La productividad, el absentismo y las vacaciones de Merkel

Venga, a por los de siempre. Eso debió pensar Merkel y sus asesores cuando decidieron salir en público a decir que no es tolerable que los trabajadores españoles tengan más vacaciones que los alemanes. Venía a insinuar que claro, que siempre les toca a ellos echar una mano para que gentes de poco laborar como los españoles estén todo el día de chirigota. No comentó, o al menos no salió en los medios, nada de las horas trabajadas por los españoles al año (muchas más que las de los alemanes), ni de los salarios (muy inferiores), ni de las prestaciones sociales (ver sistema de educación alemán), ni de otras muchas cosas. Ella tuvo bastante con trasladar a sus congéneres esa idea de que los españoles son esos que viven al sol, en las terrazas, con el cachondeo y las pocas ganas de trabajar. Vienen a España de vacaciones, pasan una semana y media como reyes, y piensan que esa es la forma de vivir de los españoles. Angela, querida, fuiste muy injusta. Es muy probable que el 100% de los españoles cambiara muy a gusto sus condiciones generales de horas/año, salario, horario y servicios que el Estado le presta por las de los alemanes. Como estadista, Angela, sabes perfectamente que las cosas no son tan sencillas, como no lo es la explicación de por qué tenemos estas diferencias en nuestro modo de vida tan abismales. La falta de productividad española es dramática, la mitad de la de EE UU, según dijo Ramón Tamames hace poco en una entrevista y un 60% de la de los alemanes. El absentismo es también espectacular. ¿Somos unos vagos? Decía Tamames en esa entrevista: “El español trabaja en función de dónde esté, según el marco que tenga. En Suiza son trabajadores estupendos; en cambio en otros sitios, como en Andalucía, se apuntan al PER y no dan golpe”. Una frase con mucho dentro y que abre la polémica. ¿Tiende el ser humano genéticamente a trabajar poco y el poco o el mucho dependen de lo que a uno le permitan? ¿O es una cuestión cultural de cada región o país y el poco o el mucho dependen de la responsabilidad de cada uno, que viene marcada por su educación y su entorno?

A pesar de la indignación, del desempleo y la oscuridad del futuro, más de la mitad de los españoles se declara feliz. Dicen los que saben de felicidad, o sea, los tertulianos, que está demostrado que, en Occidente, aquellos países con un mayor nivel de desigualdad social son más infelices. Y lo son porque entra en juego algo tan humano como la envidia. El hecho de conocer, ver o intuir la existencia de otros con más cosas o mejor vida que uno mismo, nos hace ser más infelices. Pero la envidia no está necesariamente relacionada con lo tangible. Tengo para mí que Angela Merkel lo que tiene es envidia. Tiene de todo, lo tenía ya antes de ser presidenta, pero no es capaz de alcanzar esa alegría y disfrute que ella veía en los españoles cuando iba a la España del sol y la playa. Querida Angela, deja por favor de soltar medias verdades en público, porque también son medias mentiras, mira hacia tu interior y busca esa felicidad que la envidia no deja florecer.