Entrevista a Juan José Torres, presidente de Aseamac
17 de octubre de 2011
¿Cuál es su opinión sobre la situación que atraviesa el sector de alquiler de maquinaria en España actualmente?
Cuando hablo con compañeros, siempre les digo que la crisis ha terminado, que hemos aterrizado en una nueva situación que debemos afrontar tomando decisiones. No podemos negar que el mercado es hoy una décima parte de lo que teníamos en 2007, lo que nos ha colocado en una situación muy dura, donde la oferta supera en gran medida a la demanda, y donde esta última procede en buena parte de grandes corporaciones que, a efectos prácticos, eligen el precio que quieren pagar. A todo ello hay que sumar que las empresas de alquiler seguimos sufriendo plazos de pago absolutamente abusivos, incumpliéndose sistemáticamente la Ley de Morosidad.
¿Es optimista respecto a la evolución que pueda seguir el sector próximamente?
Sin embargo, a pesar de este escenario tan complejo, no estamos asistiendo a una caída masiva de operadores de alquiler. Todos tenemos problemas, todos nos quejamos pero al final la mayoría de las empresas se mantienen en el mercado, sin beneficios, aportando parte de nuestros ahorros y, seguramente, embargando nuestro futuro. Es parte de la cultura empresarial española: resistir y resistir, cuando lo más prudente sería en pensar en dejarlo.
¿Se van a quedar muchas firmas en el camino como esto no cambie en breve?
Aunque la crisis es global, hay sectores de actividad en los que está teniendo menos incidencia que en la construcción. Lo que está claro es que si esta situación se perpetúa durante dos o tres años más, habrá empresas que no podrán soportarlo. Éstas, pese a lo que algunos puedan pensar, no serán las firmas de alquiler más pequeñas ya que precisamente a estos operadores la crisis les ha sorprendido menos endeudados, con un servicio especializado y con una bolsa de beneficios de la que ir tirando en estos tiempos de menor actividad. A mi entender, las que peor lo van a pasar son las empresas de alquiler de tamaño mediano, que han entrado en una vorágine de refinanciación de deuda año tras año y que siguen sin retornar a los beneficios.
La caída de operadores debería contribuir al equilibrio entre oferta y demanda y a la desaparición de un buen número de máquinas, que difícilmente van a ser compradas por otros alquiladores nacionales, teniendo en cuenta que los niveles de ocupación apenas superan en la actualidad el 40% de media.
¿Queda todavía mucho excedente en el mercado de maquinaria como para poder actuar en una mejora de los precios?
Siendo realistas, apenas se está dando un ajuste entre oferta y demanda. Todavía sigue existiendo un volumen desmesurado de equipos. Muchos de ellos van destinados a la obra civil y éste es un sector que ha visto completamente congeladas las inversiones. Si a ello sumamos que la edificación residencial lleva tres años prácticamente estancada, todo hace pensar que va a ser complicado dar salida a todas las máquinas que hay paradas en los parques de alquiler. Por todo ello, los precios difícilmente van a subir. El consumidor tiene ahora la sartén por el mango.
Visto entonces que es improbable que aumente la actividad a corto plazo, ¿puede ganar terreno la tasa de penetración de alquiler sobre la compra de maquinaria, llegando a niveles como los que se dan en los mercados anglosajones?
Cuando miras las estadísticas, compruebas que el Reino Unido es el paradigma del alquiler en Europa. Allí, el 6% del presupuesto de una obra está destinado al alquiler de maquinaria, cuando los siguientes países se mueven alrededor del 3% (Alemania y Francia). En España, este porcentaje apenas llega hoy al 1,15% y en los mejores tiempos alcanzó un máximo del 2%.
En las circunstancias actuales, para ganar en penetración, o alquilamos más máquinas o subimos el precio, y la verdad es que ninguna de las dos vías parecen viables. Por tanto, desde mi punto de vista, creo que va a resultar muy complicado que en los próximos dos años pueda crecer la tasa de penetración del alquiler en España.
Una de las estrategias que han seguido algunas empresas de alquiler para hacer frente a la nueva situación es la de la diversificación. ¿Se está trabajando bien en este sentido o se están dando palos de ciego?
La diversificación está en la cabeza de buena parte de los directivos. La idea es atacar nichos de mercado desde una especialización técnica y aportando un valor añadido por el que el cliente esté dispuesto a pagar un precio razonable. El error viene a la hora de aplicar la estrategia, ya que muchas empresas buscan diversificar pero siguiendo el mismo modelo de negocio con el que trabajaban previamente. Trabajar en Industria, Eventos o para la Administración requiere una estructura de servicio completamente diferente a la que se está habituado en la construcción. Por tanto, desde mi punto de vista, el giro es posible pero debería venir desde un replanteamiento de la estructura empresarial, adaptándola a los nuevos requerimientos del cliente.
Otra línea estratégica seguida por los alquiladores es la de la internacionalización. ¿Resulta sencillo para una empresa alquiladora española salir al extranjero?
