Entrevista a Domingo Zarzo Martínez, presidente de Aedyr

Una ‘smart city’ es aquella que administra de forma eficiente y sostenible sus recursos, y en este sentido una óptima gestión del agua es un aspecto clave. La desalación y la reutilización se consolidan así como soluciones definitivas en muchas urbes aquejadas de una carestía de agua y/o que apuestan por soluciones sostenibles. Entrevistamos a Domingo Zarzo Martínez, nuevo presidente de la Asociación Española de Desalación y Reutilización (Aedyr) para conocer en qué situación se encuentran estas tecnologías y cómo pueden beneficiar éstas el desarrollo de las ‘ciudades inteligentes’.

El objetivo de la asociación es, y siempre ha sido, dar servicio a los asociados en sus inquietudes y necesidades, fomentar las tecnologías y el desarrollo de la industria española de desalación y reutilización. Los retos para esta nueva etapa pretendemos que sean la internacionalización, la potenciación del área técnica y la formación, la relación con universidades, centros de investigación y otras asociaciones, y una mayor participación de los asociados (sobre todo pymes y suministradores).

Es un orgullo ser la cara visible de la asociación, y espero poder estar a la altura de mis predecesores. En cualquier caso, considero que el presidente es uno más de un equipo de 15 consejeros que representan a todos los sectores y sensibilidades de la asociación, elegidos por votación entre los afiliados, contando además el apoyo de la secretaria técnica.

Creo que las necesidades de desalación de agua de mar en la costa mediterránea están más o menos cubiertas, con algunas excepciones, y la tendencia futura parece ser ir a la construcción de plantas desaladoras de tamaño pequeño o mediano así como avanzar en la incorporación de membranas en plantas de interior para la mejora de la calidad de las aguas continentales.

En las regiones con escasez de agua, sobre todo en la costa mediterránea, el grado de reutilización es muy elevado (con zonas próximas al 100%). Normalmente se piensa en la reutilización cuando hay necesidad, aunque también debería considerarse por el beneficio ambiental y de aprovechamiento máximo de los recursos. Entiendo que en el futuro próximo se irá incrementando el grado de reutilización en toda España.

Efectivamente. Probablemente la mayor parte de las grandes empresas del sector (que evidentemente tienen más fácil su salida al exterior por su mayor capacidad, recursos humanos y financieros) tenga como media más de un 60-70% de su trabajo en exterior, por un lado porque es donde están los nuevos mercados, y por otro porque en España, aparte de la situación coyuntural de la crisis, el grado de abastecimiento y depuración es muy elevado y por tanto quedan menos obras importantes por hacer.

Desde luego. De las 20 empresas más grandes del mundo en desalación ocho son españolas y en cualquier licitación internacional de grandes plantas, donde puede haber como mucho 10 empresas con capacidad suficiente para acometer estos grandes proyectos, siempre hay al menos una empresa española presente, cuando no varias.

La desalación española está implantada en todos los lugares del mundo donde hay desalación: España, norte de África, Oriente Medio, Israel, Estados Unidos, Sudamérica, Caribe, Reino Unido, Australia, China, India, etc.

Quizá el principal problema del sector en este momento es la falta de inversiones y obra, que hacen que las empresas salgamos al exterior (lo cual no es por sí mismo negativo, evidentemente, como ya se ha comentado). También la necesidad y dificultad en muchos casos de conseguir financiación para los proyectos, porque las administraciones (no solo la española) recurren a menudo a proyectos PPP (de participación público-privada).

Desde luego el fomento de estas tecnologías pasa por la reactivación de las inversiones y la reducción del coste de producción, dado que el agua es un bien necesario de interés general.

En ambos casos, legislaciones más restrictivas en cuanto a calidad del agua implican la incorporación de tecnologías más eficientes y seguras (como las membranas). Otras medidas como la reducción del precio de la energía para el tratamiento del agua o medidas que reduzcan el precio (como la reducción de los impuestos aplicados), podrían fomentar una mayor extensión de estas tecnologías que ahora compiten con otros recursos o modelos como los de trasvases.

Desgraciadamente en este tema hay un importante grado de politización y de creación de opinión mediatizada. La desalación de agua de mar es una solución definitiva para la escasez de agua en localidades costeras, no depende de la climatología y su coste es asumible por la mayor parte de los usos (incluido el agrícola, como lo demuestran las plantas privadas que se dedican a ellos y que España sea el país a nivel mundial con mayor uso de la desalación para agricultura).

