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Políticas y sistemas de reciclado de plásticos

Lluís Alonso y Fermín Capella01/05/1996

Figura 1 Algunos plímeros tienen un elevado valor de recuperación; en los EEUU una recogida bien organizada de botellas de PET posibilita que, en el granulado virgen, un 25% proceda de reciclado.


La directiva comunitaria de envases y residuos de envases fija unos objetivos específicos dentre de cinco años y obliga a cada país a tomar medidas para asegurar su cumplimiento. El problema principal, aparte de montar el sistema integrado de gestión -que lo llevará a cabo la empresa Ecoembalages, creada al efecto- es que no existe una solución universal para el tema del reciclado de los residuos de envases. La solución más efectiva, desde un punto de vista medioambiental y económico o integrado, depende de multitud de parárametros, que hace que lo que es aconsejable en un lugar sea totalmente erróneo en otro, incluso dentro de un área geográfica próxima.


INDICE

1. Objetivos de la directiva.

La directiva de envases y residuos de envases tiene como objetivo la consecución de un alto nivel de protección del medio ambiente desde el campo de los envases y sus residuos. Este objetivo es aplicable a todos los tipos de envases y sus residuos puestos en el mercado, cualquiera que sea el punto de la cadena en el que se produzcan, desde la industria hasta el consumidor final. La única excepción la constituyen los residuos de la producción, como recuerda Elena Ordozgoiti, de Aenor.

La directiva, que lleva el número 94/62/CE de 20 de diciembre de 1994, fue aprobada por el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo por el procedimiento de consenso. Las discrepancias entre los dos organismos comunitarios obligó a utilizar por vez primera este procedimiento. Al final, resultó un texto realmente consensuado, en el sentido de que a nadie gusta del todo pero se acepta.

La directiva se publicó en el Diario de las Comunidades (DOCE) el 31 de diciembre de 1994 y entró en vigor esa misma fecha. Los distintos Estados miembros tienen de plazo para trasponer la directiva hasta el 30 de junio de este mismo año, a más tardar. A partir del 30 de junio de 1996 se presume la conformidad con el texto.

Los objetivos medioambientales de la directiva podrían expresarse de forma simplicada, indica Elena Ordozgoiti, de AENOR, como sigue: puesto que lo que se persigue es reducir el problema que representan los residuos de envases, lo más eficaz es, sencillamente, no producirlos. Ahora bien, si no hay más remedio que utilizar algún tipo de envase, busquemos aquellos materiales que tengan algún valor cuando el envase ya no pueda cumplir su función como tal. Si finalmente resulta inevitable eliminar residuos, pues no tienen ninguna utilidad, hagámoslo de la forma más segura y responsable posible.

El principio quien contamina paga, ya expresado en 1975, se aplica también a los residuos de envases. Este principio hace recaer el coste de la eliminación de los residuos sobre quienes los generan para que el esfuerzo se dirija a que sólo lleguen a la fase de disposición final los materiales y residuos de envases inevitables.

2. La necesaria trasposición.

España aún no ha traspuesto la directiva, pese a que el Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente (MOPTMA) y la industria involucrada habían consensuado un proyecto legislativo en forma de Real Decreto Ley a principios del pasado verano.

Pocos días antes de las vacaciones de agosto de 1995, sin embargo, el Ministerio presidido por José Borrell introdujo tres modificaciones sustanciales en el borrador consensuado, con un resultado más restrictivo y reglamentista.

Las novedades eran, en esencia, que se incluía en el sistema integrado de gestión de residuos de envases, el requisito de asumir una reducción del 10% de la totalidad, en peso, de los residuos de envases gestionados por el sistema en cinco años y, en el caso, del PVC, se duplicaba el porcentaje. También se añadía una disposición que consideraba los envases clorados, en referencia al PVC, como tóxicos y peligrosos y se requería que su incineración estuviera de acuerdo con la legislación de estas sustancias. Y se establecía una jerarquización en los sistemas de reducción y tratamiento de residuos, con preferencia de la reutilización sobre los demás sistemas.

La CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales) mostró su firme rechazo a estas modificaciones porque consideraba que no podían ser asumidas por el sector de envases y no estaban incluidas en la directiva. La directiva, de hecho, fija unos objetivos mínimos y cede la responsabilidad de poner en marcha los mecanismos necesarios para alcanzarlos a cada Estado miembro. Estos mecanismos deben ser detallados en la trasposición de la directiva, y de ahí su importancia.

Pese a la oposición del sector de envases a los últimos cambios expuesta en innumerables reuniones durante los pasados otoño e invierno, el MOPTMA se mostró decidido a aprobar el decreto de envases antes de convocar elecciones. Tras semanas de tensión, sin embargo, el Gobierno de Felipe González optó por traspasar el tema al nuevo Gobierno que surgiera de las elecciones.

El Gobierno formado por José María Aznar el pasado 6 de mayo será pues el responsable de aprobar la trasposición. Antes de la convocatoria de las elecciones, el Partido Popular era proclive a trasponer la directiva sin muchos cambios, pero en las últimas semanas ha evitado pronunciarse sobre el tema.

3. El punto verde.

En cualquier caso, la directiva obliga aunque no se transponga a la legislación española. De lo que se quejan los representantes de la industria es que, sin ley, no se puede poner en marcha el sistema integrado de gestión, el denominado también punto verde. Según este sistema, todas las empresas que sitúen un envase en el mercado español estarán obligadas a pagar la parte proporcional del sobrecoste que represente la recogida selectiva respecto a la recogida tradicional.

Es decir, el diferencial de coste entre el proceso de recogida tradicional y la recogida selectiva, más el coste de separación de material y su reciclado, será pagado por la empresa que coloque un envase en el mercado español, aunque esta empresa no sea española. Al final, queda claro que este sobrecoste lo paga el consumidor del producto, ya que el productor lo repercutirá en su precio.

Mientras no haya ley, el sistema no se puede poner en marcha en España y nadie está obligado a financiar el sistema. La empresa que se creará para el sistema integrado de gestión tiene el nombre ya registrado de Ecoembalaje, S.A. y la gestión de los residuos de envases y embalajes plásticos lo llevará a cabo Cicloplast (ver el pasado número de Plásticos Universales).

Se desconoce la fecha en que el Gobierno del Partido Popular propondrá la trasposición de la directiva pero distintas fuentes del sector ven difícil que se haga este año y consideran realista que tenga lugar los primeros meses de 1997. Este retraso hará, según distintas opiniones expresadas a esta revista, más difícil que se puedan cumplir los objetivos fijados para dentro de cinco años en la directiva. Plásticos Universales ha intentado en las últimas semanas recabar la opinión de los Grupos Parlamentarios Popular y Socialista, sin éxito, y los responsables del MOPTMA no quisieron hacer declaraciones al estar en funciones.

4. Consecución de los objetivos.

La directiva europea de envases y residuos de embalajes establece un conjunto de objetivos prioritarios:

- en primer lugar, invertir la tendencia actual de generar cada vez más residuos de envases y embalajes;

- en segundo lugar, y siguiendo la estrategia comunitaria de gestión de los residuos hasta el año 2000, se establecen opciones de gestión de residuos: prevención, potenciación de procesos de reutilización y valoración a través de sistemas de recogida selectiva en origen; y,

- en tercer lugar, optimización de los métodos de eliminación definitiva de los residuos no reutilizables o no valorizables.

Los objetivos referidos a la valorización implican alcanzar en cinco años, como sintetiza un documento de la Fundación Española de los Plásticos para la Protección del Medio Ambiente:

- una recuperación mínima del 50% en peso de los residuos de envases y embalajes y

- un reciclado mínimo del 25% en peso de la totalidad de los materiales de envases que formen parte de los residuos de envases, con un mínimo por cada material del 15%.

La consecución de estos dos objetivos básicos ha hecho necesario abordar el diseño de lo que se conoce como sistema de gestión integrado que permita la gestión de los residuos sólidos urbanos desde otras perspectivas. a lo largo de 1993 y 1994 se llevó a cabo por el Instituto Cerdà un estudio en el que participaron varias entidades empresariales, administraciones autonómicas y locales y empresas de gestión de residuos, con el resultado de una propuesta de modelo mixto de recogida selectiva.

