La Comisión Europea presenta sus recomendaciones para reducir un 90% las emisiones en 2040
La Comisión Europea (CE) presentó, el pasado día 6 de febrero, una evaluación detallada sobre el impacto de las posibles vías para alcanzar el objetivo de ser climáticamente neutros en 2050. En base a esta valoración la Comisión recomendó “una reducción neta del 90% de las emisiones de gases de efecto invernadero para el 2040, en comparación con los niveles de 1990”. El órgano europeo enfatizó “la importancia de un debate inclusivo con todas las partes interesadas para garantizar la viabilidad y equidad de las medidas propuestas”.
Asimismo, desde la CE anunciaron que “la próxima Comisión presentará una propuesta legislativa tras las elecciones europeas, que se acordará con el Parlamento Europeo y los Estados miembros, tal como dispone la Legislación Europea del Clima. Esta recomendación se ajusta al dictamen del Consejo Científico Consultivo Europeo sobre Cambio Climático (ESABCC) y a los compromisos de la UE en virtud del Acuerdo de París”.
Las condiciones propicias necesarias para alcanzar este ambicioso objetivo incluyen “la plena implementación del marco acordado para 2030, asegurar la competitividad de la industria europea, y prestar atención a una transición justa que no deje a nadie atrás”, apuntaron fuentes de la CE. También se destacó la importancia de mantener condiciones de competencia equitativas con socios internacionales y establecer un diálogo estratégico sobre el marco posterior a 2030, por ejemplo, con la industria o el sector agrícola.
Por su parte, FuelsEurope, la Asociación de Fabricantes de Combustibles y Productos de la UE, acogió con satisfacción esta noticia, sin embargo, apuntaron que “la Comunicación no llega a ofrecer un nuevo enfoque estratégico que conduzca a políticas innovadoras. Reconoce la vulnerabilidad de nuestra economía a las perturbaciones en la cadena de suministro y a la competencia de otras regiones del mundo que ofrecen condiciones más favorables a los inversores y sus industrias nacionales. Pero no demuestra de manera convincente cómo las políticas existentes y nuevas permitirán a la UE mantener el liderazgo climático global y al mismo tiempo que la economía prospere”, apuntó Liana Gouta, directora general de FuelsEurope.
En otra línea, Sofie Defour, directora climática de T&E, explicó que “la UE mostró al mundo cómo se puede convertir una verdadera ambición climática en una política industrial poderosa. Los actores industriales tanto dentro como fuera de Europa pueden recurrir a la UE para la producción y venta de tecnología verde, ya que pueden estar seguros de un mercado en crecimiento y una demanda predecible. Pero este objetivo principal caerá en saco roto si no va de la mano con la eliminación gradual de los combustibles fósiles y nuevas leyes que restrinjan a las principales compañías petroleras. Europa intentará desesperadamente cumplir con un objetivo para 2040 mientras aún dependa de los combustibles fósiles. Pero simplemente no puedes escapar de una mala dieta”.
“El contexto actual de perturbaciones climáticas, a causa del calentamiento global, subraya la urgencia de tomar medidas audaces y concertadas”, señalaron desde la Comisión. Asimismo, el órgano ejecutivo comunitario advirtió que, si bien los costos y los efectos humanos del cambio climático son cada vez más evidentes, la inacción podría resultar aún más costosa, con posibles pérdidas económicas significativas y un impacto devastador en la sociedad y los ecosistemas.
La Comisión Europea expuso que “tan solo en los cinco últimos años, los daños económicos relacionados con el clima en Europa se calculan en 170.000 millones de euros”. La evaluación de impacto de la Comisión concluye que, “incluso mediante estimaciones prudentes, un mayor calentamiento del planeta como consecuencia de la inacción podría reducir el PIB de la UE en aproximadamente un siete por ciento para finales de este siglo”.
En respuesta a este desafío, la CE subrayó la necesidad de una planificación prospectiva que permita una sociedad “próspera, competitiva y justa”. El órgano espera que “el establecimiento de un objetivo climático para 2040 ayudará a la industria, los ciudadanos y los gobiernos a tomar decisiones en esta década que mantengan a la UE en el buen camino para alcanzar su objetivo de neutralidad climática en 2050”.