Respecto al consumo de energía para la desalación no es tan elevado como algunas personas piensan, ya que se necesitan solo 3,5 Kw para producir 1.000 litros de agua.

Tampoco el impacto ambiental de las desaladoras es relevante, y para el control del vertido del rechazo (mal llamado salmuera) que es el que se suele mencionar principalmente, en todas las desaladoras se realizan estudios de impacto ambiental previos al diseño y posteriormente se realiza el seguimiento ambiental de la afección. Llevamos muchos años con estos estudios (en los cuales universidades y centros de investigación españoles tienen un gran prestigio a nivel mundial), sin haber detectado efectos significativos sobre el medio marino.

En el caso de la reutilización, hay una menor presión social y política, ya que todo el mundo considera que es necesaria y positiva, y no hay discusión sobre ello.

La gestión sostenible del ciclo del agua en una ciudad forma una parte importantísima de sus infraestructuras y el contar con un abastecimiento seguro, fiable y de calidad y posteriormente aprovechar al máximo el agua depurada con su reutilización, deben formar parte de todo esquema de ciudad avanzada.

En el caso de la reutilización, creo que todo el mundo es consciente. En el caso del suministro de agua por medio de la desalación es diferente en aquellas zonas donde se sufre escasez o incluso sequía, que están muy sensibilizadas, frente a aquellas que nunca han tenido problemas de escasez.

Probablemente muchas personas estarán pensando en Singapur o alguna ciudad de Israel, pero la realidad es que no sólo no tenemos nada que envidiar a estos países, sino que además deberíamos estar orgullosos de los niveles de tecnología y tratamiento que tenemos aquí y valorarlos más, aparte de darles la máxima difusión. Por supuesto la desalación está más extendida en la costa mediterránea y Canarias, donde confluyen también los mayores niveles de reutilización. En cualquier caso, en cualquier ciudad donde hay instalada una desaladora de agua de mar, lo más probable es que ya exista un sistema avanzado de reutilización previo, y ese es el caso de las principales localidades costeras mediterráneas.

En el caso de la desalación, se utiliza casi exclusivamente la ósmosis inversa, por ser la de menor consumo energético (inferior a la evaporación), en algunos casos la nanofiltracion, para tratamiento de aguas con alto contenido en sulfatos u otros contaminantes en interior y la electrodiálisis reversible para algunas plantas potabilizadoras o tratamientos terciarios.

Respecto a la reutilización, podemos tener los tratamientos llamados convencionales (tratamiento físico-químico y filtración) o bien de membranas de micro o ultrafiltración, o incluso con desalación posterior, si es necesario, así como diversos sistemas de desinfección.

Como he comentado, veo difícil que haya nuevos grandes proyectos de desalación de agua de mar; quizá plantas de tamaño mediano o pequeño para suministro e industria.

Respecto a la reutilización, sin duda seguirá creciendo, pero a un ritmo menor debido a la reducción de las inversiones. El mayor mercado, como decía, será quizá el de la mejora de la calidad de las aguas superficiales, eliminación de compuestos emergentes, etc. Esperemos que la recuperación sea una realidad en breve y se reactiven las inversiones en España que necesita el sector.

Como comenté anteriormente, todo lo relacionado con el agua está muy politizado. Sin embargo, en mi opinión y por lo que veo en los medios de comunicación, no parece que actualmente en los debates políticos se le esté prestando la atención que merece un tema tan importante.

Aedyr es la asociación de referencia en el campo de la desalación y reutilización en España y bien conocida también fuera de nuestras fronteras, como representante de uno de los sectores nacionales de desalación más potentes del mundo. Aedyr ofrece a sus afiliados un punto de encuentro donde diseñadores, constructores, operadores, suministradores de equipos y servicios y administraciones comparten experiencia y mercado, suministrando además periódicamente información relevante sobre el sector, tanto a nivel técnico como comercial, desarrollando manuales y documentos técnicos, recopilando datos del sector, celebrando jornadas y seminarios de interés, fomentando la investigación y el desarrollo, dando formación a técnicos para que se especialicen en estos temas, etc.

La asociación es dirigida por el consejo, al que se puede presentar cualquier asociado durante el periodo electoral, pero además los afiliados pueden participar en distintas comisiones o ‘task forces’ para tareas específicas aportando su experiencia y cuentan asimismo con la asamblea general y otros medios a su disposición donde pueden dar su opinión sobre qué esperan de la asociación y cómo podemos mejorarla.