“Desprendernos del abono químico ha supuesto una serie de ahorros y de mejoras en la calidad del entorno”
Entrevista a Mikel Baztan, responsable del Área de Jardinería y Agenda 21 de Noain
De usted puede decirse que es uno de los responsables de elevar la localidad navarra de Noain a los primeros puestos en España y un ejemplo europeo en lo que se refiere a jardinería ecológica. ¿Cómo la definiría?
La jardinería ecológica trata de aplicar el concepto amplio de sostenibilidad, es decir, aplicar el sentido común a la jardinería y basarlo en un diseño lo más inteligente y austero posible, buscando la cercanía con los procesos naturales.
Cuando se trata de jardines ya establecidos se debe hacer una reconversión o rediseño previo, tanto de los elementos como de las labores de mantenimiento que necesita.
Que nominen a una pequeña localidad navarra al ‘Premio Internacional de Dubái a las buenas prácticas para mejorar las condiciones de vida’, reconocido por la ONU, es algo que no ocurre todos los días. ¿Qué supuso para usted esta nominación?
Es romper con la imagen prefijada, incluso por nosotros mismos, de que no teníamos capacidad de hacer cosas que trascendieran a nuestro ámbito ya no solo local, sino de la comunidad e incluso del estado. Se trata de dar la visión de que no hay tareas imposibles sino personas que no buscan los medios para conseguirlas. Tuvimos que ir planteando temas imaginativos, novedosos y, sobre todo, poniendo mucha ilusión y esfuerzo, se puede conseguir muchas cosas.
Esfuerzo que ha sido recompensado con premios...
Sí, de hecho el miércoles pasado recogimos nuestro duodécimo premio en los últimos tres años: la Red Española de Ciudades por el Clima en la categoría de energía en reconocimiento por el Plan Municipal de Cambio Climático que hemos planteado y aprobado para este ayuntamiento.
En realidad, ya son muchos premios a nivel estatal e internacional. La semana pasada estuvimos en Canadá representando a nuestro pueblo como delegación de Navarra, para compartir nuestras experiencias. La conclusión es que el nivel de acciones que estamos desarrollando está en la parte más alta de lo que se está llevando a cabo en todo el planeta. Es decir que de alguna forma, se hace bueno el refrán ‘de pequeñas bellotas se hacen grandes robles’.
¿Qué cambios supone aplicar el concepto de jardinería ecológica en un proyecto de jardín convencional? Por ejemplo, sustitución de sustancias peligrosas como pesticidas o fungicidas, ¿qué otros cambios entraña?
El principal cambio hay que hacerlo en nuestras mentes, en los esquemas con los que trabajamos previamente porque existe cierto temor –incluso yo mismo lo he sentido–, a dejar de lado ciertas sustancias, hábitos, modelos y dinámicas del pasado.
Hay que arriesgar un poco. Lo bueno es innovar cuando alguien ya ha adelantado el camino y a nosotros nos ha tocado hacerlo. Entonces nos planteamos qué ocurriría si no empleamos un abono químico en un jardín durante un año. Empezamos a ver que éste funcionaba perfectamente y buscamos alternativas de plantas como el trébol que nos proporcionasen abono natural al resto de la pradera. Ya llevamos doce años y nuestros céspedes no tienen nada que envidiar al resto, pero sí podemos afirmar que son más sanos, más diversos, que quienes lo usan no se intoxican y que no tenemos apenas plagas o éstas están en una proporción equilibrada de acuerdo de la naturaleza. Por lo tanto, desprendernos del abono químico ha supuesto una serie de ahorros y de mejoras en la calidad del entorno y lo hemos hecho extensible a los herbicidas, insecticidas y fungicidas. Hemos ido probando nuevas formas de hacer que muestren que la jardinería funciona sin estos elementos contaminantes y además la hemos hecho más barata.
¿Puede aplicarse este concepto en jardines más reducidos, de uso particular?
Por supuesto. Además yo creo que es prácticamente obligatorio en el sentido de que tenemos que cuidar el lugar donde vivimos. No tenemos que intoxicarnos ni contaminarlo. También conlleva que el diseño sea agradable, que las plantas y el jardín funcionen de una manera lo más autónoma posible y sobre todo, que no hayamos aplicado un herbicida y esté nuestro hijo comiéndose una hierba; que no gastemos en abonos ni en pesticidas. Incluso en un jardín a nivel doméstico podemos aplicar pequeños remedios caseros para que los pequeños problemas sean llevaderos.
¿Qué importancia tiene el riego en este proyecto de jardinería ecológica? ¿Se ha reducido el uso de riego por aspersión? ¿De qué forma se ha aplicado el riego por goteo?
Aquí volvemos al modelo en el que nos fijamos a la hora de pensar en nuestro jardín, en nuestro entorno. Insisto en que el modelo tiene que acercarse lo máximo posible a la naturaleza que nos rodea. Por ejemplo, en nuestra zona, la parte central de Navarra, el paisaje es bastante verde pero cuando llega el verano las praderas de agostan.
Nos han modelado el gusto para pensar que lo seco es feo pero la realidad es que es un paisaje muy variado en tonos donde contrastan los campos segados de color amarillo con los verdes de la vegetación, los arbustos, los árboles… Tenemos la obligación de recrearlo por coherencia económica y ecológica e ir cambiando la imagen de que lo seco es feo. A la hora de plantearnos ese modelo tenemos que adaptar el riego… ¿por qué hay que regar las zonas verdes?, ¿por qué no plantearnos solo regar las zonas de mayor uso, las centrales y zonas urbanas –que es preferible que estén verdes porque aportan calidad de vida y salud mental– y eliminar el riego por aspersión de las zonas de menos uso o extrarradios? En este caso podríamos instalar el riego por goteo (integrado) en las praderas donde existen árboles y arbustos y recrearemos así un paisaje mucho más sostenible y más barato.
En general, hay una clara tendencia hacia los jardines que requieren poco mantenimiento o ninguno. ¿está de acuerdo con esta afirmación?
Sí, aunque está costando mucho porque hay miedo a abandonar el sistema y modelo que hemos usado hasta ahora. Por ejemplo hay que desdeñar el uso de herbicidas, y de algunos pesticidas que son muy contaminantes y potencialmente peligrosos.
En este sentido, en Europa nos llevan cierta ventaja. Hace tres semanas, visitamos varios jardines en Londres y en zonas céntricas muy turísticas, junto a Buckingham Palace, había praderas que no se segaban con el fin de crear diversidad de espacios, zonas con encanto con flores de pradera como forma de crear diversidad y dar refugio a insectos y otras formas de vida. El ir abriendo la mente a otras posibilidades que no sean solo exclusivamente césped regado, uniforme y con cuatro árboles. La ideal es que el jardín sea cada vez más diverso, barato y eficiente.
Dinero, materias primas, agua y sustancias tóxicas, ¿Se pueden contabilizar los ahorros desde su instalación del jardín ecológico en Noain hasta la actualidad?
En este momento contabilizamos un ahorro anual de 120.000 euros que vienen dados por varias facetas.
Cuando existe un nuevo proyecto en el ayuntamiento, todo lo correspondiente a jardinería y riego, se analiza en nuestro área y se proponen las soluciones que, a nuestro entender, son las mejores para el municipio en cuanto a que exista mucha plantación de árboles y arbustos, diversidad y que usemos sistemas de riego más eficientes. Muchas veces evitamos la excesiva proliferación de contadores, que luego hay que pagar, sistematizamos el riego para que sea más eficiente y con eso también ahorramos entorno al 10% al año. Dejamos también zonas sin riego por aspersión lo que reduce mucho el consumo de agua.
También deberá cortarse menos…
Esta es otra faceta mayor de ahorro. En aquellas zonas en las que no se riega en verano no hay riego por aspersión aunque sí riego localizado para árboles y arbustos. Esas zonas hay que cortarlas mucho menos. Si bien una zona normal de riego por aspersión la cortaríamos alrededor de 30 veces al año, una zona sin ese riego la cortaremos unas 10 veces. En total, con todos los ahorros mencionados andamos alrededor de los 120.00 euros de ahorro anual. Y es una buena cifra.
Antes de crear el Servicio de Jardinería Municipal de Noain, había una carencia de criterios a la hora de diseñar, crear o mantener los jardines municipales, ¿cómo fueron los inicios del proyecto?
Hay que tener en cuenta que como ventaja de partida, yo contaba con siete años de experiencia en jardinería convencional y otros tres en agricultura ecológica, además de una militancia en grupos conservacionistas que te dan una visión muy amplia de este tema. Éramos dos personas únicamente pero teníamos mucha ilusión. Con esa ilusión y un poco de experiencia experimentamos, avanzamos y empezamos a transformar el pueblo. Inicialmente los jardines eran muy básicos, no había ningún criterio ni a la hora de plantar ni a la de mantener, por lo que fue sencillo levantar el listón.
Otra suerte añadida fue que la población estaba acostumbrada a vivir en un lugar de muy baja calidad y cuando empezamos a mejorar su calidad de vida respondieron con una gran ilusión y agradecimiento. La siguiente suerte fue que el ayuntamiento, desde que fue captando esa valoración de los vecinos apoyó al equipo y es todo esto, lo que nos ha llevado al punto en el que nos encontramos.
Tiene que dar satisfacción haber logrado un paisaje bonito y haber contribuido a mejorar la calidad de vida de los noaindarras… y más habiendo sido autodidactas, ¿conocían un proyecto similar?
No. Y la pena es que seguimos sin conocer ninguno. A nivel particular, hay algún diseñador que tiene en cuenta criterios ecológicos y de sostenibilidad a la hora de diseñar jardines pero como servicio público no.
En nuestro caso, cuando vimos que todo funcionaba, propusimos al ayuntamiento que, mediante un acuerdo de plenos, se decidiera que, a partir de ese momento, los jardines se gestionasen con criterios ecológicos. Es algo que estamos intentando extender pero no es fácil. A pesar de que vienen bastantes ayuntamientos a conocer nuestra experiencia existen muchos condicionantes como las inercias del pasado o que los políticos lo tienen que ver y creer. Es lo que hace que cueste su arranque. No conozco ninguna experiencia similar y sinceramente, me da pena.
