La demanda de energía primaria a nivel mundial aumentó un 5,8% en 2021
A pesar de que entre 2019 y 2021 la energía renovable aumentó en más de 8 exajulios (EJ), el consumo de combustibles fósiles se mantuvo prácticamente sin cambios en 2021, y representaron el 82% del uso de energía primaria a nivel global, por debajo del 83% de 2019 y del 85% de hace cinco años.
Respecto a los datos referidos a España, a lo largo del pasado año la demanda de energía creció a un ritmo superior al de la Unión Europea, al aumentar un 8,2%, mientras que en la UE el incremento fue del 5,6%. También el consumo per cápita aumentó de forma más pronunciada en España, con un 7,8% más, frente a la media europea, que fue del 4,6%.
El crecimiento del consumo de energía primaria en España se sustentó en la mayor demanda de petróleo (un 10,7% superior a la de 2020) y de las renovables (con una subida del 13,6% respecto al año precedente).
El Statistical Review Of Wolrd Energy 2022 también llama la atención sobre el crecimiento de la generación de electricidad en nuestro país, un incremento que provino en su totalidad de la energía renovable, repartida a partes iguales entre la eólica y la solar. Por otra parte, y aunque solo copó el 2,9% del ‘mix’ de energía primaria, el consumo de carbón fue un 30,3% superior al de 2020, a pesar de lo cual se mantuvo un 24% por debajo de los niveles de 2019.
Este aumento de la demanda de petróleo y carbón tuvo como consecuencia un incremento de las emisiones de carbono del 10,2%, aunque se mantuvieron un 11% por debajo de las experimentadas en 2019. El consumo de hidroelectricidad descendió un 3,2%, mientras que el de las energías renovables en su conjunto creció un 13,6%. Por lo que respecta a la generación eléctrica renovable, aumentó un 15,4% (la eólica aumentó un 10,8%, la solar lo hizo en un 30,1% y otras energías renovables para este fin crecieron un 8,1%).
Los derivados del petróleo, al frente del ‘mix’ energético español
El Statistical Review of World Energy recoge que el consumo y la producción de biocombustibles en España experimentaron en 2021, respectivamente, descensos del 3,9 y del 3,2%. También cayó la demanda de energía nuclear, (un 3,2%), mientras que el consumo de gas natural aumentó un 4,6%, y el de petróleo lo hizo en un 10,7%.
A pesar de ese mayor consumo de petróleo durante el pasado año en España, en 2021 representó un 43,8% del total, un ligero descenso respecto al 44,4% que copó en 2020. Tras él se colocó el gas natural, que protagonizó un retroceso respecto al año anterior, al pasar del 23,5% del total del ‘mix’ en 2020 al 21,8% del año pasado. Ambos descensos fueron compensados en gran medida por el aumento de las renovables, que pasaron de representar un 15,5% en 2020 al 17,3% en 2021, consolidándose en el tercer puesto del ‘mix’, recortando distancia con el gas.
En cambio, la energía nuclear redujo su aportación al ‘’mix energético nacional al bajar hasta el 9,1%, perdiendo más de un punto porcentual frente a su cuota de 2020. A continuación, la hidroeléctrica aportó el 5% de la demanda de energía primaria, dos décimas más que en 2020. Cerró esta clasificación el carbón, que dio respuesta al 2,9% de la demanda de energía primaria a lo largo del año pasado en España.
Altos precios del petróleo
El análisis estadístico de bp señala que en 2021 los precios del petróleo se situaron en una media de 70,91 dólares el barril, el segundo nivel más alto desde 2015. A pesar de que el consumo de crudo aumentó en 5,3 millones de barriles por día (barriles diarios, b/d), se mantuvo 3,7 millones de b/d por debajo de los niveles de 2019, antes del estallido de la pandemia de coronavirus.
Las zonas geográficas que concentraron esta mayor demanda fueron Estados Unidos, China y Europa. Además, la mayor parte del crecimiento estuvo protagonizado por la gasolina, con una demanda diaria de 1,8 millones de barriles, y del gasóleo, con 1,3 millones de b/d.
En cuanto a la producción mundial de petróleo, el pasado año aumentó en 1,4 millones de b/d, que en más de tres cuartas partes fueron bombeados por los países integrados en la OPEP+.
Un dato que en parte explica el elevado precio de los combustibles derivados del petróleo durante este año 2022 es la reducción de la capacidad de refino, que disminuyó “por primera vez en más de treinta años en 500.000 b/d” en 2021, debido, principalmente, a una fuerte reducción en los países que forman parte de la OCDE de más de 1,1 millones de b/d de capacidad de refino. Como resultado, el pasado año la capacidad de refinado en la OCDE se situó en su nivel más bajo desde 1998.
