Plástica, machote, plástica

En esta revista nos gusta estar atentos, no desligarnos de lo que nos rodea, no centrarnos tanto en la industria de los plásticos que se nos olvide que nuestra revista y esta industria estamos irremediablemente condicionados e influenciados por todo lo que nos rodea. Y tanto es ello así que, por fin, tras mucho pensar, mucho discutir y discrepar, hemos decidido abordar por fin el tema más polémico de los últimos tiempos: el del lenguaje machista, ni más ni menos que la proyección del machista que todos llevamos dentro. Antes que nada, pedir perdón por las posibles palabras masculinas que se nos cuelen en estas líneas y, en general, en el resto de la revista. La plástica es una materiala que sirve tanto a mujeres como a hombres (con perdón) y por tanto, una de dos, o debería tener un artículo neutro o, simplemente, utilizarse la mitad de las veces en femenino y la otra mitad en masculino (con perdón). Machote que lees esto, ponte las pilas, que no se te escape un plural mixto en masculino (con perdón), no oses hacer chistes de mujeres (de hombres sí, eso feminiza mucho y aproxima sensibilidades) y, aunque sea a veces, recurre a las plásticas y, como norma, a sembrar tu discurso de ciudadanos y ciudadanas, nosotros y nosotras (ésta es muy buena) y coge la aspiradora. Cógela, que no muerde, que aunque tenga muchas plásticas es buena para ir aniquilando ácaras y ácaros. Pero ojo con los matices y con las matizas. Puede ser que uno, o una (con perdón), no haya logrado todavía deshacerse de su machista, pero el lenguaje no sexista nos puede llevar a trampas. No es lo mismo para una menta (digo bien) machista un comentario del tipo “el muy zorro sabía lo que hacía” que el mismo en hembra: “la muy zorra sabía lo que hacía”. Metido en una de éstas, lo mejor es salir corriendo, ya no hay quien lo arregle. La valentía de esta revista al afrontar la problemática de las palabras machistas no es más que una forma más de demostrar su compromiso con la industria de las plásticas. Favorecer la penetración de estas materias en la sociedad es una de nuestras metas, hacer que la polipropilena, la polietilena, incluso la PVC sean admitidas con normalidad y ya no como alternativa a otras materias, sino como materias en sí mismas. No queremos crisis epilépticas como las que provoca, según dicen, el nuevo logo de las olimpiadas Londres 2010. Dicen que se han gastado 180.000 dólares en crear un logo que no gusta a nadie y que recuerda a una esvástica desmontada. Se ha puesto tan fea la cosa que ya existe una web que ha recogido 35.000 firmas en contra. Sin embargo, es una muestra más de cuán diferente es la percepción de las cosas según la que las perciba. A Plásticas Universalas, la imagen de las olimpiadas nos parece una pareja bailando un rock, tal vez un twist, desde luego no una esvástica desmontada. Pero, machotes, que nosotras percibamos las cosas de una forma, no quiere decir que esa forma sea la real. Las propias mujeres os lo habrán dicho alguna vez.