Piel grasa: cero imperfecciones
por Laura Llopis
Acné, puntos negros, poros abiertos, brillos... todos ellos provocados por el exceso de sebo. Para combatir la piel grasa se deben conocer a la perfección las necesidades de la misma y usar productos específicos para hidratarla y cuidarla en profundidad. Porque una piel perfecta es posible.
Conocer el tipo de piel de cada uno es básico para poder ofrecerle los tratamientos y cuidados que necesita. De no ser así, es muy posible que, aún creyendo que estamos tratando la piel de un modo excelente, un tratamiento inadecuado no sólo no atenúa el problema a tratar, si no que lo intensifica. En este sentido, uno de los tipos de piel que más dolores de cabeza trae tanto a hombres como a mujeres que la sufren es la piel grasa.
El exceso de sebo de los cutis grasos puede presentarse a causa de una gran variedad de factores: una alimentación inadecuada basada en el consumo de grasas saturadas, por causas genéticas o hereditarias, desarreglos hormonales, estados de estrés, ansiedad u obesidad. Todos ellos desembocan en una piel grasa, fácilmente reconocible a simple vista por el aspecto de un cutis poroso y brillante.
Normalmente la piel grasa se presenta en adolescentes o en jóvenes menores de 30 años, ya que es durante esta época cuando el cuerpo humano experimenta más cambios a nivel hormonal, de los cuales la piel se resiente mostrando alteraciones cutáneas típicas de la piel grasa. Sin embargo, si no cuidamos correctamente el cutis durante este período, es muy probable que el exceso de grasa permanezca en la piel durante mucho más tiempo. Si bien es cierto que, con el tiempo y a medida que la piel va adquiriendo textura adulta, el exceso de sebo también se va normalizando y finalmente se concentra en la zona T del rostro –frente, nariz y barbilla–, de manera que es más fácil controlarlo. En cuanto a los hombres, es muy posible que el problema perdure durante más tiempo, ya que la testosterona es también una de las responsables de la hipersecreción sebácea, –de ahí que la piel masculina tenga más tendencia al exceso de sebo– con lo cual cuesta más erradicar sus efectos.
Una vez diagnosticada, uno de los errores más frecuentes a la hora de tratar la piel grasa es pensar que sufre un exceso de hidratación. Seguramente esta idea se forma por el aspecto “húmedo” que presentan las pieles grasas; pero en todo caso este aspecto no está causado por una hidratación positiva, sino por la pérdida de calor y la transpiración excesiva de la piel, que intenta ventilarse a través de la sudoración. Otras de las características más típicas que presenta la piel grasa son la dilatación de los poros, la aparición de acné y de puntos negros y un PH elevado.
A la hora de cuidar y prevenir la piel grasa, hay que conocer de antemano que este tipo de piel no acepta las cremas hidratantes ni el maquillaje sin una buena limpieza previa, ya que el exceso de sebo forma una película que no impide que los ingredientes activos penetren en profundidad en las células de piel. Por ello, necesitamos conocer cuáles son los productos más indicados para tratarla con mimo y cuidado. Se debe tener presente que en casos de acné muy pronunciado se deberá recurrir primero a tratamientos médicos específicos, que en ocasiones son muy agresivos y pueden dejar la piel reseca y sin brillo.
Solucionados los problemas más agresivos, resulta evidente que el primer paso para tratar la piel grasa es una limpieza adecuada con productos libres de aceites. Para ello, en primer lugar es indispensable limpiar y desmaquillar la piel con un producto sin aceites aunque no demasiado agresivo para la piel, preferiblemente de textura acuosa o en gel. Seguidamente, es imprescindible aplicar un tónico refrescante, mediante un tissue empapado en loción dando pequeños golpecitos por todo el rostro y el cuello; y por último un gel o crema hidratante ligera que penetre hasta el interior de la epidermis, frenando así el exceso en la producción de sebo.
Es muy importante evitar el uso de jabones comunes en la limpieza del cutis, ya que pueden modificar el pH de la piel y agravar aún más el problema, y para evitar los brillos durante todo el día es conveniente aplicar un gel matificante, que absorbe el exceso de grasa. Una alternativa similar son las toallitas matificantes, un producto muy fácil de llevar en el bolso y que nos puede salvar de más de un apuro.
Aún así, como profesionales de la estética, lo ideal que debemos recomendar a nuestros clientes son tratamientos de cabina de entre cuatro y seis sesiones que completaran el cuidado a domicilio mejorando notoriamente el aspecto de la piel. Muy recomendables son las curas para piel grasa a base de vitamina C o árbol de té, compuestas por limpieza facial, exfoliación, mascarilla e hidratación que mejorarán notablemente el aspecto de la piel y contribuirán a fidelizar nuestra cartera de clientes, ya que los resultados de tales tratamientos suelen ser visibles en muy poco tiempo, mejorando la comodidad y la belleza de las pieles grasas.
Sin duda, los cuidados de belleza son la pauta básica para conseguir poco a poco una piel libre de grasa y de brillos; sin resultados milagrosos, evidentemente, ya que una piel no cambia de tipología de hoy para mañana. Así que arrimémonos a la constancia; sólo ella nuestra aliada para tener una piel perfecta.
Fotos: Nicole Kotrbova