Por lo que respecta a la demanda mundial de gas natural, el pasado año creció un 5,3%, aunque su participación en el 'mix' energético primario total se mantuvo en el 24%.
La demanda de gas natural superó la de 2019
Por lo que respecta a la demanda mundial de gas natural, el pasado año creció un 5,3%, recuperándose por encima de los niveles previos a la pandemia y cruzando, por primera vez, la marca de los 4 Tcm. No obstante, su participación en la energía primaria a lo largo del pasado año se mantuvo sin cambios respecto al año anterior: el 24%.
Los precios del gas natural repuntaron con fuerza en las tres principales regiones, cuadruplicándose en el caso de Europa hasta alcanzar niveles anuales récord, triplicándose en el mercado asiático de GNL y duplicándose en el caso del Henry Hub estadounidense, donde se alcanzó el nivel anual más alto desde 2014.
Por otra parte, las exportaciones argelinas por gasoducto a Europa fueron la mayor fuente de crecimiento del suministro por esa vía a la región (con una subida de 13 Bcm), seguida de Azerbaiyán (6 Bcm). Mientras que el suministro ruso por gasoducto a Europa se mantuvo en 167 Bcm en 2021, las exportaciones a la Unión Europea disminuyeron un 8,2% (con una reducción de 12 Bcm). No obstante, las importaciones de gas natural ruso a través de gasoductos y GNL representaron casi el 40% del consumo total de gas natural de la Unión Europea. El peso de la energía rusa en la economía europea queda reflejado en que las importaciones de petróleo provenientes de Rusia representaron el 25% del total de la UE y las de carbón supusieron el 20% del consumo total de esta fuente energética en 2021 en el territorio de la Unión Europea. Un peso que, evidentemente -tras la imposición de sanciones por parte de la Unión Europea a la economía rusa- se hundirá en este 2022.
La salida de las crisis sanitaria, económicas y sociales provocadas por la pandemia de coronavirus incrementó la demanda de productos energéticos, generando una subida de los precios de la que no se escapó el carbón, cuyo precio medio se situó en una media de 121 dólares por tonelada en Europa y de 145 en Asia, el nivel más alto desde 2008. A pesar de ello, el consumo de carbón creció más de un 6%, hasta alcanzar los 160 exajulios (EJ), su nivel más alto desde 2014. China e India coparon más del 70% del crecimiento de esta demanda. Además, y tras casi diez años de consecutivos descensos, la utilización de carbón también creció en Europa y en América del Norte.
Durante el pasado año la capacidad de refino mundial cayó en 500.000 b/d, debido, principalmente, a una fuerte reducción, de más de 1,1 millones de b/d, en los países que forman parte de la OCDE.
Las renovables, las que más crecieron
El mayor incremento a nivel mundial en su aportación porcentual al ‘mix’ energético fue el de la energía primaria renovable (incluyendo los biocombustibles, pero excluyendo a la hidroeléctrica), que aumentó en unos 5,1 exajulios, cifra que supuso una tasa de crecimiento anual del 15%, más fuerte que el 9% del año anterior y, como se ha apuntado, superior a la de cualquier otra fuente energética durante 2021.
La capacidad solar y eólica siguió creciendo rápidamente, aumentando en 226 GW, cerca del aumento récord de 236 GW experimentado en 2020. China continuó siendo el principal impulsor del crecimiento de la capacidad solar y eólica a nivel mundial con un 36% y el 40% respectivamente, unos guarismos que evidencian el esfuerzo del gigante asiático en descarbonizar su economía y, de paso, incrementar su independencia energética.
La generación hidroeléctrica disminuyó en torno al 1,4%, la primera caída desde 2015. En cambio, la generación nuclear aumentó un 4,2% -el mayor aumento desde 2004-, liderada por China.
El análisis estadístico de bp recoge un aumento de la generación eléctrica del 6,2%, una tasa similar al fuerte rebote observado en 2010 (tras la crisis financiera sufrida por la economía mundial en 2008), cuando creció un 6,4%.
La energía eólica y la solar alcanzaron a nivel mundial una cuota del 10,2% de la generación de electricidad en 2021, siendo la primera vez que la eólica y la solar aportaron más del 10% y superando la contribución de la energía nuclear.
El carbón siguió siendo el combustible dominante para la generación eléctrica, y su cuota aumentó al 36%, frente al 35,1% en 2020, un dato que corrobora que el abandono del carbón como fuente energética en Europa no tiene apenas influencia en la demanda global de esta fuente energética no renovable, puesto que la demanda de gigantes como China e India hace palidecer la de continentes enteros.
