Los transformadores de vidrio debaten en la mesa redonda ‘El vidrio: Solución’, en Glass Forum
La segunda mesa redonda del Glass Forum ‘El vidrio: Producto y Solución’ se centró en el vidrio como solución, con el protagonismo de la industria de la transformación. Aunque buena parte de los temas tratados fueron coincidentes con los fabricantes, algunos puntos de vista diferían. Sin embargo, los valores comunes fueron mayoritarrios.
La mesa redonda ‘El vidrio: Solución’, contó con la participación de representantes de seis de los más importantes transformadores del país:
- Raimundo García Figueras, CEO de Ariño Duglass.
- Javier Reguera Caño, responsable de Desarrollo de Negocio en Norteamérica de Tvitec System Glass.
- Antonio Picó, Director Comercial de Cerviglas SLU.
- Ernesto Jaimes, responsable del Departamento Técnico de Astiglass.
- Carlos Ramos, Director General de Ramos Industrias del Vidrio.
- Miquel Pujulà, Director Técnico de Riou Vidresif.
La sesión se inició retomando el hilo de algunas cuestiones tratadas en la mesa redonda sobre el vidrio como producto, en este caso acerca de la relación de competencia que puede existir entre el fabricante de vidrio y el transformador. Aunque todos los ponentes afirmaron que la relación entre estos dos actores es buena, sí que en ocasiones pueden producirse situaciones de competencia conflictiva por la necesidad que tienen los fabricantes de prescribir productos transformados por ellos mismos.
Así, Ernesto Jaimes, de Astiglass, mantuvo que siempre ha existido “una buena relación de cooperación profesional con los fabricantes, sobre todo en la resolución de dudas y en prestar ayuda cuando ha sido necesario. En nuestro caso no se ha generado esta competencia”.
Por su parte, Javier Reguera, de Tvitec, admitió que existe una “dependencia mutua, que debe ser sana, pero no de competencia. Los transformadores a veces nos sentimos atados de pies y manos cuando nos enfrentamos a situaciones donde la prescripción que recibimos quizás no haya sido la más atinada, aunque se respeten las solicitudes del arquitecto. Debemos mantener la cooperación para facilitarnos el trabajo mutuamente”.
En cambio, Antonio Picó, de Cerviglas, sí estimó que en ocasiones “los fabricantes también son transformadores. Puede ocurrir que un fabricante de vidrio cuente con un departamento capaz de transformar vidrios y eso puede llevar a un problema de competencia desleal con los transformadores. Es cierto que la relación entre unos y otros es sana y mutua, pero también que existen esos problemas de competencia”.
Para cerrar este tema, Raimundo García Figueras, de Ariño Duglass afirmó que “en España somos referentes porque tenemos buenos fabricantes y transformadores del vidrio. Los fabricantes pueden excederse en la prescripción, pero esa es una labor a la que los transformadores deberíamos dedicarnos más. De todas maneras, en términos generales, los fabricantes, con esa labor, nos facilitan la vida”.
De izquierda a derecha: Agustí Bulbena, de BB Vidre i Arquitectura; Raimundo García Figueras, CEO de Ariño Duglass; Ernesto Jaimes, responsable del Departamento Técnico de Astiglass; Antonio Picó, Director Comercial de Cerviglas SLU.; Carlos Ramos, Director General de Ramos Industrias del Vidrio; Javier Reguera Caño, responsable de Desarrollo de Negocio en Norteamérica de Tvitec System Glass, y Miquel Pujulà, Director Técnico de Riou Vidresif.
La calidad del vidrio suministrado
En el siguiente bloque, se solicitó a los representantes de la transformación del vidrio cuál era su opinión de la calidad del vidrio suministrado por los fabricantes, si era corriente que aparecieran defectos.
Carlos Ramos, de Ramos Industrias del vidrio, confirmó que en ocasiones podía surgir algún problema, pero “en España tenemos fabricantes de primera línea y estamos acostumbrados a que nos suministren unos vidrios de gran calidad, muy selectivos. Comprar en mercados globales puede suponer una dificultad, ya que la distancia en la distribución puede mermar la calidad. Cuando más cercano sea el fabricante, mucho mejor”.
