Escofet 1886 celebra su 125º aniversario arropada por amigos y colaboradores

Farré-Escofet recordó en su emotivo y personal recuerdo de la empresa, a algunos arquitectos que, en pleno auge del modernismo, diseñaron para Escofet modelos de mosaicos hidráulicos: Antoni Gaudí, Lluís Domènech i Montaner y Alexandre de Riquer.

Y es que la estrecha relación de Escofet con el espacio público de Barcelona se afianza con los años participando en los grandes acontecimientos de la ciudad: La Exposición Internacional de 1929, la pavimentación de Las Ramblas, Los Juegos Olímpicos de 1992 (ese mismo año recibe el Premio Nacional de Diseño), la pavimentación del Paseo de Gracia con el modelo de mosaico hidráulico de Gaudí actualizado y el Forum de las Culturas en 2004, entre otros.

A lo largo de los años se ha consolidado como empresa líder en el mercado del hormigón arquitectónico, empleando un gran componente de innovación y criterios constructivos, que han abierto nuevos caminos en la creación del espacio urbano y la edificación.

Desde los años 70, Escofet ha ampliado su catálogo al mobiliario urbano, apostando por diseños inéditos y colaborando con firmas de profesionales como MBM Arquitectes, Enric Miralles (cuyo banco Lungo Mare les valió un Delta de Oro en 2001), el estudio 10+10 (Delta de Plata para el banco Godot, el 2005), Toyo Ito, (Delta de Plata, en este caso para el banco Naguisa, el 2007). La empresa ha suministrado también sus productos para obras tan significativas como la M-30 de Madrid, el puerto de Valencia para la celebración de la America’s Cup: en concreto, para el edificio diseñado por el Estudio B720 y el afamado arquitecto inglés David Chipperfield, o la serie modular de bancos de hormigón prefabricado, ubicados en el parque que se ha construido en el centro de la isla artificial Island City, en la ciudad japonesa de Fukuoka.

Entre los últimos proyectos se encuentran un alcorque gigante que se llama Otto (diseñado por Emiliana Disseny) y una nueva colección de productos de hormigón UHPC, comercialmente denominado ‘Piedra Líquida’, que consiste en una banco de aluminio y hormigón llamado Vilnius y una mesa+banco que combina la madera con el hormigón.

No es de extrañar que el gran éxito y prestigio de esta firma se deba a la combinación de tres aspectos fundamentales: la utilización de los mejores materiales (de los que el principal es el hormigón); la aplicación de la mejor tecnología en el proceso de producción; y el compromiso con el diseño como valor añadido en una labor editorial de elementos urbanos y de edificación.

Del mundo rural al bullicio de la ciudad

Emili Farré-Escofet hizo un sincero repaso a la evolución de la compañía, recordando el origen humilde y rural de sus antepasados, “de payés”, pero con un claro objetivo: hacer negocio y hacerlo crecer, “con testarudez y trabajo, siempre con la ciudad de Barcelona de fondo”. Y es que los inicios de Escofet se enmarcan en el nacimiento del Eixample barcelonés, el barrio del Ensanche que necesitaría de mano de obra y materiales, como el mosaico hidráulico creado por esta empresa. “Los nuevos pisos necesitarían suelos, y este material resultaba más resistente y con mejores características que el gres o la piedra, habituales hasta entonces”. Posteriormente, la producción de mosaico para exteriores, “supuso la entrada de la empresa en el paisaje urbano”.

En junio de este año se inauguraron en Aalborg (Dinamarca) el parque Utzon Parken, equipado con los bancos UTSEP, una actividad enmarcada también en la celebración del 125 aniversario de Escofet.

UTSEP System, diseñado por el arquitecto danés Jørn Utzon, fue concebido inicialmente como sofá modular para el vestíbulo del edificio de la Opera de Sydney y fue reeditado por Escofet como mobiliario urbano en hormigón moldeado, previa autorización de Jan Utzona, hijo del arquitecto, y el beneplácito del Ayuntamiento de Aalborg. En ocasión del 125 aniversario de la empresa Escofet, la reedición del banco en hormigón se colocó frente al Museo Utzon Center de esta ciudad danesa.

El sistema de mobiliario UTSEP (acrónimo de Utzon y septiembre) se inspira en los mismos principios de ‘adición’ por los que Utzon se interesó a lo largo de su carrera convirtiéndose en una de sus preocupaciones particulares en su método de trabajo al final de la década de los 60.