Ornamentos de fachada
Utilizar un SATE no elimina ni limita esta expresión arquitectónica; por el contrario, han encontrado la forma de convivir juntas y realizar proyectos con su propia firma o han permitido la recuperación de edificios históricos cumpliendo los estándares actuales de aislamiento térmico y otras consideraciones técnicas que también deben contemplar.
Los hombres han decorado y embellecido sus casas desde la Era Neolítica. La radicalización funcional de la arquitectura moderna supuso una ruptura total con los cánones estéticos del pasado, aunque la arquitectura contemporánea recupera y fusiona ambas tradiciones para recorrer nuevos caminos.
La búsqueda de nuevas formas de abordar la ornamentación o el relieve nada tiene que ver hoy, sin embargo, con un retorno a la profusión ornamental del siglo XIX. El ornamento moderno traspasa claramente su función embellecedora para construir, junto con el volumen, un relato.
Al simbolismo de la arquitectura moderna añade un nuevo nivel de significado que se mueve en el plano semiótico y que es comparable a la función narrativa que tenían las fachadas de las catedrales medievales.
Utilizar un SATE no elimina ni limita la expresión arquitectónica, sino que se ha encontrado la forma de convivir.
La preocupación existente hoy en día de que los aislamientos de fachada ‘rudos’ y funcionales podrían acelerar aún más la uniformización de las ciudades pone de relieve la dimensión emocional del tema. Y es que, fuera del ámbito de la protección del patrimonio histórico, no se trata de regresar al lenguaje de formas de la era premoderna, sino de reinterpretar desde una óptica nueva las molduras, los sillares, las pilastras y demás.
Hoy en día es posible incorporar a la fabricación industrial con procesos de diseño asistidos por ordenador la unicidad, la individualidad y la diversidad ornamental que antaño resultaban de la precisión y destreza de este o aquel artesano.
Los diseños exclusivos se traducen a algoritmos y, al final de una cadena de procesos digitales, se prefabrican creando piezas individuales de alta precisión que se utilizan posteriormente en la fachada.
El amplio abanico de posibilidades plásticas que se abre se divide en tres categorías básicas: la superficie, la línea y el símbolo. Su carácter tridimensional puede ejecutarse mediante juntas alternadas rítmicamente o también sin juntas, en función de las propiedades de cada material. Pueden incorporar el color o pueden formar relieves monocromos que conviertan el juego entre luces y sombras en parte del diseño.
El abanico de posibilidades incluye desde delicados relieves e inscripciones hasta imponentes superficies, singulares marcos de ventanas o tramas geométricas. Naturalmente, estos elementos de fachada pueden también hacerse con diseños históricos especialmente eficaces en el ámbito de la conservación del patrimonio arquitectónico.
Estos elementos deben ser resistentes a la humedad, heladas, la presión y los impactos y cumplir con las normativas aplicables en el ámbito de durabilidad, seguridad y deben mantener intactas las propiedades y dar la protección que requiere el SATE, es decir: sin causar filtraciones, movimientos diferenciales por dilataciones térmicas, eliminar de forma adecuada la suciedad que pueda acumularse, reducir los efectos de puentes térmicos y estabilidad.
Las propiedades de los materiales deben encajar perfectamente en los sistemas de aislamiento de fachada.
En lo que se refiere a la superficie, requiere una capa de acabado, que puede ser tanto una pintura lisa como texturas rugosas o revestimientos imitación piedra.