Las claves del perfume
Único, místico y tremendamente personal: el perfume es algo intrínsecamente ligado al ser humano desde tiempos inmemoriales: el aroma forma parte de nuestra vida y una fragancia puede evocar sensaciones tan positivas como negativas. El perfume es algo único y quizá en cierto modo por eso cambia su aroma aplicado en una u otra piel. De la mano de la Beauty Hunter Claudia di Paolo, hacemos un recorrido por la historia y los usos del perfume para conocer los secretos mejor escondidos de los aromas.
Hoy en día sabemos que el sistema límbico (el llamado "cerebro sensorial" o la mente que siente, que se diferencia del "cerebro racional" o mente que piensa) une recuerdos, emociones y aromas, ya que está conectado con nuestra memoria a largo plazo. La región olfativa, situada en la parte superior de la cavidad nasal, es el contacto entre el sistema límbico y el mundo exterior. Por esta razón, cuando inhalamos por la nariz podemos experimentar una serie de emociones, sensaciones y recuerdos que hacen que el olor nos resulte agradable o desagradable.
La palabra "perfume" nace de una contracción en latín (per "por" y fumare "a través del humo") y hacía referencia a la sustancia aromática que desprendía el humo fragante al ser quemado.
Los Sumerios, habitantes de la Antigua Mesopotamia antes de Cristo, crearon el primer sistema de escritura, la primera rueda y fueron también los primeros en desarrollar ungüentos y perfumes.
La primera civilización que utilizó regularmente el perfume fue la egipcia: perfumarse se convirtió en una obsesión nacional allá por el año 1558 aC.
Los gladiadores de la Antigua Roma, antes de salir a combate, perfumaban cada parte de su cuerpo con una loción aromática distinta. En la Antigua Roma la obsesión por el perfume llegó a ser tal que, tanto hombres como mujeres, tomaban baños de perfume.
En la Francia del siglo XVIII, en el palacio del rey Luis XV, los criados bañaban a las palomas en distintos perfumes y las dejaban volar durante las fiestas, para que esparcieran el aroma en salones y pasillos. A pesar de la elegancia en trajes, el lujo y la extravagancia de palacio, en esa época con acciones como ésta disimulaban la terrible falta de higiene y los malos olores generales.
Algunos estudios indican que las personas que se perfuman tienen un mejor concepto de sí mismas que las que no lo hacen. Asimismo, también revelan que las que pretenden destacar socialmente consumen varios perfumes diferentes y, en cambio, las que quieren pasar desapercibidas utilizan siempre el mismo.
El nivel del pH de nuestra piel indica la acidez de la misma. Aunque estos niveles de acidez varían de forma mínima de una persona a otra, es suficiente para que uno o varios ingredientes que conforman un aroma interactúen de manera diferente en cada piel.
Normalmente, las pieles blancas son secas, por lo que absorben rápidamente el aroma del perfume. Por esta razón, las personas de tez muy blanca deben aplicarse perfume varias veces al día.
Las personas morenas o de cutis graso les perdurarán mucho más los perfumes, pues su química interactúa más intensamente con la fragancia. Los perfumes intensos, florales o cítricos se les acoplan muy bien.
La "Eau de Cologne" es una solución compuesta por alrededor de un 3% de perfume en una base de alcohol y agua, lo que hace que su aroma sea mucho más liviano que un perfume concentrado.
La "Eau de Toilette" es una solución de perfume en una base de agua o alcohol con un contenido de entre 3 y 8% de perfume. Suele utilizarse esta opción cuando se crean versiones suaves de fragancias.
La "Eau de Parfum" es una solución de perfume en alcohol de entre un 10 y un 15%.
El "Perfume" es la forma más concentrada de una fragancia, conteniendo entre un 20 y un 50% de perfume. Es la opción más duradera e intensa, pero también la más costosa.
Según un estudio reciente realizado en Gran Bretaña, las españolas son las mujeres europeas que más se perfuman, seguidas de las italianas y las francesas.