Entrevista a Julián Martín de Eugenio Cid, secretario general de Andece
12 de marzo de 2010
El mundo del prefabricado en la construcción industrial supone, desde hace años, un importante volumen de negocio. ¿Cómo ha evolucionado en los últimos tiempos?
A nuestro entender, es más correcto hablar de construcción ‘industrializada’, que es la producción en centros fijos, perfectamente controlados, de todo tipo de piezas que, una vez ensambladas en obra, permiten la realización de las mismas.
La producción de prefabricados de hormigón ha seguido en España, como en el resto del mundo, una evolución paralela a la de la construcción.
En el año 2007 se alcanzó el techo actual de nuestra producción, con una facturación de 8.500 millones de euros. A partir de ese año, se han venido produciendo descensos muy importantes, -23,5% en el año 2008, con una facturación de 6.500 millones y -48,2% en el año 2009 (respecto a 2007), con una facturación de 4.400 millones de euros.
El prefabricado abarca múltiples soluciones constructivas; desde pavimentos hasta la ‘carcasa’ de una nave, desagües, etc. ¿Qué supone cada segmento en facturación?
Andece no dispone de datos económicos concretos acerca de sus asociados, pues somos una asociación meramente técnica. Pero sí puedo decirle cómo se distribuye en porcentajes la producción de los prefabricados en España: la pavimentación representa el 13,6% del total de la producción, los grandes prefabricados para edificación y obra pública un 54,8%, cerramientos (11,4%), tuberías y canalizaciones (8,4%) y otros productos generales como piedra artificial, mobiliario urbano, postes eléctricos, etc. que suponen el resto de la producción (8,5%).
A menudo, cuando hablamos de construcción prefabricada, e industrializada, pensamos en líneas rectas y más funcionalidad que estética. ¿Es compatible la construcción modular con el diseño arquitectónico?
La flexibilidad en el diseño que permite trabajar los elementos prefabricados de hormigón se hace evidente en los productos de uso exterior y en ordenación urbana y paisajística: los pavimentos, cerramientos, puentes y viaductos, naves y edificios comerciales, mobiliario urbano... Pero, incluso, en prestaciones puramente resistentes, el empleo de soluciones constructivas con prefabricados de hormigón, permite la ejecución de obras mucho más estéticas y funcionales, por ejemplo, gracias al uso de grandes luces sin precisar apoyos intermedios, pilares más compactos....
Además, se pueden utilizar moldes y pigmentos a medida para conseguir elementos prefabricados con formas y colores totalmente novedosos, a la vez que exclusivos, e incluso existe la posibilidad de patentarlos para el cliente.
Los fabricantes de soluciones constructivas prefabricadas tienen en su haber un largo trabajo de innovación y mejoras constantes... ¿En qué se centran más últimamente? ¿Cuáles son las tendencias?
Por ejemplo, en pavimentos, trabajan en piezas antideslizantes, autolimpiantes, con valores mayores en resistencia y durabilidad (resbalamiento y a las manchas). En cuanto a estructuras, vamos hacia el incremento de luces y cargas resistentes; mejora de su comportamiento frente a cargas sísmicas. En este punto quisiera destacar el magnífico comportamiento de las estructuras, edificios y obras públicas chilenas, realizadas por prefabricadores españoles, ante uno de los mayores seísmos que se han sufrido, y que han servido para demostrar la idoneidad de estas soluciones prefabricadas ante tan severas solicitudes.
En el segmento como las tuberías y el drenaje se están mejorando los sistemas de unión entre tubos y de estos con los pozos de registro, además de incrementar diámetros y resistencia.
Otro caso son los paneles de cerramiento: se están desarrollando nuevos sistemas de anclaje y fijación. Y en mampostería con bloques de hormigón, la innovación pasa por sistemas constructivos completos, que permiten alcanzar mayores alturas y mejora de la fiabilidad.
También en viviendas prefabricadas se está trabajando. Concretamente en el desarrollo de estructuras multiplanta, llave en mano, con gran flexibilidad de acabados finales como fachadas, diseño de ventanas y accesorios: persianas, balcones, terrazas...).
Igualmente en naves y edificios comerciales, las novedades pasan por mayores luces y alturas libres, así como mayor flexibilidad de uso y estética.
Otros trabajos son los sistemas de vía en placa y de traviesas para ferrocarriles de alta velocidad; puentes de trazado curvo, altas prestaciones y estética para Obra Pública, o lograr cerramientos más eficaces para fachadas arquitectónicas, así como un aumento de la gama de acabados, nuevos sistemas con mayor facilidad en el montaje y posterior mantenimiento.
En cuanto a forjados, la tendencia es el desarrollo de grandes cantos (losas alveolares).
La tendencia general es a enfatizar en las ventajas técnicas que ofrece la industrialización de cualquier producción: el control del producto en producción (de forma que se minimicen los productos no conformes), realización de ensayos de control de calidad, automatización, customización de procesos y productos.
En cuestiones de investigación el enfoque principal se lo lleva la sostenibilidad para aprovechar las ventajas que en ese aspecto que ofrece nuestra solución por la mismas características del producto (sea cual fuere su destinación final en la estructura). Además, se están utilizando nuevos hormigones especiales para la fabricación de las piezas con resultados de elementos autolimpiables, descontaminantes y piezas aligeradas y de mayores resistencias.
No podemos dejar de mencionar que los prefabricados de hormigón producidos por la industria española son líderes mundiales en muchas de sus aplicaciones: obra pública, mobiliario urbano, por nombrar las más internacionales.
