Entrevista a Ana Rocamora, presidenta de la Sociedad Española de Químicos Cosméticos (SEQC)
Los nuevos descubrimientos científicos, así como la irrupción de la tecnología en el mundo de la cosmética, están colocando en el mercado productos verdaderamente novedosos, como cremas con probióticos y prebióticos en su composición que regulan la microbiota de la piel, aparatos en los que un algoritmo prepara una mezcla de fondo de maquillaje personalizado o cepillos de pelo con sensores, son solo algunos ejemplos. Por otra parte la presión de los mercados está forzando a la industria a cambiar sus procesos incorporando tecnologías que permitan trabajar en las plantas en tiempo real en función de las ventas y modificar la cadena de producción en cualquier momento, focalizándose en la eficiencia de la gestión de la demanda. Con éstos y otros asuntos nos adentramos en el mundo de la cosmética, de la mano de la presidenta de la Sociedad Española de Químicos Cosméticos (SEQC), Ana Rocamora.
¿Qué ha significado para el sector la combinación de tecnología y cosmética? y ¿qué nos depara el futuro en este segmento?
La entrada y desarrollo de las nuevas tecnologías ha dado un giro al sector cosmético. Destacaría cuatro aspectos clave: la posibilidad de obtener nuevos activos más adecuados y efectivos; la capacidad para diversificar texturas, soportes y envases que nos permiten obtener nuevos formatos de cosméticos más eficaces, divertidos o innovadores; la tecnología de impresión digital, que ha revolucionado el mundo del envase, y la 3D, que está comenzando también una nueva revolución (por ejemplo, impresión de piel); y el acceso del consumidor a muchos productos diferentes, desde cualquier parte del mundo, con la posibilidad de acceder a información, demos, consejos y compra.
La combinación de todos estos factores nos hacen vislumbrar para la cosmética, un futuro prometedor, cada vez más efectivo, bonito, variado y divertido. Al mismo tiempo, como contrapunto a un mundo tecnológico tan acelerado, el consumidor de cosmética también vuelve al gusto por lo auténtico, por los orígenes, lo antiguo o lo natural.
¿Qué productos novedosos están aportando los avances en medicina y en biotecnología, como la incorporación de probióticos, por ejemplo?
Los avances en medicina y biotecnología son la base para los avances de ingredientes activos para los cosméticos. Los probióticos son un ejemplo, también los cultivos de células vegetales son uno de los pilares para la nueva obtención de ingredientes. Otros avances destacables son el desarrollo de la investigación epigenética y su aplicación al cuidado de la piel o los estudios relativos a los efectos de las radiaciones de la luz azul y el infrarrojo, a las que estamos más expuestos hoy en día. Todas estas investigaciones están impactando en el desarrollo de nuevos productos cosméticos.
Junto al desarrollo de ingredientes, en ciencia también vemos interesantes avances aplicables al campo cosmético en los sistemas de extracción, polimerización, la química verde, etc.
¿En qué ámbito de la cosmética se están logrando los resultados más efectivos?
Es difícil definirse por un campo. Como el de los ingredientes activos ya lo hemos citado en el punto anterior, yo me centraría en todo lo que significa obtener nuevos ingredientes de origen natural y orgánicos que puedan servir para hacer fórmulas más naturales, con unas características similares a ingredientes sintéticos clásicos. Nuevos emulsionantes, emolientes, espesantes, conservantes, etc., que permiten formular nuevos productos más naturales, conservando una cosmeticidad del siglo XXI.
Parece que la personalización es una de las tendencias por las que apuesta el mercado, ¿está cambiando la manera de consumir y producir productos?, ¿se ha adaptado adecuadamente la industria española a los cambios que implica la continua y rápida respuesta que exigen los distintos mercados?
La personalización es una más de las opciones que el consumidor puede tener hoy en día. Sí, efectivamente, está cambiando la manera de consumir y producir. Con el fácil acceso a la información sobre cada producto del mercado al alcance de la mano y la amplia oferta de productos similares entre sí, el consumidor se vuelve más exigente y espera una máxima satisfacción. Tiene sentido que hayan empresas que respondan a estas necesidades si el consumidor está dispuesto a pagar un poco más. Pero todavía hay mucho camino que recorrer. Estos productos han de encajar en el marco legal de la cosmética, con precisión y seriedad.
En materia legislativa, ¿cuáles son las que más afectan o condicionan al sector, por ejemplo, parece que, a largo plazo, si seguimos la estela de EE UU, podría llegar la prohibición de las microesferas de plástico, tan utilizadas en, por ejemplo, los exfoliantes.
En Europa la legislación cosmética es muy activa y evoluciona constantemente, en función de los avances de la ciencia. En EE UU la legislación es más antigua, pero se está estudiando un cambio, ya que hay muchos conceptos que se han quedado anticuados.
El tema de las microesferas ya es un hecho. Son múltiples los países que se han sumado a liderar la prohibición de las micropartículas en productos cosméticos, entre ellos Estados Unidos, Canadá, Francia o el Reino Unido. Esta lista aumentará con el paso del tiempo, con crecientes movimientos de apoyo a legislaciones similares en otros países como Australia e incluso España. El sector cosmético tiene como característica y fortaleza su adaptabilidad e innovación. Está tomando la causa con la importancia necesaria y ha reaccionado correctamente antes incluso de que existiesen obligaciones legales. No está en la lista de las industrias más contaminantes en cuanto a microplásticos, pero liderará el movimiento por la protección medioambiental.
Una conclusión sobre el presente y el futuro del sector.
El presente del sector requiere mucha innovación y mucha inversión para conseguir, en un futuro, una cosmética digital sostenible que nos aporte bienestar y satisfaga nuestro ego. Los productos cosméticos serán cada vez de mejor calidad, sofisticados, convenientes (smart) y verdes. También más caros, pero formaran parte de nosotros mismos.