Quizá se piense que, a pesar de que a la larga genere beneficios, la inversión inicial para implantar un jardín ecológico es cara… ¿Es cierto? ¿Supone un gran gasto?
No es cierto. En nuestro caso, con los jardines que ya existían se hizo un esfuerzo, pero más que por hacerlos ecológicos por darles un carácter, un sentido. Lo único que teníamos eran praderas de césped y árboles mal elegidos y ubicados. Fue una ordenación de jardinería práctica y eso nos llevó al camino de lo ecológico. Poco a poco fuimos dotándolos de carácter y nos dimos cuenta que utilizando muchos arbustos y árboles necesitábamos menos riego, menos corte de hierba, menos desbroces…
Aunque si eres muy exigente y quieres hacer el camino rápidamente, sí requieres una inversión pero la amortización es muy rápida porque reduces tanto las labores que entre 3 ó 4 años tienes amortizada la inversión en tapizados arbustivos, en los elementos propios de un jardín diverso… Además, la duración de ese jardín, que está arrojando un beneficio neto todos los años, será de décadas.
Ustedes optaron por la transformación lenta…
Sí. Nosotros escogimos la vía más lenta y el resultado es un jardín más barato y que proporciona ahorros desde el principio. Dejamos de utilizar herbicidas, de abonar con elementos químicos, ante los problemas de plagas y enfermedades utilizamos recetas caseras o sustancias del mercado con aval ecológico y cuyo precio es incluso más competitivo que el de las sustancias de síntesis, químicas.
El dinero ahorrado se puede utilizar para pequeñas plantaciones, para modificar los sistemas de riego, ir retirando las superficies de riego por aspersión e instalado goteo… se puede hacer más barato que lo convencional.
Comentaba que la cultura de los jardines ecológicos está más extendida en otros países, ¿Cuáles son éstos?
Yo conozco muy bien el caso de Alemania, en donde emplean sistemas que aquí todavía estamos proponiendo como voz que clama en el desierto. Allí por el contrario, las tienen asumidas como ocurre con los tratamientos.
En Alemania, como también en Dinamarca y en general la zona del norte de Europa, es muy importante la recreación de la naturaleza que rodea las zonas habitadas. Es algo que tienen mucho más asumido: la naturalidad con la que aceptan tener árboles cerca de las casas y edificios es pasmosa. En esos países se pueden ver arbolados por todas partes. En cambio aquí se sigue pensando que el árbol es a veces competencia e incluso un lujo o un riesgo. Se continúan viendo muchas facetas negativas del árbol y olvidamos las positivas como es la diversidad, la reducción de CO2 y de las temperaturas en verano, la calidad de vida, etc. Esta es una desventaja con la que partimos. Si queremos ser europeos tenemos que cambiar e introducir los criterios de naturaleza cercana y arbolado.
Después del éxito conseguido con su proyecto, también se está aplicando el concepto de jardín ecológico en urbanizaciones en Noain, como por ejemplo, la denominada A-4 e incluso se reutiliza el agua de las piscinas…
Sí, es una maravilla que desde el propio ayuntamiento nos dejen aportar y trabajar. Hacemos propuestas cuando vienen las promotoras con algún nuevo proyecto, nos tienen en cuenta y las aceptan. Por ejemplo, en la urbanización de A-4, la promotora proponía regar 80.000 metros cuadrados de zonas verdes con aspersión y nosotros propusimos que fueran únicamente 30.000, dando prioridad a las zonas con arbustos y árboles con riego por goteo. Nuestra propuesta se aceptó y lleva funcionando dos años de forma muy austera, con muy poco consumo de agua, mucho ahorro en labores y sin ningún tipo de contaminación por nuestra parte. Esto demuestra que si el ayuntamiento es receptivo y tiene un servicio que funciona, el resultado es un beneficio para todos en ahorros económicos, de salud ambiental, y de las personas.
Para terminar, ¿qué mensaje puede dar a otros ayuntamientos o jardineros que pueden influir en la fase final de un proyecto que tanto puede beneficiar?
Yo siempre recomiendo hacer pruebas. Si da cierto temor lanzarse con el 100% de los jardines a las técnicas ecológicas, lo recomendable es seleccionar una zona concreta e innovar. Veamos qué ocurre si no abonamos, si los tratamientos los hacemos con sustancias naturales –en el mercado hay una gran cantidad de este tipo de productos–, vamos a ver qué ocurre si planteamos algunas zonas sin regar pero con plantaciones de árboles y arbustos que compensen y recreen el paisaje. Veamos también qué ocurre si proponemos a la ciudadanía, mediante las agendas 21, si prefieren que utilicemos sustancias tóxicas en los jardines que utilizan o si optan por que exploremos esas vías más naturales y económicas. Veamos qué ocurre si una vez que experimentamos, planteamos al ayuntamiento que vamos a ganar un dinero que se puede emplear en otras cosas más útiles.
Tampoco hay que olvidar a los trabajadores que aplican estas sustancias, hay que tenerlos en cuenta también.