Barcelona estrena nuevos semáforos de acuerdo con su política de sostenibilidad
Esta iniciativa supone la parte más visible del proceso de renovación tecnológica y estética de la red que está realizando el Ayuntamiento de Barcelona y que supone un presupuesto de 40 millones de euros para este mandato y unos 60 más para los próximos cuatro años. Además, y según explicaba Francesc Narváez, regidor de Movilidad del Ayuntamiento el día de presentación del diseño, éste “permitirá desprenderse de la popular visera, ya que la luz es muy direccional”.
El proceso de implantación sistemática del nuevo semáforo ha comenzado este mismo septiembre con la puesta de largo que contó con la presencia de la prensa y el alcalde de la Ciudad Condal, Jordi Hereu.
Un semáforo modular, funcional y sostenible
El nuevo semáforo funciona con el sistema de iluminación led, es modular y diseñado en tres modelos posibles: de 300, 200 y 100 centímetros de diámetro. Cada uno de estos módulos se pueden unir mediante una pieza metálica (inyección de aluminio) de conexión, que permite posicionarlo en diferentes ángulos y garantizar su posición bloqueada.
En cuanto a su diseño, el semáforo tiene una geometría asimétrica con el eje vertical que permite alinear siempre el semáforo por un lateral como mínimo. Estos semáforos, además, se pueden acercar al máximo de los báculos de fijación. Así, se pueden utilizar estos semáforos como una banderola y se puede colocar un conjunto de semáforos viales y de peatones sin necesidad de brazos suplementarios.
El semáforo es simétrico con el eje horizontal, por lo que puede montarse en las dos direcciones mientras que el disco de led tiene una composición circular y también puede colocarse en ambas posiciones.
Realizado en piezas termoplásticas (PC), permite además “la posibilidad de utilizar material reciclado en función de los ensayos y certificaciones de quien sea el proveedor del material”.
Desde Tandem Company además se ha diseñado considerando todo el proceso de fabricación y montaje, con piezas totalmente separables que, a posteriori, puedan ser tratadas a las plantas de reciclado correspondientes, utilizando procesos sostenibles (evitan pinturas, por ejemplo).
Los módulos están formados por dos partes que se unen mediante una bisagra y un sistema de apertura con un solo accionamiento de acceso rápido. Es un sistema muy parecido al actual semáforo de Barcelona: al abrirlo, se pueden añadir más módulos sin desmontar elementos y hacer las conexiones eléctricas habituales. En cuanto a la columna, ésta podrá contar con un soporte simple o doble: el diseño del semáforo permite que este soporte se integre más en la columna y el báculo.
La renovación de los semáforos de Barcelona ha comenzado este septiembre y supondrá la instalación de más de 13.000 nuevos modelos en la primera etapa.
Integrando las nuevas tecnologías
Otra de las ventajas de este diseño es que permitirá introducir nuevas tecnologías a la red de semáforos, como Wi-Fi, placas fotovoltaicas o módulos especiales de altavoces para invidentes.
Como soporte Wi-Fi, el espacio más apropiado según sus diseñadores para colocar la antena es en posición horizontal en los báculos. Esta antena irá unida a éstos mediante abrazaderas y recubierto todo con una carcasa de policarbonato a juego con el semáforo.
Asimismo, estos semáforos pueden integrar otros complementos y accesorios como placas fotovoltaicas que puede ayudar en el suministro energético del propio sistema. Pueden incorporar también otros elementos adicionales, tanto en la parte exterior de los conjuntos como dentro de los módulos especiales: baterías, cámaras de vigilancia o control, altavoces para invidentes, etc.
Los requisitos del concurso
El Ayuntamiento de Barcelona sacó a concurso, en lo que ha sido una iniciativa pionera en el ámbito de las Administraciones Públicas catalanas, el nuevo diseño del semáforo de la Ciudad Condal. Aún así, el nuevo diseño debía cumplir una serie de requisitos, entre ellos, que el conjunto del semáforo se integrara en el mobiliario urbano, que mantuviera la imagen del semáforo como elemento funcional de señalización luminosa de seguridad vial, compatible con las dimensiones de las ópticas led.