Miquel Pujulà, por su parte, admitió que, aunque no es muy usual, “en ocasiones se encuentran defectos de calidad del vidrio que no se pueden detectar hasta que ya se ha puesto un valor añadido en él. Cuando pasa, si no se ha detectado a tiempo, el proveedor no se hace cargo del problema”.
Entre estos posibles problemas o defectos, salió a relucir nuevamente el del sulfuro de níquel. El representante de Astiglass afirmó que sería interesante encontrar la manera de reducir su presencia. “Para el transformador es un problema y no siempre vale la explicación de que se debe a la naturaleza del vidrio y que puede suceder, porque no todo el mundo lo entiende”.
“Existe el Heat Soak Test”, indicó Raimundo García. “Desde Ariño recomendamos a todo cliente que el vidrio templado pase el proceso de este test. De todas maneras, desde mi experiencia, el vidrio cada vez viene con mayor calidad”.
“El problema del sulfuro de níquel está ahí y se ha reducido exponencialmente a lo largo de los años, ahora es muy raro encontrar roturas espontáneas”, explicó Javier Reguera. “Pero también es cierto que la derivada del ‘Heat Soak test’ es pasar la responsabilidad al último eslabón de la cadena. Aunque el transformador no tenga la responsabilidad directa de ese vidrio, es el que asume hacer ese ciclo”.
La sostenibilidad en el vidrio
Uno de los temas que más va a marcar la agenda en el mundo de la construcción en los próximos años es el de la sostenibilidad de los productos y de los procesos implicados en su fabricación. Agustí Bulbena planteó a los transformadores cómo se puede garantizar la continuidad de esa sostenibilidad desde la transformación para determinar el valor de la huella de carbono de esos productos.
Para el representante de Astiglass, “las DAPs son una buena manera de demostrar ese valor, pero las posibilidades de la industria del vidrio son infinitas y, ante el elevado número de composiciones de vidrio, no es posible contar con declaraciones para todas ellas, se hacen las más comunes”.
A pesar de que muchas de las empresas ya cuentan con DAPs, la próxima entrada en vigor del nuevo RPC ya demandará el Pasaporte Digital de Producto, que es una nueva exigencia. Sin embargo, desde Ariño se tiene el convencimiento, de que esta situación “es una gran oportunidad para los transformadores. Por regla general el mérito se lo quedan los arquitectos, o los fachadistas. Pero gracias a la digitalización, los transformadores, en colaboración con las agencias de certificación, podríamos ser los notarios del ciclo de vida de ese vidrio, de su trazabilidad y de su huella de carbono. De esa manera, podremos añadir un valor añadido a nuestra labor y así certificar nuestra sostenibilidad. Si somos capaces de transmitir al mercado que podemos dar el valor de carbono del vidrio que sale de nuestras fábricas, podremos aportar mucho más valor añadido”.
Asimismo, Carlos Ramos afirmó que los transformadores somos pioneros en reciclaje del vidrio. Ya en los años 80, los vidrios float que se fabricaban incluían vidrio procedente del reciclaje, lo que permitía la fabricación de vidrio empleando menos energía. Ahora, determinar la huella de carbono es muy importante y el recorrido para ello está muy avanzado. Junto a otras tres empresas del sector hemos conseguido certificar DAPs para 19 composiciones. Es el camino que tenemos que seguir. En nuestro sector, el reciclado del vidrio está en nuestro ADN”.
Para el director técnico de Vidresif, “la obligatoriedad del marcaje de la unidad de vidrio genera más confianza en el cliente si sabe cuál es su procedencia. Además, es importante incluir a nuestro cliente en el ciclo de reciclaje”.
Otro problema añadido es el de las normativas armonizadas en Europa, que no siempre son suficientes al existir certificaciones complementarias impuestas por sellos particulares de otros países, como Francia o Alemania. Ello obliga a cumplir, además de con los requisitos de la normativa europea, con los de estos otros sellos de carácter proteccionista, para poder optar a proyectos en otros mercados.