Condiciones para alcanzar los objetivos
Para alcanzar el objetivo de reducción del 90% de las emisiones para el año 2040, la Comisión Europea ha identificado una serie de “condiciones propicias”. En primer lugar, se requiere la plena aplicación de la legislación existente para reducir las emisiones en al menos un 55% para el año 2030. Esto implica una “actualización continua de los planes nacionales de energía y clima, con la colaboración estrecha de los Estados miembros, la industria y los interlocutores sociales”, indicó la CE.
El Pacto Verde Europeo emerge en este documento como una pata esencial para la descarbonización industrial, basado en los puntos fuertes ya presentes en sectores como las energías renovables, los vehículos eléctricos y la economía circular. “La tarificación del carbono y el acceso a la financiación también son fundamentales para que la industria europea alcance los objetivos de reducción de emisiones”, añadió la Comisión. Para ello, la CE creará un grupo de trabajo específico para definir un planteamiento mundial en materia de tarificación y mercados del carbono.
Asimismo, el órgano presidido por Ursula Von der Layen señaló la equidad, la solidaridad y las políticas sociales como “pilares centrales en esta transición hacia una economía más sostenible”. El diálogo franco con todas las partes interesadas, incluyendo la industria, la agricultura y los interlocutores sociales, también será necesario para garantizar una transición justa y eficiente en términos de costos.
Sectores de descarbonización
En cuanto a los sectores específicos, la CE espera que el sector energético logre la plena descarbonización poco después de 2040, fundamentada en una amplia gama de soluciones energéticas con cero y bajas emisiones de carbono. Entre estas soluciones se incluyen las energías renovables, la energía nuclear, la eficiencia energética, el almacenamiento de energía, la captura y almacenamiento de carbono, la captura y utilización de carbono, así como la energía geotérmica y la energía hidráulica.
Uno de los beneficios más significativos de estos esfuerzos será la reducción drástica del 80% en el consumo de energía proveniente de combustibles fósiles entre 2021 y 2040. Para la CE, el marco político posterior a 2030 ofrecerá la oportunidad de continuar promoviendo estas políticas y complementarlas con medidas sociales e industriales para facilitar una transición sin contratiempos hacia la eliminación gradual de los combustibles fósiles.
“Con las políticas y ayudas adecuadas, el sector agrícola también puede desempeñar un papel en la transición, al mismo tiempo que garantiza una producción suficiente de alimentos en Europa, con unos ingresos justos y prestando otros servicios vitales, por ejemplo, la mejora de la capacidad de los suelos y los bosques para almacenar más carbono. Un diálogo global con el sector alimentario en general, también fuera de las explotaciones, es crucial para el éxito en este ámbito y el fomento de prácticas y modelos de negocio sostenibles”, expusieron desde la Comisión.
Asimismo, el órgano comunitario señaló la captura, almacenamiento y uso industrial de carbono como una tecnología “necesaria” para alcanzar erl objetivo recomendado del 90% de reducción de emisiones. “La estrategia de la UE de gestión industrial del carbono apoyará el desarrollo de cadenas de suministro de CO2 y la infraestructura de transporte de CO2 necesaria. La captura de carbono debe centrarse en los sectores con emisiones difíciles de reducir y en los que las alternativas son menos viables desde el punto de vista económico. Las absorciones de carbono también serán necesarias para generar emisiones negativas después de 2050”, añadieron.
“Sin embargo, como se reconoce en la Comunicación de la Comisión, los proyectos CCUS (captura, uso y almacenamiento de carbono, por sus siglas en inglés) son costosos y los mecanismos de financiación existentes, como el Fondo de Innovación EU ETS, están lejos de ser suficientes para incentivar el despliegue a gran escala de proyectos CCUS y garantizar la rentabilidad de tales proyectos. Se necesitarán inversiones significativas para construir un mercado que atienda el desarrollo de CCUS y eliminación de carbono industrial”, recordó Liana Gouta.