Asimismo, también debía mejorar el impacto ambiental que genera el propio producto y cumplir con la marca CE y la marca de ‘Producto Ecológico’. En esta línea, también estipulaba que el nuevo semáforo deberá fabricarse con materiales respetuosos con el medio ambiente.
Por otra parte, a fin de optimizar los costes y el impacto ambiental en la producción de los semáforos, se valoraba que el diseño permitiera ganar volumen interior a la carcasa, de manera que fuera posible incorporar otros dispositivos de dimensiones superiores a las ópticas led (pulsadores de peatones, descontadores, módulos para invidentes, equipos y antenas de telefonía móvil, etc.).
El nuevo diseño admite diferentes configuraciones y la inclusión de dispositivos adicionales como descontadores de tiempo, etc.
Desing by Tandem
El nuevo semáforo de Barcelona es una creación Tandem, que conjuga la innovación, el diseño y el desarrollo de productos. Formada por profesionales con más de 15 años en el sector, su amplio conocimiento abarca áreas tan diversas como el diseño industrial, el diseño gráfico, la ingeniería mecánica, la ingeniería electrónica, la industrialización, gestión de proyectos y sostenibilidad, entre otros.
La innovación conceptual de producto de Tandem, que les permite generar múltiples ideas y convertirlas en valor en clave de nuevos productos, pasa por colaborar con diversos centros tecnológicos e industrias a fin de proponer productos innovadores a sus clientes. Sin embargo, sus soluciones van un paso más allá: su método de trabajo les permite resolver las relaciones entre los atributos formales-funcionales de los objetos y las necesidades de las personas, ofreciendo así soluciones que puedan ser fabricadas en el tiempo y el coste establecido.
Y fue precisamente esta combinación de talentos lo que les permitió pensar y diseñar este nuevo modelo de semáforo que cautivó a los responsables de elegir entre las diferentes candidaturas.
Un largo recorrido...
Barcelona instaló el primer regulador electrónico (modelo RL) hacia 1984, modelo que sustituyó a los hasta entonces electromecánicos (conocidos como M). Dichos reguladores fueron instalándose a lo largo y ancho de la ciudad, hasta la época de las Olimpiadas de 1992. Sin embargo, a medida que se iba extendiendo esta tecnología se hacía más patente su debilidad frente a elementos atmosféricos como las tormentas. Ángel López –director de Servicios de Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona– lo recuerda bien: “Fue en aquella época en que se produjeron toda una serie de caídas del sistema por culpa de los rayos, lo que originó un importante caos en la ciudad y comenzó la leyenda negra sobre los semáforos de Barcelona”. Así pues, hacia los años 90 se empezaron a mejorar estos reguladores, aunque sin acabar de dar el salto tecnológico necesario.
Fue en esa época pues que el ahora alcalde actual Jordi Hereu –entonces responsable de movilidad del Ayuntamiento– se planteó la necesidad de abordar esta problemática de raíz: “No podía ser que uno de los problemas de la ciudad fuera que no funcionaban los semáforos. Era un servicio básico que debía funcionar siempre”.
Y es en este punto en que se ponen a trabajar diferentes aspectos: en primer lugar, desarrollan un regulador mucho más robusto (“que aguantara las tormentas, en pocas palabras”). La segunda línea de trabajo era el uso de ópticas de led (“que de hecho ya lo habíamos empezado a trabajar”) para mejorar la visibilidad y la duración de las lámparas y, en tercer lugar, (“una línea que de ya estaba más madura aún”) mejorar las cajas de comunicación con fibra óptica. Con todo ello se configuró un sistema, hacia 2005, homologado por Aenor, y se preparó el proyecto de renovación de todas las instalaciones de la ciudad, algo que, hacia 2006, ya suponía un presupuesto de unos 100 millones de euros.
