La nueva M30 y la transformación del delta del Llobregat, a debate en el próximo Conama 9
3 de septiembre de 2008
En este caso prosperidad económica y sostenibilidad ambiental parecen ser una dicotomía difícil de aunar. Es cierto que las infraestructuras son necesarias para el desarrollo de una ciudad, pero también es importante preservar los recursos naturales para próximas generaciones. El problema estriba en que hasta hace relativamente poco no se han introducido criterios de sostenibilidad en la planificación de carreteras, y que al tratarse de un proceso lento, vamos aprendiendo poco a poco.
Este tema visto a través de la ordenación del territorio y la importancia que tiene a la hora de crear nuevas infraestructuras y su relación con el urbanismo será el eje central de una de las actividades programadas para el próximo Congreso Nacional del Medio Ambiente (Conama 9).
Planificar las infraestructuras de forma conjunta, el reto
Los expertos que formarán parte de la jornada técnica ‘Planificación sostenible de las infraestructuras de transporte’ analizarán el papel de la ciudadanía en la planificación de las infraestructuras, así como la planificación aeroportuaria. “Trataremos concretamente el caso de la implicación de la Generalitat de Cataluña en el Plan del Delta del Llobregat”, expone Lourdes Cabello, coordinadora de la actividad.Este Plan es un proyecto global de transformación del Delta del Llobregat planteado para resolver un conjunto de necesidades de actividad logística, de transporte, de nuevas infraestructuras, medioambientales y territoriales. No obstante, el tema central de debate serán los efectos sociales y económicos que han supuesto las obras en la M30 de Madrid.
Madrid calle 30 es uno de los principales proyectos de transformación urbana del Gobierno de la Ciudad de Madrid, que conlleva la remodelación del viario y del territorio por el que discurre la antigua M-30.
Esta remodelación ha sido estructurada para erradicar el excesivo tráfico de vehículos que existía en la antigua autovía, de forma que permita afrontar una serie de objetivos entre los cuales se encuentran la recuperación del río Manzanares, la fluidez de la comunicación entre barrios y la mejora de la movilidad de los ciudadanos, a pie o en bicicleta.
En esta línea por tanto, se debatirá sobre cuáles son los criterios de sostenibilidad que han de regir los planes y programas de carreteras. Cómo se deben jerarquizar los objetivos tanto ambientales como socieconómicos, qué criterios hacen justificable la construcción de nuevas vías de gran capacidad en corredores con escasa demanda de tráfico, frente a la opción de mejorar y acondicionar vías existentes. Se hablará de si realmente es posible desarrollar políticas eficaces de transferencia modal en medios urbanos y qué instrumentos han de impulsarlas.
Otras de las variables que los ponentes van a poner sobre la mesa es si estas obras ha supuesto un ahorro en el gasto de combustibles y por consiguiente la reducción de emisión de gases de efecto invernadero. "Es evidente que el soterramiento acaba con la separación y barrera que ha supuesto la M30 hasta hoy y supone una oportunidad para dotar de nuevas zonas verdes que permiten conectar la ciudad con la Casa de Campo, otros parque urbanos y otras zonas destinadas al uso público. Recupera el acceso de los ciudadanos al río Manzanares, pero, ¿ha contribuido a mejorar la movilidad de la ciudad? Y desde el punto de vista económico, ¿la inversión resulta justificada porque supone un impulso a la actividad económica?" se cuestiona Cabello.