Y desde FuelsEurope reclamaron que “junto con una cuantificación de las inversiones necesarias para el despliegue a gran escala de soluciones industriales de gestión del carbono, se necesita un análisis cuidadoso sobre la viabilidad del caso de negocio para cerrar la brecha entre los costos de las inversiones y el incentivo proporcionado por las emisiones de carbono. precio y garantizar un mercado comercialmente viable”.
El gran desafío de descarbonización en el transporte
Uno de los aspectos que ha generado más discusión es la reducción de emisiones contaminantes en el sector del transporte. En este sentido, la Comisión espera lograr la descarbonización del transporte “mediante una combinación de soluciones tecnológicas y la aplicación de tarifas al carbono”
No obstante, a este respecto, Liana Gouta señaló que, desde FuelsEurope, “no estamos de acuerdo con el enfoque reiterado de descarbonización del transporte, donde las opciones políticas obstaculizan la competencia entre soluciones tecnológicas. Los combustibles renovables, actualmente excluidos del transporte por carretera, no son sólo para el transporte aéreo y marítimo: pueden desempeñar un papel crucial, complementario de la electrificación, acelerando la descarbonización del parque de vehículos existente a un coste asequible para todos los ciudadanos, así como para los de larga distancia. vehículos pesados y crear las condiciones para un rápido aumento de la producción de combustibles renovables en beneficio de las necesidades de la aviación y el mar”.
“La Comisión destaca acertadamente la importancia de una economía circular más sólida: creemos que los combustibles sintéticos y los biocombustibles sostenibles encarnan su principio mismo. En este contexto, el uso de biomasa residual sostenible procedente de residuos agrícolas, forestales o municipales para la producción de combustibles y productos renovables da como resultado la creación de nuevos modelos de negocio, nuevas cadenas de valor y oportunidades de producción descentralizada en toda Europa”, reclamaron desde la asociación de fabricantes europeos de combustibles.
La Comisión Europea proyecta que para el año 2040, el 60% de los automóviles estarán electrificados, lo que representa un avance significativo teniendo en cuenta las cifras de matriculaciones actuales. Por ello, Transport and Enviorment (T&E) destacó la necesidad de medidas adicionales para impulsar la adopción de vehículos eléctricos en Europa. Entre estas medidas destacaron:
- Establecimiento de un objetivo vinculante para que todos los coches y furgonetas corporativas nuevos sean 100% eléctricos para 2030.
- Implementación de planes de desguace de coches de combustión para retirar vehículos viejos del mercado y fomentar la transición hacia vehículos eléctricos.
- Adaptación de coches antiguos de gasolina y diésel para convertirlos en vehículos eléctricos, permitiendo una transición más rápida hacia la electrificación.
- Detención de la construcción de nuevas carreteras para limitar la actividad automovilística y fomentar alternativas más sostenibles.
- Promoción del desecho de viejos coches fósiles y reciclaje de los materiales que contienen, mientras se impulsa la demanda de alternativas eléctricas, lo que beneficiaría a la industria automovilística de la UE.
Liana Gouta afirmó que “esta comunicación sobre el objetivo de 2040, si bien se enfatiza la necesidad de acceso a soluciones de movilidad y energía neta cero asequibles y confiables para todos, una vez más se pasa por alto una estrategia verdadera y dedicada a los combustibles líquidos”, y agregó: “Por lo tanto, pedimos el desarrollo de una estrategia de la UE para la transición de los combustibles y productos líquidos, para aprovechar el potencial que ofrecen los combustibles renovables y permitir una descarbonización energéticamente segura, resiliente, asequible y rápida de todos los modos de transporte”.
En el ámbito marítimo, T&E celebró la inclusión de las emisiones del transporte marítimo internacional en los objetivos climáticos, pero “es crucial que la próxima Comisión implemente políticas para descarbonizar este sector”. Respecto a la aviación, la entidad señaló que los objetivos de reducción de emisiones son insuficientes y no abordan el impacto climático total de la aviación, incluidas las emisiones fuera de la UE y los efectos del calentamiento no relacionados con el CO2. “Aunque se planea aumentar la ambición de la ley sobre combustibles de aviación sostenibles, el fracaso en abordar las emisiones extracomunitarias y distintas del CO2 socava el paquete en su conjunto”, concluyeron fuentes de Transport and Enviorment.