La producción mundial de petróleo aumentó el pasado año en 1,4 millones de b/d, que en más de tres cuartas partes fueron bombeados por los países integrados en la OPEP+.
El mayor incremento histórico de la demanda energética
A medida que la economía mundial fue ganando velocidad gracias a la menor propagación de la pandemia de coronavirus, la demanda energética ganó fuerza, lo que se tradujo en una mayor demanda y en una presión al alza de los precios de todas las fuentes energéticas primarias. De hecho, el incremento en el consumo de energía experimentó el año pasado el mayor incremento de la historia, “revirtiendo con creces el fuerte descenso registrado en 2020 y superando por 8 EJ los niveles de 2019”.
Ese aumento estuvo impulsado, principalmente, por las economías emergentes, con China a la cabeza, una tendencia que desde 2019 ha propiciado que el consumo de energía primaria en las economías emergentes haya aumentado en 15 EJ, mientras que el dato registrado en 2021 en las economías desarrolladas fue 8 EJ inferior a los niveles de 2019, “un dato que puede deberse también a una mayor eficiencia de las economías desarrolladas”, señalan los autores del análisis estadístico de bp, un análisis que es referencia a nivel mundial.
Gran parte del incremento de la demanda de energía primaria entre 2019 y el pasado año se debió a la aportación de las renovables, una circunstancia que no impidió que las emisiones procedentes de la energía repuntaran con fuerza en 2021, volviendo a niveles prepandémicos. Este repunte se debió a la recuperación económica, una de cuyas consecuencias fue que el consumo de energía aumentara considerablemente. “Pese a ello, la intensidad del carbono y la intensidad energética no variaron en gran medida durante el pasado ejercicio”, se destaca en el Statistical Review of Wolrd Energy 2022 de bp.
En cambio, como todos sabemos, lo que sí aumentó fueron los precios de la energía, que se dispararon, especialmente el gas natural (más de un 400%). En cuanto a los precios del petróleo, subieron alrededor de un 70% y el Brent terminó el año acercándose a 70 dólares el barril, una tendencia que se ha acentuado en 2022, cuando el precio del barril de referencia en Europa ha llegado a superar los 120 dólares.
Por lo que respecta a la demanda de petróleo en 2021, fue -de media- 3,7 millones de barriles diarios inferior a la de los niveles de 2019. Uno de los motivos de este menor consumo fue la baja demanda de querosenos, que fue un 33% menor que la de dos años antes. También el consumo de gasóleos fue un 3% inferior al de los niveles anteriores a la pandemia de coronavirus.
Otra de las tendencias que se están acelerando a nivel global es el incremento de las renovables en la generación de electricidad. Dejando fuera a la hidroeléctrica, la cuota de las renovables alcanzó casi el 13%, por encima de la cuota de energía nuclear, que se situó en el 9,8%.
Los analistas que elaboraron el Statistical Review of Wolrd Energy 2022 de bp destacaron que las importaciones de gas natural ruso por gasoducto y GNL representaron casi el 40% del consumo total de gas natural de la Unión Europea en 2021, mientras que las importaciones de petróleo ruso representaron el 25% del total de las importaciones de petróleo de los países integrados en la UE. Esos porcentajes dan pistas sobre el efecto que las sanciones aplicadas a las exportaciones rusas de crudo, productos refinados y carbón tendrán en este inminente otoño en la economía de la Unión Europea.
“El mundo sigue en una senda insostenible”
El economista jefe de bp, Spencer Dale, mantiene que “desde el punto de vista energético, la creciente escasez y el aumento de los precios ponen de manifiesto la importancia que siguen teniendo la ‘seguridad’ y la ‘asequibilidad’ de la energía, junto con la ‘reducción de las emisiones de carbono’, a la hora de abordar el ‘trilema’ energético”.
Dale señala que “este reto se une a la necesidad de que el mundo logre llevar a cabo una descarbonización profunda y rápida, coherente con el cumplimiento de los objetivos climáticos de París. Se han hecho progresos considerables en las promesas soberanas de alcanzar el nivel cero, pero esas ambiciones aún no se han traducido en progresos tangibles sobre el terreno: las emisiones de carbono han aumentado en todos los años desde que se acordaron los objetivos de París (salvo en 2020, en el momento álgido de la pandemia de Covid-19). El mundo sigue, por tanto, en una senda insostenible”. En este sentido, el economista jefe de bp recuerda que “las emisiones procedentes de la energía (incluido el metano), los procesos industriales y la combustión en antorcha aumentaron un 5,7% el año pasado”.