Adela Rodríguez: "Cuando volví de París en los 60 me traje la camilla en el autobús"
Texto y fotos: Celia Lozano
Estas es una charla al alimón con madre e hija, con Adela Rodríguez, presidenta de Sileä Cosmetics y Ana Gallego, su hija y CEO de Sileä Cosmetics. Este año el Instituto de Belleza Adela ubicado en Orense ha cumplido medio siglo de vida y la firma Sileä Cosmetics, creada por ellas, acaba de celebrar su primer año de vida.
-C.&C.: Adela Rodríguez estudió en París con la doctora Payot ¿ha cambiado mucho el mundo de la estética?
-Adela Rodríguez: Muchísimo, creo que ha evolucionado y lo ha hecho para bien. Hay más casas, más productos, más aparatos, incluso hay más camillas. Cuando volví de estudiar estética en París en los años 60 me tuve que traer la camilla en el autobús, aquí no había. Cuando empecé había muy poquitos productos. Hoy los productos con los que trabajamos nosotros son muy superiores a los de aquel momento.
-C&C.: ¿Y cuándo abrió su primer salón?
-A.R.: Era jovencita, ahora acabamos de cumplir este año nuestro cincuenta aniversario.
-C&C.: Sileä Cosmetics es una línea de rostro y pronto de cuerpo...
-Ana Gallego: Sí, la idea es hacer de Sileä una línea integral. Nuestro punto fuerte es facial por toda la experiencia acumulada, pero queremos contar con una pequeña línea corporal donde estamos trabajando ya en un producto para senos, un anticelulítico... Cosas puntuales y muy específicas enfocadas al uso de la clienta en casa para el cuidado diario.
-C&C.: ¿Dónde se adquiere Sileä?
-A.R.: Está presente en más de 100 centros de estética en toda España y también tenemos venta on line a través de la página web. Nosotras trabajamos con centros de estética y clínicas médico-estéticas. Son productos para cabina y para que la clienta se cuide en casa. Algo importantísimo porque si haces un tratamiento en cabina y hasta los dos meses no te pones nada, todo lo que hicimos se va perdiendo. Siempre procuro ser justa en mi diagnóstico, soy una esteticista a la que no le gusta dar muchas cosas, pero sí lo necesario.
-C&C.: ¿Es tan importante el diagnóstico?
-A.R.: Sí, aunque si yo te hago un diagnóstico no va a coincidir con el que te haga la esteticista de enfrente porque las esteticistas cuando empezamos a trabajar creemos que vender mucho y dar mucho es bueno. La experiencia, después de tantos años, me dice que poco es mucho. Pocos productos, pero adecuados a cada piel y con mucho mimo. Y, a la vez, comer unas cosas muy determinadas para mejorar.
-C&C.: ¿Cuál sería el rasgo distintivo de Sileä?
-A.G.: Una de las particularidades para el profesional es que pueden personalizar muchísimo el tratamiento, la capacidad que le damos a la esteticista de decidir cuál es el mejor protocolo para cada piel. No tratamos a todas las pieles igual. A la hora de hacer un tratamiento en cabina la esteticista puede ir mezclando los distintos serums, cremas o peelings para adecuarse a las necesidades de esa clienta. Hemos elegido ingredientes naturales con estudios clínicos que demuestren su efectividad. Ninguno de los productos lleva parabenes, intentamos minimizar al máximo el uso de perfumes y sustancias que puedan ser alergenas para la piel para buscar una cosmética que sea natural pero efectiva.
-C&C.: ¿Por qué han optado por esto que lo complica todo un poco más?
-A.G.: Es cierto que complica muchísimo la formulación, pero creemos que es el futuro y que es el camino que debemos seguir.
-A.R.: En nuestro centro y en los centros de las esteticistas con las que colaboramos en toda España cada vez notamos que hay más pieles sensibles y cada vez más jóvenes, con mucha dificultad para encontrar la crema adecuada. Parte de este problema deriva de las cremas que son excesivamente grasas. A la piel, cuando le das tanta crema y tanta crema grasienta, le impides respirar. Queda cómoda pero no absorbe porque hace una barrera. El uso, por ejemplo, de aceites minerales tan usados en cosmética, al final dan una sensación de falso confort, pero a la larga son perjudiciales.
