes, Raúl Moreno.
El experto en transporte de mercancías peligrosas subraya que “La seguridad de las personas es la prioridad, y hay que ser más rigurosos si cabe en el momento actual en que se multiplican los desplazamientos por la COVID-19”, precisa Raúl Moreno.
El transporte de materias infecciosas para el diagnóstico, la investigación, el desarrollo de vacunas, o el tratamiento de sus residuos, está legislado mediante normas y leyes sobre las recomendaciones de la ONU.
Estos embalajes están compuestos por tres elementos: el recipiente interior, el embalaje secundario, y el embalaje exterior.
Aidimme comienza aquí un riguroso procedimiento con una serie de pruebas de aptitud para verificar la seguridad de estos sistemas de embalaje.
Tanto para embalajes que contengan materias infecciosas, como residuos (guantes, pantallas, jeringuillas, bisturís, y el resto de desechos biosanitarios hay que acondicionar previamente los materiales y se habilitan los ensayos en función de la peligrosidad del contenido.
Por ejemplo, el triple embalaje se congela y se moja para distintos ensayos, con test críticos a 1,2; 1,8; y a 9 metros de altura, o a temperatura ambiente con barra de acero para los que contienen los agentes patógenos con riesgo para la vida.
Destaca otro ensayo crítico donde los embalajes secundarios o los recipientes interiores deben soportar sin fugas una presión interna de 95 kilopascales mediante inyección de agua, que garantiza así la seguridad del triple embalaje.
Del mismo modo, los embalajes de plástico deben superar la resistencia a la penetración del instrumental punzante o cortante que aloja, para este uso específico.
Por otro lado, para determinados casos de uso se acondicionan las cajas a 23 grados y al 50% de humedad, y se realiza en el Laboratorio de Materiales Celulósicos el ensayo de “Cobb” para evaluar la absorción del cartón hasta los 155 gramos de agua por metro cuadrado.
A petición del cliente, el laboratorio también puede evaluar la resistencia del cartón mediante el ensayo denominado de perforación, que ofrece un valor en función de la resistencia al balancín troquelador.
Si los impactos tras la congelación de las muestras son determinantes para los sistemas de embalaje, también las compresiones por apilamiento hasta su deformación para validar que no que aparezcan fisuras ni roturas que permitan fugas de residuos sólidos o líquidos.
El Laboratorio de Mercancías Peligrosas de Aidimme está acreditado para todos los ensayos siguiendo la Recomendación Modelo de la ONU que se plasma legalmente para los distintos modos de tránsito: por carretera, el más habitual, avión, marítimo o ferroviario.