Instituto Biocruces, fachada tamizada
En la pasada edición de ePower&Building y Veteco, celebrada en Madrid del 13 al 16 de noviembre de 2018, se hizo entrega de los Premios Veteco-Asefave, integrados dentro de la convocatoria de Premios Arquitectura con Ñ. En la categoría Fachada el premio fue para el proyecto Instituto Biocruces, en Barakaldo, Bizkaia, cuyo autor ha sido Gonzalo Carro López, de Idom. En el proyecto colaboró también Riventi Fachadas Estructurales.
Biocruces es el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario Cruces, un referente de la asistencia sanitaria del País Vasco, con una consolidada trayectoria docente e investigadora. La misión del instituto es la promoción y apoyo de los grupos de investigación integrados en el Instituto para el desarrollo de una investigación de calidad y para potenciar la innovación y colaboración con otras entidades.
Instituto Biocruces, en Barakaldo, reciente ganador, en la categoría Mejor Fachada, de los Premios Veteco-Asefave, integrados dentro de los Premios Arquitectura con Ñ 2018, convocados con motivo de la celebración de ePower&Building. Foto: Aitor Ortiz.
Antes de la construcción de la nueva sede, el Instituto desarrollaba su actividad en el edificio de servicios generales del hospital de Cruces, también diseñado por Idom, donde seguirá manteniendo parte de su actividad al margen del nuevo edificio, con usos complementarios a la actividad principal.
La nueva sede del Instituto es un edificio de nueva construcción, diseñado para acoger las áreas de investigación y animalario. Dispone de 8 plantas, tres de ellas bajo rasante. La planta sobre rasante se estructura en dos bloques de laboratorios –norte y sur-, separados por un bloque de áreas comunes en la fachada este y el núcleo de comunicaciones adosado a la fachada oeste.
Al tratarse de un edificio concebido para acoger laboratorios, está preparado para adaptarse a los nuevos recursos de la ciencia y la tecnología sanitarias. Así, debido a que se encontrará en continuo proceso de cambio, se diseñó el nuevo edificio para que disfrutara de cierta flexibilidad de adaptación. Por ello, y exceptuando los núcleos comunes, espacios de instalaciones y separaciones entre sectores de incendios, el diseño del edificio incluye sistemas modulares para facilitar la compartimentación y acceso a las instalaciones, tanto en techo como en paredes.
Vista de la fachada Norte del edificio Biocruces. Foto: Aitor Ortiz.
Ficha técnica
Proyecto: Sede Instituto Biocruces
Lugar: Barakaldo, Bizkaia
Cliente: Osakidetza
Estudio: Idom
Director de proyecto y arquitecto: Gonzalo Carro
Arquitecto colaborador: Fernando Garrido
Estructuras: Miguel Ángel Corcuera
Instalaciones: Álvaro Gutiérrez – Tecman / Susaeta Iluminación
Fachadas: Riventi Fachadas Estructurales
Constructor: UTE BalzolaUrbelan
Fotografías: Aitor Ortiz
Un emplazamiento singular
La construcción del edificio se vio condicionada por la parcela sobre la que se alza, muy ajustada para un edificio de estas características. Así, el proyecto llega hasta los límites paramétricos que permite la normativa urbanística quedando la fachada este, la principal del edificio, a catorce metros de distancia de un edificio de viviendas de doce plantas. Las fachadas oeste y sur quedan a menos de seis metros de otros edificios del centro, mientras que la norte disfruta de mayor amplitud, limitada por uno de los accesos del centro hospitalario.
La construcción del edificio se vio condicionada por las características de la parcela. En la imagen, plano de la planta baja. Imagen: Idom.
La fachada oeste es la menos atractiva desde un punto de vista de uso, puesto que en paralelo a ella, a menos de seis metros, discurre otro edificio del centro hospitalario, de altura similar. Por lo tanto, las visuales e iluminación natural de esta fachada se encuentran más penalizadas.
La sede del Instituto Biocruces dialoga con el edificio de laboratorios del hospital, también obra de Idom, al que se le ha dado continuidad. “Gracias al cierre de urbanización hemos conseguido unir ambos edificios, generando un polo de investigación y una cierta tensión espacial”, explica Gonzalo Carro, autor del proyecto.
Sin embargo, debido al emplazamiento delimitado por las exigencias del solar, “prácticamente no existe un diálogo con el entorno más próximo, que son viviendas y un edificio de carácter administrativo que, bajo mi punto de vista, tienen muy poco interés. Además, el edificio no tenía margen para juegos volumétricos, ya que se ceñía a las alineaciones máximas. Tan solo en cubierta pudimos hacer un pequeño gesto que establecía cierto diálogo con el edificio administrativo, un pequeño guiño al testero que nos parecía lo más interesante del edificio vecino”, explica Carro.