5. El sistema de gestión integrado.

El modelo mixto de sistema de gestión integrado incorpora dos contenedores de recogida domiciliaria para la materia orgánica y el resto o rechazo y una red de iglúes para los materiales reciclables de distintos colores: verde para el vidrio, azul para el papel y cartón y amarillo para envases ligeros como plásticos y bricks y metales.

En opinión de la Fundación de Plásticos del Medio Ambiente, esta propuesta de sistema de gestión integrado se plantea con la necesaria flexibilidad para permitir la adecuación a las características del municipio o zona considerada.

El sistema debe, por otra parte, responder a la realidad del mercado para que su aplicación sea óptima: minimizando costes, recuperando los materiales con una calidad adecuada a la demanda del mercado, identificando y desarrollando mercados para estos materiales recuperados con el mayor valor añadido posible y un potencial elevado de demanda para dar salida a las cantidades crecientes de materiales secundarios que se generará y, por otra parte, aprovechando las instalaciones existentes en estos momentos.

En opinión de la Fundación, la gestión del resto o rechazo resalta la importancia de aplicar técnicas ambientalmente correctas: de gestión fragmentada que hacen posible la valorización secundaria de algunos materiales como arena para construcción o compost de baja calidad y una eliminación optimizada de varias fracciones que permita una mejor recuperación energética en el caso en que sea preciso.

El sistema de gestión integrado de residuos sólidos urbanos con el modelo así propuesto es, a juicio de la Fundación, económicamente viable siempre y cuando se cuente con unos instrumentos organizativos que aseguren su correcto funcionamiento.

6. La situación en España.

En la actualidad se desconoce con exactitud la cantidad de envases que se ponen en el mercado en España, que es lo que cuenta a efectos de la directiva, y se sabe aún menos el desglose por material.

Para paliar esta carencia de datos fiables en lo que se refiere al sector de los plásticos, la Fundación Española Plásticos y Medio Ambiente ha encargado a la consultora Coopers & Lybrand un estudio para conocer con exactitud la situación en cuanto a volúmenes de envases y tasas actuales de recuperación como paso necesario para evaluar los medios que se han de implantar para conseguir los objetivos establecidos en la directiva.

Del estudio se elaborará un libro blanco sobre el envase y el embalaje del plástico para dar a conocer la asituación y estrategias a seguir. Un estudio con objetivos similares también está realizando Anarpla, la Asociación de Recicladores. Está previsto que a finales de este mismo mes de mayo se conozcan las primeras conclusiones de los dos estudios y el grado de dificultad de cumplimiento de la directiva.

Las primeras estimaciones de la Fundación apuntan a que se están reciclando actualmente en España el 10% de todos los materiales y se está recuperando energía de un máximo del 5% de ellos. Para alcanzar los objetivos de la directiva, piensa provisionalmente la Fundación, sería necesario incrementar el reciclado en otro 15% más como mínimo y aumentar la recuperación energética un 20% más, en el caso de no conseguirse tasas de reciclado mayores.

Otros cálculos aproximados indican que en España se colocan anualmente de 800.000 a 900.000 toneladas de envases de plástico. De confirmarse esta cantidad, significaría que deberían reciclarse unas 150.000 T/año de envases y embalajes de plástico para lograr el objetivo mínimo del 15% en peso de los envases de plástico.

7. Capacidad de reciclado suficiente.

El mercado español de los plásticos, como tantos otros, estuvo especialmente protegido durante la época franquista y las medidas proteccionistas no desaparecieron totalmente hasta hace unos diez años. Esta protección del mercado interior provocó que las materias primas fueran más caras que en el resto de mercados europeos, con el resultado de que a los transformadores españoles les resultaba rentable reciclar el material.

El proteccionismo español, pues, ha tenido un efecto secundario positivo: nuestro país cuenta con una importante capacidad de reciclado de plásticos. Josep Prujà, presidente de la comisión de medio ambiente del CEP (Centro Español de Plásticos), reconoce que la existencia de estas instalaciones de reciclado españolas no obedece a razones medioambientales sino puramente económicas pero, en cualquier caso, ahora vienen al pelo.

