Las Unidades de Cuidados Intensivos abren sus puertas a la humanización
Los tiempos cambian, las sociedades evolucionan, y por lo tanto, las Unidades de Cuidados Intensivos, en constante auto-evaluación para mejorar su actividad, se adaptan a estos nuevos conceptos con el objetivo de ofrecer mejores resultados de salud y calidad de vida del paciente crítico, y aportar un ambiente más amable a las familias del enfermo.
Para la mejora de la calidad asistencial de las UCIs se ha visto la necesidad de cambiar la manera en que los médicos intensivistas entienden su actividad profesional y cómo se implican con sus pacientes. “El cambio que se está produciendo en las unidades de cuidados intensivos en los últimos años no es un cambio aislado, sino que va de la mano del que se produce en otras áreas y estamentos profesionales”, comenta el Dr. Eduardo Palencia, presidente del Comité Local Organizador del Congreso de la SEMICYUC, y jefe de servicio de Medicina Intensiva Hospital Universitario Infanta Leonor.
Tradicionalmente, las Unidades de Cuidados Intensivos estaban asociadas al hermetismo, a la comunicación sesgada, y la imposibilidad de que los familiares estén con sus enfermos. La evidencia de que la compañía que tienen los pacientes de sus seres queridos les aporta bienestar, y les genera satisfacción, da pie a generar nuevos cambios como la ampliación del horario de visitas, o la toma de ciertas decisiones de los intensivistas en consenso con la familia. “En casos de extrema gravedad se decide si se le da asistencia artificial al paciente crítico no solo entre especialistas, si no también con el propio paciente y sus familiares, es una decisión no solo médica, si no también humana”, apunta Eduardo Palencia.
Estos cambios en la medicina intensiva, se produce, principalmente, en dos aspectos:
- Medicina centrada en el paciente, en vez de centrada en la enfermedad. El modelo hacia el que se tiende es más respetuoso con las preferencias y los intereses del paciente y tiene como objetivo mejorar su recuperación, bienestar y calidad de vida, y no normalizar determinadas variables clínicas. Se valora como muy importante la experiencia del paciente y su familia durante su estancia en el hospital y en la UCI, ya que se ha visto que son fundamentales para su recuperación sin secuelas físicas y psíquicas.
- El campo de actuación de la especialidad de Medicina Intensiva se ha ampliado, frente al modelo tradicional de UCI, las unidades del futuro serán un nuevo modelo: una UCI sin paredes y de puertas abiertas, donde el intensivista sale a aportar sus conocimientos y habilidades en beneficio del paciente, y los familiares y otros profesionales participan de los cuidados del paciente ingresado en la UCI.
“Los pacientes son demasiado complejos para pretender que un solo profesional pueda atenderles con la máxima calidad; el trabajo en equipo, multidisciplinar, es fundamental en la medicina hospitalaria actual”, afirma Palencia.