El tema de la protección del medio ambiente ¿ha supuesto también un cambio de mentalidad en estas empresas?
Una de las grandes ventajas de los prefabricados de hormigón es que tanto en su proceso productivo como en sus desechos industriales o demolición de obras realizadas con estos elementos, se está actuando con la máxima protección del medio ambiente. Nuestros productos emplean materias primas naturales y las obras con ellos realizadas presentan muchas ventajas medioambientales, como es su inercia térmica, resistencia al fuego, nula emisión de contaminantes. En definitiva, mayor eficiencia energética a lo largo de la vida del producto (construcción, uso y posterior desmantelamiento de la estructura).
Ciertamente la complejidad de mucha legislaciones medioambientales en España ha motivado que se precisen ciertos cambios en los sistemas productivos de la mayoría de los sectores industriales en nuestro país; afortunadamente estos cambios han sido mínimos en nuestra industria debido a la ‘bondad medioambiental’ de nuestros fabricados.
¿Cómo ha afectado a las empresas del sector las aparición de nuevas normativas y directivas europeas?
En temas tecnológicos, como pueden ser las características de los productos y su control, las normativas europeas no han supuesto grandes cambios, debido a que nuestra industria estaba muy evolucionada. Por nuestra pasada historia, los prefabricados de hormigón ya ofrecían prestaciones superiores a las que se venían requiriendo en otros países avanzados de nuestro entorno, así pues, dichas normativas europeas en muchos casos han supuesto una ventaja competitiva para nuestros productos.
Cambiando de tercio, ¿cómo ha evolucionado la construcción ‘in situ’?
El empleo de soluciones constructivas con prefabricados de hormigón se viene incrementando de una manera continuada, aunque sí es cierto que todavía estamos por debajo de porcentajes de uso respecto a otros países de nuestro entorno. Holanda presenta el mayor porcentaje, superior al 45%, frente al 20-22% de España.
En viviendas es donde más ha costado la introducción de soluciones totalmente prefabricadas, pero no así en construcción no residencial (edificación comercial, pública, industrial) y obras públicas.
Aunque parezca que todos son ventajas, ¿cuáles son los puntos débiles con los que se encuentra hoy la construcción prefabricada?
Lamentablemente, se trata del mismo problema que sufren mucho sectores en España: la atomización; muchas empresas pero pequeñas, desconectadas, que no aportan fuerza al sector del que forman parte. En la actualidad, coexisten grandes empresas con importantes oficinas técnicas, con pequeñas empresas y menores dotaciones.
Otro punto débil es la gran concentración de nuestros proveedores y clientes, así como una política de adjudicación, por estos últimos, basada en el precio y no en la calidad y fiabilidad, salvo honrosas excepciones y para obras realmente complejas (y aún así....).
Para finalizar, ¿nos puede hacer una previsión de este mercado para los próximos años?
Es un hecho reconocido por todo el sector que el nivel de demanda en la construcción, cuando se estabilice la situación, nunca superará el 60% de la que se produjo en el año 2007. Es por esto que el sector en general debe asumir la nueva realidad, reestructurarse y mejorar con la experiencia de lo sucedido, para resurgir como un sector mejor que dé soluciones reales a las necesidades de la sociedad.
Nuestros productos, en general, no son susceptibles de exportación por su elevado coste de transporte. Sí podríamos exportar nuestro ‘saber hacer’ y, de hecho, ya se viene haciendo; pero para ello el Estado debería apostar por favorecer a la industria y eso no se está produciendo.
La legislación laboral es especialmente ‘dura’ en nuestro sector, lo que conlleva una falta de flexibilidad muy acusada para adecuar los costes a la demanda. Nuestra actividad industrial precisa mucha mano de obra cualificada, que no es fácil formar. Por eso cada fábrica que tiene que cerrar es una pérdida para cualquier país, máxime para el nuestro, y no parece que esto esté importando al Gobierno. Se están primando soluciones menos industrializadas, confundiendo, quizás, la actividad meramente especulativa del coste del suelo con la actividad de fabricación de soluciones constructivas.
Francia ha sido capaz de abordar el tema plazos de pago de una manera seria y constructiva; mediante un Acuerdo Nacional con intervención del Gobierno, Administraciones, y Fabricantes de productos para la construcción, llegando a 45 días como plazo final, sin posibilidad de prolongación.
Las obras son necesarias, incluso las de edificación de viviendas (no especulativas), no olvidemos que existen más de 2.000.000 de demandantes de viviendas que no pueden pagar lo que les piden por ellas, fundamentalmente por la repercusión del coste del suelo.
Además, se precisan mejorar nuestras infraestructuras y servicios, si queremos mantener el nivel alcanzado por nuestro país.
Pero, es imprescindible que cada obra que se realice sea pagada el los plazos que establece la Ley, sin posibilidad de ‘pactos en contrario’, y exigir que estos mismos plazos se apliquen a los subcontratistas y suministradores. De esta manera se podrá superar, de una forma positiva, la situación actual.
Cualquier otra ‘solución’ solo implicará la destrucción del tejido industrial y la pérdida de empleo estable y cualificado. Hasta el momento ya se llevan perdidos más del 35% del empleo.
La situación en la que ahora nos encontramos es la oportunidad que tiene nuestro sector para demostrar que la construcción debe ser de calidad, innovadora y en constante contacto con las necesidades de la sociedad, la economía y el medio ambiente. Para nuestro sector esto es una ventaja respecto a otras soluciones, pues venimos ofreciendo la solución constructiva que responde de forma integral a estas necesidades: la construcción industrializada.