En España se están reciclando ahora plásticos procedentes de los restos de los transformadores y de los embalajes de materiales de construcción y agricultura, así como de Alemania. La situación española es completamente distinta de la de otros países europeos. Mientras en Francia o Alemania no existían previamente instalaciones de reciclado al no tener motivaciones económicas, se ha debido desarrollar reglamentos del sistema integrado de gestión para promoverlos.

Estas especiales características de España -y de Italia- hace que muchos expertos consideren como no conveniente la copia de los esquemas puestos en marcha en Alemania o Francia. Además, en opinión de Josep Prujà, la evolución del sistema DKR alemán y el Valorplast francés induce a crear dudas razonable de su eficacia en un país como España que ya cuenta con una notable industria recicladora.

El problema de las aplicaciones de los reciclados.

Una vez se han reciclado desechos de materias plásticas, el principal problema es asegurar un uso adecuado y rentable del producto resultante. Existen aplicaciones que son insensibles a las cargas o al contenido de cloro que puedan incluir pero, en la mayoría de los casos, se convierte en una limitación para su uso o incluso para disponer de los desperdicios de maneras determinadas.

Entre los sistemas en que estos problemas no son significativos están la hidrogenación y el uso del carbono que contienen en la fabricación de aceros. Sin embargo, el primero sólo puede considerarse para transformar cantidades muy elevadas de residuos triturados, aunque no preseleccionados, para obtener hidrocarburos que vuelven a entrar en los circuitos de transformación o de combustibles. No tenemos noticia de que en nuestro país se emplee aún el segundo y su rentabilidad, por otra parte, aún está por ver.

Un reciente estudio llevado a cabo por los fabricantes holandeses de materias primas plásticas estima que si el beneficio del medio ambiente debe ser maximizado, el reciclado mecánico puede ser utilizado como máximo en el 13 al 18% de los desperdicios plásticos. Este límite es debido a los costes de recogida y selección, a la demanda por parte del mercado de materia prima pura y al relativamente escaso número de aplicaciones de los polímeros reciclados.

El estudio holandés también concluye que, incluso con los máximos niveles de reciclado mecánico y reciclado químico, más del 50% de los desperdicios plásticos deberían ser incinerados para lograr al menos la recuperación energética. La incineración para obtener energía es un sistema que, en algunos casos, resulta pues imprescindible adoptar para tratar los residuos de envases.

En el caso concreto de Barcelona, la transformación de los RESU en compost haría precisa una instalación que ocupase un mínimo de 25 Ha, con un trasiego de camiones hasta el lugar, no cercano y aislado donde pudiese situarse, que crearía, opinan muchos expertos, un problema mayor del que resolvería. En este caso, una preselección de los plásticos entre los RESU sería económicamente absurda, lo que no sucederá en municipios menores con un componente agrícola en su entorno.

La presencia de cloro existente en el PVC no resulta significativa en los desperdicios urbanos, al ser una fracción mínima del contenido de sal común que se encuentra en los RESU, que puede provocar los mismos problemas a escala mucho mayor y que debe ser resuelto con los filtros adecuados. De todos modos, para cantidades importantes de PVC existe un proceso que recupera la materia más valiosa, el cloro, sin otro coste que el de la instalación, puesto que es auto-energético.

En Andalucía existen dos instalaciones para recuperar el PE de las películas de invernaderos. El problema es la rentabilidad del producto, puesto que está contaminado con tierra y esto afecta a la comercialización a pesar a su bajo precio. En la maquinaria actual de alto rendimiento de fabricación de película, la presencia de impurezas se salda con paros del equipo que resultan más costosos que el ahorro en el precio del material.

Por otra parte, planea sobre toda Europa el fantasma del exceso de disponibilidad del material. Se ha afirmado que este año habrá 400.000 T de reciclado que no encontrarán comprador.

