El consumo energético de los edificios puede reducirse hasta un 65% solo con aislar cubiertas y fachadas
El pasado 21 de diciembre, a las 17:28 horas, arrancó oficialmente el invierno, la estación del año donde el consumo de calefacción se dispara y, en consecuencia, también lo hace el coste de nuestras facturas. Teniendo en cuenta que España es el país con la factura de la luz más cara de Europa –en 2017 habremos pagado 76 euros más que en 2016- y que más de un millón y medio de hogares tienen serias dificultades para satisfacer las demandas energéticas básicas, es de vital importancia preguntarse por lo principal: cómo están aislados térmicamente nuestros hogares.
El parque de viviendas español envejece a un ritmo constante del 2% anual. De hecho, la mitad de las viviendas tienen más de 40 años. Por ello, no se ajustan a los nuevos estándares de edificación y propician derroches de energía que podrían evitarse si se acometieran las rehabilitaciones pertinentes, que por otra parte permiten revalorizar los inmuebles y los edificios hasta un 20%.
Y es que hasta un 99% de las viviendas españolas sufre pérdidas de calor innecesarias en invierno a causa de la ineficiencia energética, según Danosa, la empresa de soluciones de construcción sostenible. Además, la principal vía de escape de los inmuebles son los tejados y fachadas, ya que por ellos puede perderse hasta un 70% de la energía.
En este sentido, solo un adecuado aislamiento de cubiertas y fachadas de un bloque de viviendas puede reducir su consumo energético entre el 50% y el 65%, un porcentaje importante a la hora de abaratar la factura si se considera que los españoles pagan una media de 242 euros al mes en luz y gas durante el invierno, según la web de servicio al consumidor Ofertia.com.
Es por esto que, aunque en un primer momento este tipo de reforma pueda parecer costoso, según estudios de AIPEX, la asociación ibérica de poliextireno extruido, merece la pena, ya que por cada euro invertido en aislamiento térmico se produce un retorno medio de siete euros, lo que supone una amortización de la inversión en los cinco años siguientes en un contexto donde escala el precio de la energía, mientras que el coste de los materiales y la instalación que se dedican al aislamiento ha decrecido.
Por tanto, desde Danosa reiteran la importancia de ‘abrigar’ por el exterior los edificios con las soluciones más sencillas, apropiadas y asequibles para el usuario como los Sistemas de Aislamiento Térmico Exterior (SATE) para evitar que el frío penetre en los hogares y el calor se escape. De esta manera no sólo se consigue la máxima eficiencia energética, sino también la máxima ‘eficiencia económica’ al reducir notablemente el coste de las facturas.