El verano: enemigo de las cicatrices
Aunque hoy en día los avances en cirugía estética permiten borrar cualquier marca desagradable de nuestro cuerpo con técnicas como el láser, la dermoabrasión o los injertos de grasa, la verdad es que siempre es recomendable prevenir antes de recurrir a procedimientos médico-estéticos.
Como el proceso de cicatrización de cualquier herida dura dos años, este período es decisivo para lograr que ésta sufra los mínimos cambios estéticos. En este sentido, el Dr. Chamosa, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva, nos da una serie de sencillos cuidados para evitar cambios en el aspecto y la evolución de las cicatrices.
1. Evitar los baños de mar. El cloruro sódico presente en el agua marina conlleva que, en inmersiones frecuentes o prolongadas, se alargue el proceso de cicatrización de una herida y se altere su aspecto. Además, tal y como afirma el dr. Chamosa, "la humedad no es buena para las heridas que, por principio, deberían estar siempre secas".
2. Sellar con silicona. Hoy en día es uno de los tratamientos más útiles para mejorar el aspecto de una cicatriz. Se aplica mediante láminas sobre la zona a tratar.
3. Evitar el sol, al menos durante seis meses, ya que corremos el riesgo de que la cicatriz quede permanentemente pigmentada. En este sentido, el Dr. Chamosa recomienda usar "una crema con factor de protección de más de 40 o pantalla total, renovando la aplicación cada dos horas o después de cada baño".
4. Máxima hidratación, por lo cual el Dr. Chamosa recomienda "el cuidado con aceite de Rosa Mosqueta de Chile, que es bueno y útil, aunque no milagroso". Aún así, es un tratamiento fácil para seguir en casa, ya que no requiere ninguna aplicación especial. En su defecto, también puede emplearse una buena crema hidratante o aloe vera.
5. Los masajes en la zona con crema hidratante ayudan a mejorar el relieve y a recuperar las cicatrices externas. Las internas, como las surgidas después de una liposucción, se benefician con el drenaje linfático, que contribuye al correcto repliegue de la piel.
Cuando la cicatriz ya está estabilizada...
Tras los dos años de cicatrización, muchas cicatrices son todavía muy visibles en la piel. En estos casos, el láser o la dermoabrasión son las soluciones para difuminarlas.
La dermoabrasión
Se trata de un método quirúrgico controlado que iguala las capas más superficiales de la piel dándoles una apariencia más suave. La dermoabrasión puede realizarse en pequeñas áreas o en otras más amplias, como todo el rostro, y puede llevarse a cabo sola o en conjunción con otros procedimientos, como el lifting facial, el láser o el peeling químico.
La intervención
Generalmente, se realiza bajo anestesia local con sedación, que mantendrá al paciente despierto pero relajado. El procedimiento dura entre una hora y una hora y media, dependiendo del área a tratar. La dermoabrasión elimina las capas más superficiales de la piel con un rodillo motorizado con partículas de diamante. El procedimiento profundiza hasta que se alcanza el nivel cutáneo más seguro para minimizar la apariencia de la cicatriz. Finalmente, se coloca un apósito plástico, que se mantiene durante 4 o 5 días, que evita el dolor y la formación de costras.
Post-operatorio
La zona queda roja e hinchada y las molestias se tratan con medicación. La piel puede presentar picores mientras se renueva, período en el que se protege con pomadas. Cuando surja la nueva piel estará un poco inflamada, sensible y rosada durante algunas semanas, puediendo volver a hacer vida normal al cabo de dos o tres semanas. Aún así, hay que evitar la realización de deportes muy activos, así como el sol, el viento y la piscina. Tampoco se recomienda la ingesta del alcohol, que agravaría el enrojecimiento de la zona.