Las bolsas de papel que se utilizan en España almacenan 78.000 toneladas de CO2
8 de junio de 2012
Los árboles absorben el CO2 de la atmósfera para alimentarse y crecer. De hecho, la fibra de madera, la celulosa con la que se fabrica el papel, es un hidrato de carbono. Y los árboles que se plantan y cultivan en las plantaciones que se utilizan para la fabricación de bolsas de papel, al ser especies de rápido crecimiento como el pino y el eucalipto, son precisamente debido a esa característica los que más CO2 absorben. El eucalipto, por ejemplo, fija anualmente el doble de carbono que el castaño y cinco veces más rápido que la encina.
Estas plantaciones para papel se rejuvenecen además periódicamente con las talas de aprovechamiento y la consiguiente regeneración y replantación. Y son los árboles jóvenes, los que están creciendo, los que más CO2 absorben. Estudios recientes demuestran que una vez que el bosque alcanza su madurez, deja de fijar carbono, por lo que estas plantaciones productivas son una oportunidad medioambiental.
Los cultivos de madera a partir de la que se fabrica el papel son por lo tanto grandes sumideros de CO2 que ayudan a frenar el cambio climático. El carbono almacenado en las plantaciones permanece en los productos papeleros como las bolsas de papel. Y con el reciclaje de las bolsas el plazo de almacenamiento se va alargando una y otra vez.
La contribución al freno del cambio climático de la bolsa de papel se ve reforzada no solo por el almacenamiento de CO2, sino también porque la producción de bolsas de papel presenta una huella negativa de carbono (según estudio realizado por IVL Swedish Environment Research Institute para Billerud AB).
El 35% del total de las bolsas del comercio en España son ya de papel. En los comercios de ropa, textil y confección, donde son ampliamente mayoritarias, el 70% de las bolsas utilizadas son de papel. También en los comercios de alimentación se va introduciendo crecientemente y el 7% de las bolsas para alimentación son ya de papel.
La bolsa de papel contribuye a la lucha contra el cambio climático y es natural, renovable, reciclable y biodegradable, por lo que cuenta con todos los atributos para posicionarse como la opción más sostenible para cumplir con las recomendaciones de la nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados.