Anfapa informa sobre la hoja de ruta de la industria cementera española para alcanzar la neutralidad climática en 2050 (I)
En este sentido, el Pacto Verde Europeo reconoce expresamente la importancia del sector cementero, junto con otras industrias de gran consumo energético, y dice textualmente que son “imprescindibles para la economía de Europa por cuanto abastecen a varias cadenas de valor de importancia esencial”.
El Pacto Verde Europeo establece un proyecto para alcanzar una sociedad equitativa en la que los ciudadanos, la industria y la biodiversidad puedan prosperar de la mano, transformando los retos climáticos y medioambientales en oportunidades en todos los ámbitos, logrando una transición justa e integradora para todos.
Dentro de este compromiso, la industria cementera es reconocida como indispensable ya que abastece a una serie de cadenas de valor esenciales que contribuyen al crecimiento de la economía, haciéndola más sostenible y satisfaciendo las necesidades de la sociedad de manera más eficiente desde el punto de vista medioambiental, social y económico.
El principal producto derivado de la industria cementera, el hormigón, juega un papel protagonista al ser elegido el material para la construcción de los edificios e infraestructuras del futuro, como son los activos de energía renovable (aerogeneradores, presas hidroeléctricas…).
Asimismo, otro rasgo que caracteriza al sector cementero es que es una industria local. Desde las materias primas que utiliza hasta el producto final están presentes en todo el territorio de la Unión Europea, desempeñando un importante papel tanto para la cohesión social y el reto demográfico, como para la economía en general.
De la misma forma, tanto el nuevo Plan de acción de la Unión Europea para una Economía Circular, como la Estrategia Española de Economía Circular, identifican al sector de la construcción como uno de los sectores prioritarios para modernizar y transformar nuestra economía, ya que una gestión adecuada de los residuos de construcción y demolición aporta grandes beneficios en términos de sostenibilidad y circularidad para alcanzar el reto de una economía climáticamente neutra.
No es un compromiso nuevo para la industria cementera que lleva décadas mejorando sus procesos y productos para priorizar los objetivos medioambientales, aumentar la eficiencia energética y contribuir a la reducción de emisiones, asumiendo el desafío para combatir el cambio climático
La industria del cemento, que ya en 2017 firmó el Pacto por una Economía Circular; el compromiso de los agentes económicos y sociales 2018-2020, lleva contribuyendo más de 30 años a la economía circular gracias al coprocesado, es decir, a través del uso de residuos como materia prima o como fuente de energía, o como ambas, el fin de reemplazar los recursos minerales naturales (reciclado material) y los combustibles fósiles (valorización energética) por residuos que, de otro modo, requerirían su eliminación en vertedero.
Actualmente en España, el 26,5% del poder calorífico de los hornos de cemento procede de combustibles derivados de residuos. Este porcentaje es muy inferior a la media de la Unión Europea (46%) y está muy lejos de países como Austria, Suecia, Alemania y Noruega, donde las tasas de sustitución de combustibles fósiles por combustibles derivados de residuos son superiores al 60%.
Este potencial sitúa al sector cementero español como un actor clave a la hora de contribuir a cumplir con los objetivos de la Estrategia Española de Economía Circular de reducir en un 30% el consumo nacional de materiales, mitigar el cambio climático y cumplir con los objetivos de energías renovables y de la estrategia marco de la Unión Europea sobre residuos, con el objetivo de que solo un 10% de nuestros residuos municipales acaben en vertederos en 2035.
Asimismo, el sector de la producción de cemento es reconocido en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC) como uno de los cuatro sectores que más energías renovables consume.
Lo mismo ocurre profundizando en la cadena de valor de la industria del cemento, ya que el hormigón es un producto 100% reciclable al final de la vida útil del bien construido, además, parte del CO2 emitido durante la fabricación del cemento es reabsorbido al final de la cadena de valor por un proceso denominado recarbonatación.
Fuente: Informe de Oficemen sobre la hoja de ruta de la industria cementera española para la neutralidad climática en el 2050.