El coste del no defecto
Otro tema puesto a debate fue el del coste del no defecto, un aspecto contemplado por normativa pero que no siempre se traduce en la comprensión del cliente. Debido a que las composiciones de productos transformados son cada vez más complejas, para ofrecer unas prestaciones más altas y por su propia fabricación, su coste también es más alto, algo que repercute en el cliente final, con lo que su exigencia de calidad es superior a la de un producto estándar. Cuando se produce una alteración en la calidad del resultado final por un no defecto del vidrio, el cliente, en la mayoría de los casos no lo admite y quien asume las culpas es el transformador.
Para Miquel Pujulà, el problema es una consecuencia “de una falta de información y de formación al cliente final. Si nuestro cliente no es capaz de argumentar al cliente final que es un no defecto aceptable por las tolerancias, en el fondo también es un problema nuestro. Debemos darle la formación necesaria para saber defender con argumentos cuando se produce un problema así”.
Así lo cree también Antonio Picó: “Nuestro cliente lo puede entender, pero el cliente final, no. Asumir el pago es difícil. Quizás debería cambiar la norma o contar con un certificado de final de obra. Las empresas pierden mucho con esos pequeños no defectos regulados por normativa, que no afectan solo al cliente final sino también a nuestro cliente”.
Sin embargo, Raimundo García Figueras considera que “no hay solución, porque vivimos en un mundo donde todo es perfecto y el cliente está en su derecho de tener un producto también perfecto. Las normas de defectos también están algo anticuadas. Al final, cuando transformamos un vidrio estamos vendiendo experiencias. Solo veo una solución: tragar con ello, adaptarlo y, sabiendo que vendemos experiencias, subir el precio”.
Carlos Ramos explicó que unos años atrás “se actualizó un documento de tolerancias donde se recogían este tipo de incidencias. Esto es lo que tenemos que imponer en el sector. Tenemos las herramientas y los medios, pero nos encontramos con dos tipos de cliente, el que entiende el problema de las tolerancias y el que no quiere hacerlo. El primero es el industrial que conoce lo que es un proceso fabril; pero también está el que quiere una tolerancia cero, y eso es imposible en un proceso industrial”.
Para zanjar esta cuestión, Ernesto Jaimes admitió que “la normativa está y hay que cumplirla, otra cuestión es si hay que actualizarla. Lo que no se puede permitir es que al finalizar un proyecto el cliente diga que las tolerancias son diferentes a las reguladas por la normativa. Quizás para proyectos determinados, el cliente quiera otros valores de tolerancia, pero si es así se debe notificar al iniciar el proyecto, en el momento de presupuestar. Si se exigen unas tolerancias precisas, el proceso de fabricación, de una manera u otra, cambiará, influyen muchos factores. Lo ideal es establecer todo esto al inicio del proyecto”.
La evolución del producto transformado
El bloque final de la mesa redonda se centró en definir cuál era la evolución del sector de la transformación en España. En un primer término, se pidió a los ponentes cuál era la percepción del producto transformado español desde los mercados internacionales. Raimundo García argumentó que los transformadores de España “tienen un absoluto reconocimiento fuera, con una cuota de mercado importante en Francia, Estados Unidos o Reino Unido. Es una muestra de mercados con vidrios muy técnicos, donde los vidrios transformados españoles triunfan. La percepción es muy buena”.
Carlos Ramos fue del mismo parecer: “estamos muy bien vistos en el mercado exterior y nuestro trabajo es francamente bueno. Nuestros productos están en todo el mundo y eso es porque algo estamos haciendo bien. Estamos en una buena línea”.
Asimismo, Miquel Pujulà constató que Vidresif “está trabajando mucho en Francia. Este mercado nos pide un producto muy especializado, con mucho proceso, con capas selectivas, laminadas, templadas, con Heat Soak Test... productos muy técnicos. Saben que somos buenos proveedores y que podemos responder con este tipo de producto”.
En cuanto a la evolución de la proyección internacional de las industrias españolas de la transformación, los pronósticos son optimistas.
“El vidrio cada vez tiene más importancia en la industria de la construcción, con una evolución constante y nuevas composiciones y productos. Las posibilidades del material son infinitas y es uno de los materiales preferidos por la arquitectura. Los fabricantes van a sacar nuevos productos, por lo que la evolución va seguir por buen camino”, afirmó Ernesto Jaimes.
