Colocación de cerámica en fachadas
La colocación de cerámica en fachadas es especialmente exigente desde un punto de vista técnico ya que, además de asegurar una buena adherencia entre el material de revestimiento y el soporte, debe garantizar la compatibilidad de deformaciones entre los materiales que intervienen en el sistema constructivo.
En este sentido, los materiales de agarre y rejuntado deben atenuar los esfuerzos de cizalladura provocados por los movimientos diferenciales entre el revestimiento y el soporte, que son debidos al gradiente de temperaturas, tanto diarios como estacionales, en los que influyen la orientación de la fachada y el color elegido para el revestimiento.
Los factores que garantizan el éxito en una intervención de revestimiento de fachadas con materiales cerámicos, son los siguientes:
- Correcta elección del material cerámico.
- Correcta preparación del soporte.
- Correcta elección del material de agarre y de relleno de juntas.
- Realización de un proyecto del revestimiento, que incluya la disposición y dimensionado de las juntas.
- Evaluación y preparación adecuadas del soporte de colocación.
- Colocación correcta, siguiendo las técnicas de ejecución adecuadas y respetando las instrucciones de aplicación de los fabricantes de productos.
Soportes
En nuestro país, el soporte más frecuentemente es la obra de fábrica de ladrillo o bloque cerámico enfoscado con un mortero de cemento maestreado.
Si el enfoscado es de nueva ejecución, es recomendable el uso de látex adherente como aditivo para mejorar sus prestaciones. Cuando el enfoscado sea viejo, además de comprobar su planitud y resistencia, hay que limpiar el soporte eliminando polvo, excrecencias orgánicas, pinturas, anteriores adhesivos, etc.
El avance de la construcción prefabricada y de los aditivos unido al incremento de los costes de la mano de obra han propiciado el incremento del hormigón en los cerramientos de fachada.
En la colocación de cerámica en fachadas, sobre todo con grandes formatos y soportes inestables, es necesario recurrir a materiales deformables y la correcta disposición y dimensionado de las juntas tanto de colocación como de movimiento.
La EN 12002 clasifica los adhesivos cementosos en función de su deformabilidad, estableciendo tres clases:
- Adhesivos no deformables, para flechas < 2,5 mm.
- Adhesivos deformables (clase S1), para flechas entre 2,5 y 5 mm.
- Adhesivos muy deformables (clase S2), para flechas > 5 mm.
Las reglas fundamentales a observar son las siguientes:
1. Empleo de adhesivos cementosos de clases C2 (mejorado) y S1 ó S2.
2. Colocación de las baldosas mediante la técnica del doble encolado.
3. Elección del adhesivo según las condiciones ambientales.
- a. Con viento, calor y/o sequedad, adhesivo E, tiempo abierto ampliado.
- b. Con frío, riesgo de heladas., adhesivo F, de fraguado rápido.
- c. Con inestabilidad atmosférica, adhesivo F, de fraguado rápido.
- d. Colocación de las baldosas con junta > 5 mm lo que permite absorber tensiones en los paños delimitados por las juntas de movimiento y disimular eventuales defectos de planitud del revestimiento.
4. Respetar las juntas de movimiento estructurales
5. Disponer de juntas de movimiento que fraccionen el revestimiento cada 9 m2, con baldosas de formato > 900 cm2 y cada 12 m2, con baldosas < 900 cm2.
6. Proteger el revestimiento de la penetración de agua, mediante el sellado elástico de encuentros con carpinterías y la disposición de elementos constructivos específicos, como albardillas, goterones, etc.
7. Para baldosas de grandes dimensiones colocadas en una altura superior a 3 m, algunas normativas internacionales prevén la colocación con un sistema mixto adhesivo-anclaje mecánico, a elegir en relación al peso de la pieza, la altura del revestimiento y las condiciones de obra.