La nueva sede del Instituto Biocruces no tiene un diálogo con el entorno más próximo, un edificio de oficinas y otro administrativo. No había margen para juegos volumétricos, ya que se ceñía a las alineaciones máximas. Foto: Aitor Ortiz.
La distancia con los edificios colindantes era muy escasa y el acceso a la parcela se hacía a través de un barrio de calles estrechas y giros muy cerrados, motivos por los que la ejecución de la obra fue muy difícil. “El entorno y las limitaciones de la parcela no ayudaban al objetivo de conseguir que un edificio fundamental para la sanidad y la investigación en Euskadi destacase, así que apostamos por buscar el contraste y el choque de expresión formal y de escala. Por eso tuvo tanta importancia el diseño de la fachada, un ejercicio que podríamos definirlo casi caligráfico”, indica el autor.
Fachadas ajustadas a las necesidades
En el diseño de las fachadas se optó por una solución que obedeciera a las lógicas exigencias de funcionalidad y requerimientos de los laboratorios. Así, los autores del proyecto tenían total libertad para elegir el sistema constructivo de la fachada. “Decidimos diseñar una fachada con un revestimiento de lamas, con una densidad muy tupida, que hiciese las veces de protección solar y ayudase a controlar la privacidad en un entorno muy congestionado, así que ya sabíamos que iba a ser una fachada de una cierta complejidad. Esto nos empujó a buscar un único sistema constructivo para el conjunto de fachada y, por lo tanto, un único industrial, algo que considerábamos muy positivo tanto para la ejecución de la obra como para su posterior mantenimiento. El muro cortina -en concreto el muro cortina estructural-, fue el sistema que consideramos más adecuado para resolver la fachada que teníamos en mente”, afirma Gonzalo Carro.
Ese sistema empleado fue el R70ST, desarrollado por Riventi Fachadas Estructurales, que fue la empresa encargada de desarrollar y ejecutar la fachada. “Habíamos tenido la oportunidad de trabajar anteriormente con Idom, así que, gracias a la buena relación laboral existente, decidieron contar con nosotros para el desarrollo de esta fachada desde la fase de proyecto”, explica Guillermo Rilova, gerente de Riventi.
El sistema R70ST, es un sistema ‘stick’, “basado en la sujeción del vidrio a bastidores mediante silicona estructural, siempre sin decalaje, y que permite la integración de elementos exteriores adicionales, tales como pasarelas, ‘brise soleils’, o dobles pieles con facilidad. En este caso las grandes lamas de la fachada se sujetan a la estructura principal a través de la fosa abierta entre vidrios”, indica Rilova.
El tamiz proporcionado por las lamas es el principal elemento de singularidad de la fachada. Su densidad, profundidad y separación varía en función de las orientaciones del edificio para reducir la radiación no deseada. “Estas lamas ayudan a proporcionar privacidad ya que los edificios que rodean están demasiado próximos. Además, para mejorar esta última cuestión, todo el vidrio tiene una serigrafía de puntos blancos que tamizan aún más las visuales y que nos ayudaba a conseguir una imagen más homogénea de la fachada, disminuyendo el contraste entre módulos ciegos y transparentes. Esta imagen solo se rompe en dos puntos: el vestíbulo principal y la zona de descanso, enfatizando el carácter claramente diferente de estos espacios”, asevera Carro.
El factor energético también se tuvo en cuenta a la hora de proyectar la fachada con lamas, como afirma Guillermo Rilova: “Aparte de la estética, a nivel energético y soleamiento las exigencias eran muy altas, de ahí que el mallado exterior sea tan tupido”.
Los espacios interiores siguen la línea argumental de la fachada, con colores blancos y claros que ocupan la mayor parte del edificio para que los lugares de trabajo sean luminosos y agradables. Estos espacios contrastan con la madera que prima en vestíbulo principal y sala de descanso para dotarlos de una mayor representatividad y calidez. De manera puntual, el color entra en juego dentro del edificio para prestar información relevante, como unos anillos negros colocados en el centro de los pasillos centrales para ayudar al usuario a ubicarse y saber en qué planta se encuentra, un anillo rojo para indicar el acceso a la zona de animalario y bloque quirúrgico, o el vidrio azul retroiluminado que reviste las salas de criogenización.
Los espacios interiores siguen la línea argumental de la fachada, con colores blancos y claros para que los lugares de trabajos sean luminosos y agradables. Estos espacios contrastan con la madera que prima en vestíbulo principal y sala de descanso. Fotos: Aitor Ortiz.
Ejecución y resultados
La puesta en obra de las fachadas no supuso grandes dificultades y todo el proceso se ejecutó tal y como se había previsto, como confirma el gerente de Riventi: “La construcción de la fachada se desarrolló a lo largo de 2017, con una duración de 7 meses en sus fases principales. El proceso fluyó tal como estaba planeado, puesto que la fachada se desarrolló en fase de proyecto con Idom y todos los detalles estaban perfectamente contrastados entre el equipo de proyecto y nuestra oficina técnica. No se valoró la necesidad de realizar ensayos por el sistema aplicado, el R70ST, porque estaba ya ensayado”.