En parecidos términos se expresó Raimundo García Figueras, al indicar que “el futuro, en los próximos 20 o 30 años, es del vidrio, y nosotros estamos bien posicionados en la transformación. El mercado va a nuestro favor y estamos capacitados y, además, lo hacemos con muy buena calidad. Si somos capaces de posicionarnos dentro de la cadena de valor que nos toca y dar más valor a lo que hacemos, el futuro es positivo”.
Javier Reguera se mostró convencido de que “España es un polo clarísimo en fabricación y transformación de vidrio, tenemos una capacidad instalada muy grande. Si podemos dar el servicio, el precio y la calidad precisos es una ocasión que tenemos para destacarnos, no solo a nivel nacional, sino también internacional”.
“El vidrio está en gran parte de nuestra vida. Miremos donde miremos, edificios de oficinas o viviendas, vamos a ver siempre vidrio. Dentro de los sectores de la construcción, ahora el vidrio es el producto más importante. Desde nuestras respectivas empresas, tenemos que saber valorarlo, saber lo que estamos vendiendo y, a su vez, transmitirlo al resto de nuestra cadena de valor”, argumentó Carlos Ramos.
Igualmente, Antonio Picó afirmó que “España es un país con muchas horas de luz y las tendencias en la arquitectura nos han llevado a la instalación de vidrio de cada vez mayor tamaño y más selectivos. También en interiores se está colocando más vidrio, así como en barandillas de balcones. La arquitectura nos ha beneficiado y gracias a eso pudimos, en su momento, mantenernos durante la crisis. Si somos capaces de mantener esas inversiones en calidad y en equipamiento, vamos en la línea adecuada”.
Para cerrar el debate, Agustí Bulbena preguntó a los ponentes qué creían que necesitaba el sector para mejorar y hubo bastante coincidencia en admitir que la falta de formación y de información es una de las principales carencias.
Así, Javier Reguera, de Tvitec afirmó que hay “falta de conocimiento de lo que implica la transformación del vidrio, lo que conlleva y las limitaciones con las que te puedes encontrar. Es una cuestión de formación docente. Yo cursé mi carrera universitaria e hice un máster y por ningún lado se trató el vidrio, mucho menos la transformación. Sería necesario intentar instaurar una formación docente para que los que se incorporan tengan unos conocimientos básicos que nos permitan avanzar como sector”.
Ernesto Jaimes incidió en el concepto de la información, “la necesidad de dialogar con el cliente para que conozca las propiedades del vidrio, porque en determinados proyectos la prescripción del arquitecto choca con las propiedades reales del vidrio. Existe desconocimiento, por lo que es imprescindible dialogar con nuestro cliente para transmitirle cuáles son las propiedades de los vidrios”.
En cuanto a la formación, Raimundo García Figueras, constató en que este “es un sector muy intensivo en capital humano, donde la automatización no sustituye tanto al operario. Un trabajador de la transformación en vidrio debe tener una capacitación superior a la que se necesita en otros sectores. Las Comunidades Autónomas deberían preocuparse en establecer programas de formación profesional. En Aragón ya hay un ciclo de FP Dual en técnicos de transformación de vidrio. Es un sector que encaja muy bien en este tipo de formación. Hay mucha cantera y se puede dar mucho trabajo”.
Antonio Picó indicó que desde las empresas “se hacen muchos esfuerzos en formar a los trabajadores. Si no se conoce el producto es fácil cometer errores. Se forma continuamente al trabajador, en el uso de maquinaria, en que conozca qué capas se utilizan para determinadas composiciones… Es un esfuerzo de cada empresa”.
Finalmente, Carlos Ramos reconoció que existe “necesidad de mano de obra cualificada. La responsabilidad de la formación está cayendo en las empresas, pero necesitaríamos que existieran organismos que impartieran ciclos formativos de Formación Profesional. Hoy en día, la mano de obra tiene que ser muy experta, también en mantenimiento y mecánica. Las máquinas funcionan cada vez de manera más autónoma, por lo que necesitamos personal más cualificado”.
Con el cierre de esta mesa redonda, se dio por concluida la jornada Glass Forum ‘El Vidrio: Producto y Solución’, un encuentro que demostró el dinamismo del sector del vidrio para construcción y que sentó las bases para afrontar los retos de futuro que se le presentan.