Un proyecto, seis años, mil ilusiones
Por primera vez desde que C&C Magazine nos invita a participar en este espacio de opinión, he querido ser yo, como presidente de Club Fígaro, quien escriba este artículo e intente dar voz a Fígaro. Cuando estas líneas se publiquen, acabaremos de cerrar la sexta edición de los Premios de la Peluquería Española. Si todo ha ido bien, como esperamos, habrá sido un evento inolvidable que nos regale impresionantes imágenes y recuerdos y que ponga punto y final al trabajo de todo un año. Tendremos cinco flamantes ganadores, que con sus imágenes serán el resumen perfecto del certamen. Será de nuevo el momento de hacer balance y de descansar brevemente para recomenzar con otra edición.
Desde sus comienzos, Club Fígaro ha tenido como objetivo fundamental el prestigio de la profesión, articulado a través de la creación de los Premios Fígaro y de la creación de una hermandad de peluqueros interesados por el lado más artístico y creativo de la profesión. Queríamos que fueran unos premios serios, limpios, imparciales, alejados de intereses comerciales y sobre todo, de alto nivel, para ello nos miramos en el espejo de los British Hairdressing Awards, sin duda los premios nacionales más destacados de Europa. Como es lógico al comenzar un proyecto de esta envergadura, a menudo hay que desandar algunos pasos y replantear algunas decisiones, pero creemos que los Premios Fígaro han avanzado sólidamente y han aportado una considerable dosis de emoción e ilusión al sector, incluso en una época dura de crisis.
Año tras año, han aumentado las firmas participantes y las colecciones presentadas y hemos contado con jurados de indudable prestigio. Como en todas las aventuras, hay luces y sombras, pero estoy convencido de que Fígaro tiene luz propia. Aunque aún estamos lejos de los hitos conseguidos por los British, que llevan más de dos décadas afianzando a la profesión en Reino Unido, atrás nos quedan estos seis años y estas seis ediciones.
Han pasado volando. Seis años ya, y muchas, muchísimas horas dedicadas a este proyecto que comenzó siendo una ilusión y un sueño personal y han terminado contagiando a muchos otros profesionales para acabar siendo una realidad compartida y apasionante. Además, a esto se suma una proyección internacional muy grande: desde todos los puntos del globo hay interés por lo que ocurre en los Fígaros. Socios, participantes, colaboradores: hemos construido algo muy grande juntos, y juntos vamos a hacer que lo sea aún más.
Desde aquí, gracias por ayudarme a dar cuerpo y alma a mi sueño. ¡Seguiremos!