Por su parte, Gonzalo Carro explica que “aparentemente, la fachada no resulta excesivamente compleja. No obstante, incluye elementos como lamas móviles que colocamos para el cumplimiento de las dimensiones de huecos en fachada que establece el CTE SI y que quedan completamente integradas, o un gran cajón para el paso de instalaciones que es desmontable en una sola pieza con una grúa pluma. Estas no son las únicas soluciones no habituales que hay en el conjunto de la fachada y quizá la suma de todas ellas le otorgue cierta complejidad, a pesar de estar resuelta de una manera muy limpia. Creo que lo que más me agrada de la fachada es su limpieza constructiva y sobriedad. En cualquier caso, uno de los mayores problemas vino de la mano de la parcela, debido a la falta de espacio para acopios y la dificultad para el acceso de los camiones, no solo para la fachada, sino para la construcción de todo el edificio”.
Buena parte del éxito del funcionamiento de la fachada se debe a la labor de Riventi, la empresa encargada de su desarrollo y ejecución. Foto: Riventi.
Asimismo, la ejecución de la fachada ha respondido, hasta ahora, a todas las expectativas planteadas desde un principio: “no ha habido ninguna sorpresa, lo que siempre es buena noticia”, afirma Gonzalo Carro, afirmación que ratifica Guillermo Rilova: “Hasta la fecha, el funcionamiento de la fachada está siendo plenamente satisfactorio”.
Buena parte del éxito del funcionamiento de la fachada se debe a la labor de Riventi, la empresa encargada de su desarrollo y ejecución, como reconoce Gonzalo Carro: “No es la primera vez que he trabajado con ellos y, como siempre, todo fue muy bien. Es muy gratificante trabajar con un equipo tan profesional. Ha sido un trabajo de ida y vuelta con mucho diálogo. Yo creo que eso se traduce en el resultado final”.
Estos buenos resultados de la fachada del Instituto Biocruces se hacen todavía más evidentes al haber sido merecedora del premio Veteco-Asefave a la mejor fachada, galardón que fue muy bien recibido por Gonzalo Carro: “Ha sido una gran alegría. Siempre es agradable recibir reconocimientos al trabajo realizado que, por otra parte, es el resultado del trabajo de todas las partes implicadas, no solo de los proyectistas. Los proyectos y las obras siempre son largos, con muchas complicaciones en el proceso y retos que resolver. Este tipo de noticias suponen una dosis extra de motivación”.
Por su parte, Guillermo Rilova también valora de manera muy positiva la concesión del premio: “Es una garantía hacia nuestros clientes y un reconocimiento importante de nuestro trabajo en el sector y frente a la competencia”.
Riventi y el sistema R70ST
Riventi Fachadas Estructurales, la firma que fundó Adelaido Rilova, con el apoyo y espíritu de continuidad de su hijo Guillermo Rilova, quien la dirige actualmente, cumplirá en 2020 su vigésimo aniversario.
Riventi ha sido la encargada de desarrollar y ejecutar la fachada del Instituto Biocruces, en la que se ha empleado el sistema R70ST. Este es un sistema de muro cortina Stick. El vidrio se fija a la perfilería mediante un elemento bastidor pegado con silicona estructural, sin decalaje. Este sistema es adecuado para integrar elementos de fachada como pasarelas, dobles pieles de vidrio o lamas.
Las ventajas del sistema son:
- Absorción de los movimientos de la estructura del edificio
- Reducción del mantenimiento
- Aperturas integradas en el plano de fachada sin cambio estético, ni exterior, ni interior.
Idom, consultoría profesional de arquitectura e ingeniería
Desde 1957 y desde su sede central en Bilbao, Idom se ha proyectado en el ámbito internacional como una empresa de servicios profesionales de consultoría, ingeniería y arquitectura. Hoy la firma está presente en 17 países, con 34 oficinas repartidas en los cinco continentes y con trabajos realizados en 123 países.
En su faceta arquitectónica, Idom ha participado en obras como: Estadio de San Mamés, en Bilbao; el edificio de Emergencias 112, en Reus (Tarragona); el Bilbao Arena y Complejo Deportivo Mirabilla, enB ilbao; Centro del Parlamento Centroamericano, Guatemala, o la ampliación del aeropuerto de Tabuk, en Arabia Saudí.
Otras obras en las que ha colaborado en su proyecto han sido: Hotel Marqués de Riscal, en Elciego, Álava, y Museo Guggenheim, en Bilbao, ambas de Frank Gehry; Puente Expo 2008, en Zaragoza, de ZahaHadidArchitects; Recinto Ferial de Fira de Barcelona, de ToyoItoAssociates, o el edificio Principe Pío, en Madrid, de Fernández del Amo Arquitectos.