Viviendas industrializadas, prefabricadas, modulares y pasivas, una tendencia al alza para ahorrar energía
¿Qué son este tipo de construcciones? ¿Qué diferencias hay entre una casa prefabricada, una industrializada y una construcción modular? Pese a sus similitudes, difieren sobre todo en capacidad de diseño, fabricación y montaje. En líneas generales, la casa prefabricada es la que se produce y ensambla por completo en una fábrica y se transporta ya montada hasta la parcela en la que se va a ubicar. La vivienda de construcción industrializada en cambio se monta en el mismo terreno a partir de piezas estandarizadas y elaboradas en una fábrica. Y la construcción modular es la que aúna industrialización y prefabricación siendo una vía intermedia entre ambas donde se industrializa el proceso de construcción utilizando elementos prefabricados en fábrica.
Los aspectos que más diferencian entre estos tipos de construcción es el diseño y la personalización. Al adquirir una vivienda prefabricada no suele haber muchas posibilidades de personalización siendo una tipología más rígida, ya que se ha de escoger entre los modelos prediseñados por el fabricante, así como los materiales o acabados. Las casas industrializadas en cambio admiten una mayor personalización ya que el proyecto se realiza a medida teniendo en cuenta las necesidades del comprador y las características del terreno. “Son edificios en los que se optimizan los recursos en el momento del desarrollo del proyecto de construcción, teniendo una alta capacidad de usar materiales reciclables y sostenibles, y dejando pocos residuos minimizando así la huella de carbono y proporcionando un menor impacto medioambiental”, declara Guillermo Hornero, miembro de la Junta directiva del Consorcio Passivhaus.
Casa biopasiva en Gran Canaria.
El ahorro energético, punto clave en este tipo de casas
Independientemente de la tipología de construcción, las casas pasivas están construidas bajo los más estrictos estándares alemanes de excelencia Passivhaus con el objetivo de sacar el máximo provecho a los recursos que ofrece el entorno, disminuyendo el gasto energético y también el gasto económico. “Una de las diferencias más significativa frente a las construcciones que conocemos como tradicionales, es que pueden llegar fácilmente a generar más energía de la que se consume en su construcción, uso, mantenimiento y en definitiva en el día a día. Ello se consigue gracias al tratamiento del aislamiento térmico y acústico, y al cuidado que se procura en las demandas de energía, lo que permite alcanzar condiciones interiores de muy alto confort con un gasto mínimo de energía”, confirma Hornero.
Si a todo ello le sumamos alta calidad en puertas y ventanas y una temperatura equilibrada con ventilación constante, el ahorro de energía puede llegar al 75%. Además, esta alta eficiencia energética aporta un alto grado de bienestar en sus habitantes, sobre todo por las condiciones óptimas de confort térmico y por su construcción sin daños a la naturaleza. a eficiencia energética se puede llegar a maximizar en gran parte gracias a la fabricación estandarizada en fábrica que asegura un mayor control en el proceso de construcción que el que se da en el proceso de edificación tradicional que está más sujeta a factores humanos y a los inconvenientes que puedan surgir en la obra.
También es un dato para tener en cuenta que, en las casas prefabricadas, industrializadas y modulares los plazos de proyecto pueden llegar a reducirse considerablemente frente a una construcción convencional ya que la producción y montaje de los distintos componentes pueden llegar a solaparse dada la fabricación off-site. Lo más sorprendente de todo es que en los distintos casos el montaje del edificio se puede llegar a hacer en escasos días o semanas dependiendo de su envergadura, siempre que se haya realizado previamente un desarrollo y una planificación del proyecto adecuada, con un seguimiento y desarrollo de la fabricación y del montaje in situ integrado con todos los agentes que intervienen en el proyecto.