Dicho proyecto significaba también la sustitución de todas las centrales de zona, pasar toda la red de comunicación de cobre a fibra óptica y convertir todas las cámaras analógicas a digitales. “En definitiva, poner las instalaciones al día y con un sólo objetivo: tener lo último pero contar a la vez con un sistema que permitiera trabajar con seguridad y con el que se pudieran desarrollar políticas de prioridad del transporte público”. Ejemplo de ello serían los ‘corredores de bomberos’ que permiten, al recibir una alarma, activar una ‘onda verde’ que sintoniza todos los semáforos para priorizar su recorrido.
Sin embargo, Ángel López explica que “claro, estamos hablando de toda una serie de mejoras de la red que, en realidad, se ven poco (...). Por eso digo que todos estos cambios tecnológicos nos han permitido cambiar el diseño de los semáforos: no es que sea el motivo sino que ha sido la oportunidad. Si hubiéramos hecho como hasta ahora, pequeñas modificaciones, no se hubiera apreciado ningún cambio”.
Hay que tener en cuenta además que el molde de los años 20 todavía es vigente. Por ello, a pesar que en Barcelona pueden convivir semáforos de muy diversas épocas, con materiales diversos y versiones diferentes, no se aprecia: todo el mundo los identifica y los ve iguales, la carcasa amarilla, la visera, etc. Y este es el motivo que impulsó al Ayuntamiento de Barcelona a dar un paso más y, aprovechando la oportunidad como dicen, ‘adelgazar’ los semáforos, cambiar la carcasa, la forma, hasta eliminar la visera. “Y será la manera de expresar que el modelo es nuevo, porque en realidad, el nuevo diseño es lo menor de todas las modificaciones, pero es lo que se verá” –puntualiza Ángel López.
“El nuevo semáforo es la guinda del pastel”
Sin embargo, había una cosa clara: no se trataba de ir al mercado y comprar un diseño. “Queríamos seguir con el espíritu de la Barcelona que innova, la ciudad del diseño. Y así organizó un concurso público de ideas (el primero que se celebra de este tipo), abierto, y con un compromiso de fabricación. La idea era facilitar la introducción de un nuevo modelo de semáforo para la ciudad y que el primer lugar donde se instalaran fuera Barcelona, pero sin la pretensión de ser los únicos”.
En este sentido destaca que el diseño es propiedad del consistorio, pero lo cede a toda empresa que lo quiera fabricar. Esto es: el Ayuntamiento organiza el concurso, premian a un ganador que cede al gobierno municipal los derechos del diseño y éste, a su vez, lo cede también a cualquier fabricante que quiera desarrollarlo. “Con una condición –puntualiza el responsable del área de Prevención, Seguridad y Movilidad- que se garantice que el semáforo respeta el hecho diferencial de Barcelona. Es decir, lo pueden copiar, pero bien copiado, que se parezca”. En definitiva, la idea es que suceda lo que ya ocurre hoy día en las calles de la Ciudad Condal: existen muchos fabricantes de semáforos, pero éstos se pueden colocar al lado que no ‘chocan’: tienen la misma medida, el mismo aspecto, mantienen los mismos rasgos...
Con todo, para Ángel López, pese a que el nuevo diseño parece ser lo más importante, en realidad “es la guinda del pastel. Yo, de lo que estoy realmente orgulloso es de llevar unos tres veranos sin que ninguna tormenta colapse la ciudad y que el día en que pasó el Tour de Francia por Barcelona, la tormenta eléctrica que sufrimos media hora antes no supuso más que 10 avisos de incidencias, cuando hace unos años hubiera sido un desastre”.
40 millones en una primera etapa
El proceso de diseño y fabricación de este nuevo semáforo supone una inversión del 40% del presupuesto.
