'Fin de vida útil' de las instalaciones en el siglo XXI
El 2023 comienza trayendo consigo numerosas cuestiones, incógnitas y preocupaciones que nos ha dejado pendientes el año anterior. La industria de demolición está afrontando varios cambios fundamentales; y, como profesionales del sector, es nuestra labor identificarlos y buscar la mejor forma de adaptarnos a ellos.
Uno de los temas más candentes es el fin de la vida útil de las instalaciones industriales. A medida que pasan los años y las nuevas tecnologías no hacen más que evolucionar, cada vez más establecimientos se vuelven obsoletos. ¿Qué debemos hacer, entonces, con aquellas plantas o edificaciones industriales que ya han servido su propósito?
A simple vista, la reutilización de dichas instalaciones parece una solución idónea. Sin embargo, nada es tan sencillo. Los riesgos laborales que pueden suponer, los costes de renovación y manutención, los cambios legislativos – todos estos matices son algo para tener en cuenta a la hora de tomar decisiones sobre la demolición o desmantelamiento de una instalación.
La reciente publicación de la Asociación Europea de Demolición (EDA por sus siglas en inglés), “Fin de vida de las instalaciones industriales”, nos presenta un análisis riguroso de este asunto. Ofrece una visión holística acerca de aquello que ocurre antes, durante y después de la demolición, siguiendo los criterios de deconstrucción, descontaminación y reciclaje.
La cuestión de fin de la vida útil es algo cercano a AEDED. Desde hace años, la asociación se implica activamente en los proyectos de esta índole. Precisamente gracias a nuestra proactividad, somos capaces de comprender la escala de la materia. El fin de vida útil no solo llega a las fábricas, sino también a otro tipo de instalaciones, como eléctricas y eólicas. Comprender que la demolición y el desmantelamiento es algo que va a impactar a todos los ámbitos de nuestra vida; y debemos saber cómo afrontarlo.
Sin duda alguna, este año y aquellos que están por llegar nos deparan momentos difíciles. El fin de vida útil de las instalaciones es solo uno de ellos; uno que nos indica que debemos renovar y reinventarnos.
No obstante, los momentos de grandes cambios también implican momentos de innovación, colaboración y aprendizaje. Aunque ya estamos haciendo los primeros pasos para dar respuesta a uno de los problemas, no podemos parar allí. Deben convertirse en un impulso para seguir trabajando en la industria, haciéndola, cada día más, un lugar mejor.
Nuestro trabajo no termina aquí: tan solo está empezando.