Para cualquier empresa, no sólo las dedicadas al alquiler, lo más difícil es salir de su país porque supone atravesar una barrera que le lleva a conocer costumbres y formas de trabajar muy diferentes en muchos casos. En el caso del alquiler de maquinaria, Europa Occidental es ya un mercado masificado, con muchísima maquinaria disponible, lo que hace muy complicado para una firma española entrar ahora en él. Por tanto, lo que están haciendo nuestras empresas es expandir su actividad en otras regiones del mundo menos explotadas, como Oriente Medio, Magreb o Latinoámerica.
Esta línea de internacionalización no sólo la pueden emprender los grandes grupos. De hecho, ya hay firmas de tamaño mediano que se han abierto paso en otros países de la mano de partners locales que facilitan esta implantación. Nuestro know how en el alquiler es valorado a nivel internacional ya que llevamos muchos años dando este servicio en España.
La caída de actividad ha conllevado que también haya bajado el nivel de inversión de las empresas alquiladoras. ¿Puede esto conllevar una pérdida de competitividad de las firmas españolas y enfrentarse en desigualdad de condiciones a multinacionales a las que les interese en un futuro entrar en España?
Ahora mismo, la marca “España” genera desconfianza entre los inversores internacionales a todos los niveles, salvo en el turismo. Conozco de primera mano una operación de adquisición que se ha desechado finalmente porque desde la central de EEUU no se ve interesante el mercado español. Los mercados nos están castigando con fuerza, nuestra imagen internacional está en caída y todo eso hace improbable que estas grandes firmas de alquiler que aún no están presentes en España, quieran entrar aquí a corto y medio plazo.
¿Se mantendrá está situación durante mucho tiempo, según su opinión?
Desde Aseamac siempre se ha apostado por profesionalizar el sector del alquiler pero la crisis no está ayudando en este aspecto. ¿Cree que algún día se podrá llegar a niveles de profesionalidad como los alcanzados en el alquiler de coches donde, entre otros aspectos, el cliente paga por los desperfectos causados en un vehículo?
En España, hasta no hace mucho, la mayoría de las empresas alquiladores obligaban a pagar los desperfectos causados en las máquinas pero con la irrupción de la crisis y el miedo a perder a los clientes, cada vez son menos los operadores que repercuten estos daños en el precio final. Como no hay demanda, se juega con la oferta y al final nos encontramos con tarifas muy bajas, con situaciones en las que no se cobra el transporte, en las que no se tiene en cuenta el importe del seguro, en las que se pone el gasoil a precio de coste, etc. Nosotros mismos estamos cavando nuestra tumba.
Todo eso lleva a los usuarios de nuestras máquinas a cometer verdaderas barbaridades. Ayer me comentaban el caso de una máquina de 95.000 euros de precio de mercado que había vuelto al parque de alquiler con desperfectos valorados en 73.000 euros… y el cliente se negaba a asumir ese coste.
¿Cómo animaría a las empresas de alquiler que aún no son asociadas a Aseamac a formar parte de este proyecto?
Desde Aseamac no vamos a dejar de luchar en beneficio del sector de alquiler de maquinaria. Necesitamos ser cuantos más mejor porque con una buena representatividad podremos mirar de tú a tú a las grandes constructoras para discutir los contratos, las formas de pago, etc. Teniendo en cuenta que la más pequeña de las grandes constructoras seguramente tiene más beneficios que el global de nuestra facturación, si no reivindicamos unidos nuestros derechos poco vamos a poder hacer. Con un sector unido, con iniciativas como la creación de Confalq, podremos sentarnos a la mesa con nuestros clientes, explicarles nuestra problemática, hacerles ver que sin nosotros no van a poder ejecutar sus obras, que nos necesitan igual que nosotros a ellos… Nos tenemos que entender mutuamente.
Por su experiencia como empresario, ¿cómo cree que evolucionará el mercado a corto-medio plazo?
Todo hace indicar que en noviembre se va a producir un cambio de gobierno, bien por la entrada del PP, bien por un nuevo ejecutivo socialista con otras ideas. Ganen unos u otros lo importante es que tomen decisiones. Hasta ahora se ha incidido mucho en la productividad de las empresas privadas pero ahora también habrá que tomar decisiones importantes en el ámbito público, entre los funcionarios. Además, se debe actuar para evitar que el 23% del PIB siga teniendo su origen en la economía sumergida. Con todo ello creo que tras las elecciones viviremos un primer año de cambios políticos y otro de un gran ajuste económico, por lo que hasta el 2014 no pienso que llegue la verdadera recuperación.
¿Tanto habrá que esperar para ver los esperados síntomas de crecimiento?
En definitiva, insisto en que hasta el 2014 seguiremos atravesando una situación muy complicada pero confío en que al final todo vuelva a su cauce y se alcance un buen nivel de actividad, aunque sin llegar en ningún caso a los excesos previos a la crisis con la construcción de cerca de 800.000 viviendas al año.