-C&C.: De nuevo menos es más...
-A.R.: Efectivamente. A mí, por ejemplo, las clientas me dicen “con lo que me diste Adela, la piel me tira”. Y yo les digo: “es lógico porque te quito la capa de grasa con la que la piel se siente cómoda pero no trabaja, no se estimula”. Yo quiero que tonifique, que cierre los poros y quiero buscar algo más. La piel por sí sola puede hacer muchas cosas.
-C&C.: ¿Cuánto tiempo es necesario para recuperar un cutis?
-A.R.: Depende, cada piel reacciona de distinta forma. Normalmente un período de siete días es necesario para ver cómo la crema interacciona con la piel. A la semana debes notar un cambio y ver si la esteticista acertó o no al recomendarte un tratamiento. En un tema de flacidez, por ejemplo, necesitarás un mes para ver resultados.
-C&C.: ¿Cuáles de sus productos destacarían?
-A.G.: La gente está muy contenta con los tónicos, el sérum de ácido hialurónico también es un producto que está funcionando muy bien, el Hipocomplex que es un liposoma específico para las pieles grasas, el sérum multivitamínico... En cabina tenemos uno especial A Plus Mask que da a la piel un lifting inmediato pero también ayuda a recuperar el funcionamiento a nivel de los fibroblastos. Es una mascarilla muy natural en su composición y funciona muy bien para ponerte antes de un evento.
-C&C.: ¿Qué diferencia su producto de otro?
-A.G.: El resultado, el método de trabajo que aplicamos y la capacidad de poder personalizar el tratamiento en base al diagnóstico. Cuando llaman esteticistas para informarse lo que más les gusta es que tenemos centro de estética y hemos visto antes el resultado en nuestro centro. Antes de sacar un producto lo testamos muchísimo para estar seguras de lo que ofrecemos.
-C&C.: ¿Quién convence a quién para embarcarse en esta aventura?
-A.G.: Esa pregunta no tiene respuesta.
-A.R.: Digamos que yo di el último empujón.
-A.G.: Mi madre es una persona con mucha vitalidad y muy emprendedora y no me dijo “es una locura”. Surgió de manera natural, no fue forzado. Después de estar muchos años trabajando, vas conociendo otras cosas y te vas planteando otras necesidades. Hace seis años que empecé a desarrollar el concepto de Sileä, a crear las fórmulas, a buscar laboratorio... El proceso fue muy largo hasta la presentación en febrero pasado.
-A.R.: Nos faltaba este reto.
-C&C.: Irse a París en los 60 era un reto, pero esto no es menos...
-A.G.: Sí, lo de París en los 60 sí que fue un reto, fui allí seis años a estudiar con la doctora Payot porque aquí había muy poquitas cosas.
-C&C.: Y eso le permitió venir con la camilla, sus ilusiones y sus estudios de esteticista terminados.
-A.G.: Llegué aquí y traje la camilla y un ozono que era lo que había en aquel momento y con aquello empecé a trabajar en mi centro. Me acuerdo de que por una limpieza con los productos de la Doctora Payot cobraba 200 pesetas. Siempre tuve clientela de nivel alto pero no querían que las viese nadie entrar ni salir de allí. Ahora vienen al salón de belleza y les gusta encontrase con otras personas, toman un café, charlan... Entonces una señora entraba por una puerta y otra por la de enfrente y te decían: “no comentes que he venido, yo vengo pero tú no digas nada”.
-C&C.: ¿Y su vida a nivel profesional cómo ha seguido?
-A.G.: Evolucionando siempre, el Instituto ha sido el eje de todas mis vivencias y no tanto por el dinero, era más bien por la superación personal de que mi clientela estuviese mejor y de que se sintiese satisfecha.
-C&C.: ¿Tiene aún clientas de entonces?
-A.G.: Sí y las hijas, y las nietas y las hijas de las nietas.