Las empresas farmacéuticas de Estados Unidos se enfrentan a dos escenarios opuestos para su actividad: “optimista o pesimista”
La implementación gradual de la Ley de Atención Médica Asequible ha mejorado el acceso de la población a la cobertura médica a un coste razonable. Otro punto crucial de los programas de los candidatos presidenciales es la reducción de los precios de los costosos medicamentos recetados, según Coface. Tres de cada cinco quiebras personales en Estados Unidos se deben a deudas relacionadas con la sanidad, ya que la cobertura médica sigue siendo desigual y, a diferencia del resto de los países avanzados, en Estados Unidos las farmacéuticas pueden fijar libremente el precio de los medicamentos.
Las empresas justifican los altos costes por sus elevados gastos en I+D y por la relativamente corta duración media de las patentes a nivel mundial. A pesar del shock que sufrió la economía estadounidense en 2008-2009, los precios de los fármacos han seguido aumentando, sin período de desaceleración.
Actualmente, Estados Unidos es el líder entre los países avanzados en términos de recursos invertidos en el sector sanitario (17,1% del PIB en 2014). Pero a pesar de ello, los resultados están muy por debajo de los estándares occidentales: la esperanza de vida es menor, la tasa de obesidad dos veces más alta, la mortalidad infantil es más elevada y existe una alta prevalencia de al menos dos enfermedades crónicas entre los ancianos.
El escenario de una reducción de los precios de los medicamentos es poco probable a corto plazo
El gobierno federal tiene dificultades para controlar el precio de los medicamentos (contrariamente a lo que ocurre con los sistemas públicos europeos), debido a la fragmentación del espectro de los contribuyentes y su escaso poder de negociación. Más aún, la Ley de Asistencia Médica Asequible sólo aborda el desarrollo de la cobertura sanitaria y no se propone reducir los precios de los medicamentos.
En consecuencia, Coface prevé dos escenarios en cuanto a los precios de los medicamentos en Estados Unidos.
A corto plazo, Coface prevé un aumento de los precios de 9,3% para finales de 2016 (7,2% en 2015 y 8,5% en 2014), como consecuencia, principalmente, de la llegada al mercado de medicamentos especializados extremadamente costosos. Dentro de este contexto favorable para las compañías farmacéuticas, Coface actualiza la evaluación del sector farmacéutico estadounidense a “riesgo bajo”.
A largo plazo, considerando la hipótesis de la reforma del sistema (una posibilidad cada vez más generalizada), la potencial caída de los precios tendría consecuencias positivas para los pacientes, pero reduciría la rentabilidad de los fabricantes. Un ejemplo claro de este punto: si se aplicaran en Estados Unidos los precios franceses (que se encuentran en el rango inferior de los precios aplicados en Europa), los ingresos del fármaco Harvoni se reducirían en un 45%.
El efecto sobre la I+D también sería significativo. Considerando que el coste de comercialización de una molécula es de entre 1 y 1,5 millones de dólares, una reducción de los precios podría resultar en considerables recortes en la inversión en I+D. El impacto sería aún mayor si la empresa tuviera una fuerte presencia en Europa (donde los precios se fijan a través de los sistemas de salud pública), lo que reduciría los incentivos para invertir en I+D.