Cinco ingredientes que reducen los poros de la zona T

Los poros hacen parte de nuestra vida, de hecho nos hemos acostumbrado a vivir con ellos, salvo que seamos un personaje de Mattel hacen parte de nuestra realidad, no podemos eliminarlos, pero lo que sí podemos conseguir que su apariencia se reduzca. En este artículo te desvelamos la ruta de cinco ingredientes que ayudan a reducir los poros de la zona T.

En la lista de las preocupaciones cosméticas podemos encontrar que aspectos como manchas solares, arrugas y finas líneas de expresión están a la cabeza, más que normal, teniendo en cuenta la preocupación de los signos que aparecen con el paso de los años.

Sin embargo, a edades mucho más tempranas, hay otro gran dolor de cabeza, que suele estar presente en todas las generaciones. Hablamos de los poros, esos “agujeros” que son imprescindibles en nuestra piel, que suelen aparecer en la conocida zona T comenzando por la nariz, en donde suelen estar acompañados de puntos negros.

Por complejo que parezca “los poros no se pueden eliminar, porque nuestra piel los necesita así. Tampoco se abren ni se cierran, ya que no son componentes musculares que puedan hacer ese gesto”, comenta Sonia Ferreiro, cosmetóloga y biotecnóloga de Byoode.

Teniendo en cuenta que se debe vivir con ellos, “lo que sí podemos es reducir considerablemente su apariencia al favorecer una continua regeneración de la piel y promover que las capas más superficiales y con células muertas vayan desprendiéndose”, apostilla Bella Hurtado, directora técnica de Boutijour.

Tal como apunta Raquel González, representante de Perricone MD, a menudo no brindamos a nuestra piel el estímulo necesario para su proceso de regeneración. Naturalmente, la piel se autorregenera durante las horas de sueño por la noche, pero en ocasiones no logra llevar a cabo este proceso de manera completa o eficaz.

“Algo que aumenta la sensación de los poros es tener la piel poco renovada. El cúmulo de piel con células muertas acrecienta la sensación de poro extragrande, debido a que hay mucho tejido y el más visible no está en las mejores condiciones”, indica Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8. Así que ofrecerle a la piel impulsos que la regeneren usando los ingredientes adecuados, ayudará a que el rostro se vea mucho más unificado y pulido.

Es importante destacar que no todo se relaciona únicamente con la renovación de la piel, sino que también depende de la cantidad de sebo que nuestra piel genere. Las pieles propensas a la grasa tienden a presentar poros más notorios. Como bien señala Natalia Abellán, directora técnica de Ambari: “Esto se debe a que la grasa producida por nuestra piel se acumula en estos poros, lo que puede dilatarlos al llenarlos. Esta situación crea el entorno ideal para la formación de puntos negros y el acné. Si no se aborda con productos seborreguladores, los lípidos se asentarán y podrían oxidarse, resultando en una dilatación de los poros y aumentando la probabilidad de que surjan infecciones cutáneas”.

El DMAE es uno de esos ingredientes que, a pesar de haber tenido su época de auge, no es ampliamente conocido por la mayoría de las personas. Esto se debe a que son pocas las marcas que lo incorporan en sus productos, lo que lo convierte en un activo cosmético exclusivo. Sin embargo, su exclusividad se equipara a su reputación, ya que es altamente aclamado por los expertos debido a sus notables efectos tensoriales en la piel, llegando a compararse en varias ocasiones con el bótox.

Como señala Raquel González, cosmetóloga y directora técnica de Perricone MD: “El DMAE posee un efecto tensor de la piel tanto inmediato como prolongado si se usa a diario con productos de uso tópico. Reafirma consiguiendo contraer el músculo que sostiene la piel y, lo que no tantos saben, es que consigue reducir considerablemente la apariencia de los poros. Conviene aplicarlo en las zonas más propensas al descolgamiento por su función reafirmante y en la zona T por su capacidad seborreguladora y afinadora del poro”.

Es uno de los activos indispensables para tratar los poros agrandados. “Se trata de un alfahidroxiácido que destaca por tener un bajísimo peso molecular. Esto significa que sus moléculas son muy pequeñas y tiene una capacidad de penetrar en mayor profundidad. Trabaja en nuestra piel rompiendo las cadenas que unen las células muertas para ayudar a que se desprendan y promueve la regeneración celular. Destaca por su capacidad también para unificar el tono de la piel, iluminar y refinar”, indica Natalia Abellán, directora técnica de Ambari.

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Es otro ácido y exfoliante que contribuye a conseguir el mismo efecto del ácido glicólico, aunque con una diferencia: “el salicílico es un betahidroxiácido que tiene la habilidad de atravesar la propia barrera de lípidos de la piel y de remover la grasa que se asienta en nuestros poros. No penetra tanto como el ácido glicólico, pero trabaja eficientemente en la superficie, eliminando las capas de células muertas y seborregulando la piel, descongestionando los poros”, afirma Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza.

Dicen que el retinol es bueno para todo, ya no exfolia como tal, sino que “acelera la regeneración de la piel y, al hacerlo, consigue que las capas más profundas y nuevas salgan a la superficie, las cuales tienen un aspecto más refinado con poros menos marcados”, nos comenta Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8.

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Desde hace unos años se ven menos exfoliantes físicos o granulados, algo que se ha convertido en una tendencia en el sector. Sin embargo, “en situaciones de poros muy marcados, puntos negros destacables y hasta espinillas que no estén infectadas, una exfoliación con gránulo puede ser lo que resultados más rápidos ofrezca en cuanto afinación de la apariencia de los poros”, comenta Sonia Ferreiro, cosmetóloga y biotecnóloga de Byoode. “Puede ser el punto de partida para luego seguir una rutina con ácidos, o se podría mantener por sí sola haciéndose una o dos veces por semana, siempre con movimientos muy suaves”, concluye Bella Hurtado, directora técnica de Boutijour.

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En ocasiones, por una situación desesperada, se ha acudido a los parches que se pueden encontrar en diferentes formulaciones y formatos, pero todos tienen algo en común: su función es adherirse y, al ser retirado después de un tiempo, salen con él impurezas que aparentemente ayudan a reducir los poros. Las expertas no suelen ser muy amigas de estos productos, ya que “la adherencia de los apósitos puede irritar la piel, algo que ocurre no al aplicarlos, sino al retirarlos. Es cierto que nos podemos llevar células muertas o filamentos de sebo con ellos, pero de una manera un tanto agresiva que puede comprometer la función barrera de la zona, de ahí que normalmente se quede roja durante un período de tiempo”, opina Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza. A ello, Isabel Reverte, directora técnica de Rosalique, añade que “la rojez que pueda aparecer, aunque en muchos casos sea pasajera y se vaya rápido, no responde a otra cuestión que a un proceso inflamatorio. Cualquier proceso de este tipo puede ser fuente de una aceleración del proceso de envejecimiento o acrecentar los síntomas de dolencias como la rosácea”.