9. Aplicaciones de posible rentabilidad.

Lógicamente, la recuperación de mazarotas y rechaces no suele presentar ningún problema y se han desarrollado molinos para ello cuyo nivel de ruido hace posible su instalación en línea sin afectar a las condiciones de trabajo.

La preselección de plásticos usados difícilmente podrán hacerla los usuarios, puesto que se necesitaría una "cultura plástica" que es a todas luces utópica. Sin embargo, existen materiales con un valor residual muy elevado, concretamente el PET de las botellas de bebidas gaseosas, y que en Estados Unidos se reincorpora al material virgen en porcentajes cercanos al 25% de la granza vendida sin afectar su calidad. Separar botellas de PET de las de otros materiales puede hacerse, por tanto, rentable, si se organiza la recogida específica con una cobertura geográfica adecuada.

También es rentable, por tratarse generalmente de piezas de tamaño elevado, la recuperación del policarbonato. Cuando GE Plastics programó la recuperación de los plásticos con identificación procedentes de los automóviles, decidió utilizarlo para fabricar palets para sus propios productos. No obstante, la disponibilidad de PC reciclado resultó tan escasa para cubrir sus propias necesidades que fué preciso efectuar una "razzia" por toda Europa comprando teléfonos y ordenadores viejos. Actualmente, su fabricación de palets se han convertido en una producción millonaria, en que el porcentaje de reciclado es cada vez menor por insuficiencia.

En muchos otros plásticos, especialmente en los de mayor producción, como las poliolefinas, puede tener un coste excesivo la separación de los demás polímeros y de las cargas u otros elementos presentes, exceptuados los metales.

De todas maneras,las posibilidades de aplicación son muy importantes: de hecho, ya se produce en Madrid mobiliario urbano con plásticos mezclados y pueden tener otros usos de mayor envergadura, como las barreras sónicas de las autopistas. Todo depende, al fin y al cabo, del coste.

En Alemania está subvencionado el uso de estos materiales, de modo que no impida este tipo de usos. El dinero sale de una pequeña fracción del que se recauda siguiendo a la Ley Töpfer (el resto se usa para gastos administrativos), que grava a cada alemán con unas 10.000 ptas/año por el privilegio de haberla votado. Es evidente que es un aspecto que considera la legislación propuesta y que los fabricantes no van a sacrificar una parte de sus márgenes para cumplirla, con lo que el consumidor será el que finalmente pague el coste.

Uno de los argumentos bastante utilizados para denostar el uso de composites termoestables ha sido su "imposibilidad" de reciclado. En Francia está parcialmente resuelto el problema y en Alemania totalmente. Camiones equipados con molinos recogen los materiales termoestables de desechos, reducen su tamaño y lo sirven a los fabricantes de SMC que los utilizan como carga. Un productor español de SMC, Astar, lo utiliza también, y, probablemente, está en fase de adaptación en los demás productores.

Como muchos de los problemas actuales, el uso final de los desperdicios de plásticos depende de una decisión política compleja. En este caso, la situación se complica aún más porque no existe una solución universal. Dependiendo de la situación geográfica, del nivel socioeconómico y del tipo de plásticos puede ser mejor un tratamiento que otro. En lo que están de acuerdo los expertos es en que el análisis del ciclo de vida es un modelo adecuado pero no puede generalziarse. Cada caso es diferente y las conclusiones pueden ser totalmente dispares con sólo modificar un parámetro.

Así, por ejemplo, ni está claro si es más conveniente utilizar envases de vidrio retornables o de un solo uso. En lugares de escasez de agua, pongamos por caso, limpiar los envases retornables puede hacer que no sea un método adecuado. Si el consumo y la limpieza se hace cerca de la costa, puede ser muy conveniente emplear envases retornables, porque no es relevante que el agua de limpieza adquiera mayor salinidad si va a parar acto seguido al mar. Los especialistas en el tema medioambiental están, al menos, seguros de una cosa: que todo es relativo.

Empresas o entidades relacionadas

Asociación Española de Normalización y Certificación
Asociación Nacional Recicladores Plástico
Centro Español de Plásticos (ONG)
Cicloplast, S.A.

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