Estos primeros 40 millones servirán para centralizar toda la red básica: Barcelona cuenta hoy día con 1.300 kilómetros de calles, pero sólo un 27% de éstos son red básica (por donde pasa el 82% de la circulación total). Por lo tanto, es en estos 40 kilómetros de red donde se dedican la mayor parte de los esfuerzos. Por ello, la idea inicial es garantizar que el 100% de esta red básica esté centralizada. “Ello tiene una consecuencia directa, y es la posibilidad de activar corredores de emergencias, pero también permite conocer de forma inmediata las posibles incidencias y tomar las medidas oportunas lo más rápido posible”.
En esta primera fase también se renovará todo el equipamiento: la idea es que no exista ya ningún regulador de más de 10 años (actualmente podemos encontrar reguladores de unos 30 años de media, aproximadamente, que conviven con los más nuevos).
Poniendo la ciudad al día
Pero esta primera etapa también supone el cambio a tecnología led y la instalación de fibra óptica en toda la ciudad, adaptando también la red a las modificaciones del reglamento de baja tensión. En este punto, Ángel López nos aclara que “en los años 80-90 se produjo un cambio en la normativa que variaba el nivel de aislamiento para el cable eléctrico de 220V: pasaba de 500/750 Watios a 750/1.000 W. Y ahora podremos poner al día todas las instalaciones”.
Al final de este primer proceso, Barcelona contará pues con unas 600 cruces contarán con semáforos y tecnología nueva; tanto pueden ser cruces todas nuevas o que se han renovado de forma parcial. También se ganará en seguridad y robustez. “Y en ahorro energético: los reguladores funcionan a 42 Voltios, una tensión que se considera lo bastante potente como para no necesitar una excesiva intensidad pero que a su vez es segura para las personas”. Además, estos reguladores estarán homologados por la norma UNE y, además, serán de bajo consumo: “consumirán de media unos 250W por cruce, incluidas las lámparas (cada semáforo viene a ser unos 10W), lo que equivale al consumo de un PC. Si el cruce es de gran envergadura se puede llegar a los 500W, pero igualmente estamos hablando de bajo consumo”.
Y precisamente este consumo reducido ofrecía otra oportunidad: instalar Sais. “Todos los cruces de Barcelona contarán con sistemas de alimentación ininterrumpida hasta 5 hroas, de manera que durante este periodo de tiempo el centro de control recibirá el aviso de fallo de corriente pero, pese a que las calles se puedan quedar sin luz, los semáforos seguirán funcionando”.
Otro hecho diferencial serán las ópticas de leds, que aportan una serie de ventajas como es el ahorro energético, un menor mantenimiento y una mayor intensidad lumínica (que se podrá reducir por la noche si fuera necesario). Los leds permitirán también eliminar el efecto fantasma y ya no será necesaria la protección solar (los parasoles). Por otra parte, la óptica de led es mucho más plana, lo que dio pie al diseño de un nuevo semáforo mucho más estilizado.
Por otra parte, López también apuntaba que “estamos instalando 10.000 ópticas gracias al convenio firmado con el Idae (Instituto para la diversificación y el ahorro de energía), que contemplaba la subvención a ayuntamientos para la renovación de ópticas de semáforos”.
Y, de nuevo, de la oportunidad sale la propuesta: una nueva estética que va más allá. El nuevo semáforo incorporará también el módulo para invidentes, de manera que con este proyecto el 100% de pasos para peatones incorporarán dicho módulo, previsto además desde el origen del diseño. Y prevé también la integración de mobiliario en el mismo semáforo: ya no es un elemento frágil, sino que ahora podrá servir de soporte para otros elementos: señales de tráfico, callejero, etc., que se incorporarán a la misma columna vertebral del semáforo, aligerando las calles de señales.
Sin embargo, ante tanto cambio una cosa se mantiene: el color amarillo de la carcasa: "a parte que es ya un color emblemático en la ciudad, seguimos pensando es el que mejor se distingue, fácilmente identificable y que, desde lejos, puede reconocerse como semáforo".