Camiones, autobuses urbanos y autobuses de larga distancia son responsables de más del 6% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI) de la UE
Los camiones tendrán que reducir un 90% sus emisiones a partir de 2040
El pasado 14 de febrero, la Comisión Europea propuso una serie de medidas destinadas a reducir las emisiones de CO2 de los vehículos pesados nuevos a partir de 2030. De esta manera, los camiones deberán reducir sus emisiones hasta un 90% a partir del año 2040.
Estos objetivos contribuirán a reducir las emisiones de CO2 en el sector del transporte, ya que camiones, autobuses urbanos y autobuses de larga distancia son responsables de más del 6% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI) de la UE y de más del 25% de las emisiones de GEI del transporte por carretera, según los datos proporcionados por la Comisión Europea.
La Comisión propone introducir progresivamente normas más estrictas en materia de emisiones de CO2 para casi todos los vehículos pesados nuevos con emisiones certificadas.
Por su parte, Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo responsable del Pacto Verde Europeo, aseguró que “para alcanzar nuestros objetivos climáticos y de contaminación cero, todas las partes del sector del transporte deben contribuir activamente. Casi todos los vehículos que circulen por nuestras carreteras en 2050 tendrán que ser sin emisiones. Nuestra Ley del Clima lo exige, nuestras ciudades lo reclaman y nuestros fabricantes se están preparando para ello. Mediante la propuesta de hoy nos aseguramos de que los camiones nuevos sean cada vez menos contaminantes y de que más autobuses sin emisiones circulen por nuestras ciudades. La lucha contra la crisis climática, la mejora de la calidad de vida de nuestros ciudadanos y el impulso de la competitividad industrial de Europa van de la mano”.
Así, la Comisión propone introducir progresivamente normas más estrictas en materia de emisiones para casi todos los vehículos pesados nuevos con emisiones certificadas de CO2, en comparación con los niveles de 2019, y concretamente:
- Reducción del 45% de las emisiones a partir de 2030;
- Reducción del 65% de las emisiones a partir de 2035;
- Reducción del 90% de las emisiones a partir de 2040.
Sobre este tema la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (Acea) ha solicitado que se aumenten los objetivos de CO2 alineados con el importante despliegue de infraestructuras que se ha desarrollado en los últimos años, y ha reclamado la implantación de un marco reforzado de incentivos y fijación de precios del carbono.
“Estamos listos para cumplir”, afirmó Martin Lundstedt, presidente de la junta de vehículos comerciales de Acea y director ejecutivo del Grupo Volvo . “Sin embargo, llegar a un 45% ya para 2030 es muy ambicioso. Requeriría una acción igualmente ambiciosa por parte de los formuladores de políticas para garantizar que los otros actores en la cadena de valor del transporte y la logística entren al mismo tiempo”.
Dificultades para su aplicación
Según los datos de la patronal, una reducción de CO2 del 45 % significaría poner más de 400.000 camiones de cero emisiones en las carreteras antes de 2030, para lo que sería necesario matricular al menos 100.000 nuevos camiones de cero emisiones anualmente. Además, esto requerirá de una red con más de 50 000 cargadores de acceso público aptos para camiones que estarían en funcionamiento en solo siete años, de los cuales unos 35.000 deberán ser cargadores de alto rendimiento. Al mismo tiempo, serán necesarias unas 700 estaciones de recarga de hidrógeno.
“Dado que las estaciones de carga que se adaptan a las necesidades específicas de los camiones hoy en día casi no existen, el desafío que tenemos por delante es enorme”, dijo la directora general de Acea, Sigrid de Vries. “Nos preocupa que solo los fabricantes de vehículos se enfrenten a multas elevadas si otras partes interesadas no cumplen su papel para que esto sea posible, especialmente dado el bajo nivel de ambición que muestran los estados miembros en el Reglamento de Infraestructura de Combustibles Alternativos (Afir)”.
Por otra parte, “establecer un objetivo del 100% para los autobuses urbanos ejercerá una enorme presión sobre todos los operadores de transporte público para que ajusten sus planes de inversión en consecuencia (y para garantizar la infraestructura de carga/repostaje necesario en los depósitos). También corre el riesgo de producir efectos disruptivos de 'compra previa' donde los operadores de transporte público podrían apresurarse a obtener los últimos autobuses de propulsión convencional”, apuntaron fuentes de Acea.
Coordinación con Euro VII
Además, la Asociación Europea de Fabricantes de Vehículos mostró su preocupación por la “falta de comunicación entre esta propuesta y la norma Euro VII para vehículos pesados publicada hace unos meses, que aborda las emisiones del tubo de escape de los vehículos con motores de combustión interna”. Y añadieron que “Euro VII no debe desviar la atención de la transición a la neutralidad climática y debe ser coherente con la inversión necesaria para los estándares de CO2”.
“Mientras que otras regiones del mundo están incentivando su camino hacia la movilidad de cero emisiones, Europa está tratando de regular su camino, e incluso eso no se está haciendo de manera armonizada”, afirmó el Sr. Lundstedt.