A medida que la población urbana aumenta vertiginosamente, las ciudades deben prepararse para el cambio climático
En un momento en el que más del 50% de la población ya vive en zonas urbanas, las ciudades deben afrontar las consecuencias potencialmente catastróficas del cambio climático, como el huracán Sandy en Nueva York o el tifón Haiyan en Filipinas. En un nuevo informe, Jones Lang LaSalle (JLL) identifica algunas medidas que las ciudades pueden tomar para preparar sus infraestructuras ante las cambiantes condiciones climáticas.
Intantánea del Mercado de San Miguel en Madrid.
“Las ciudades pueden aprender las unas de las otras sobre cómo ser resistentes ante los sucesos meteorológicos extremos causados por el cambio climático”declaró Julie Hirigoyen, directora del Departamento de Sostenibilidad de JLL para el Reino Unido. “Eso implica adaptar al futuro cada aspecto de la ciudad: prevenir las inundaciones provocadas por el aumento del nivel del mar y replantearse las infraestructuras, las redes eléctricas, el suministro de alimentos, la asistencia sanitaria, las telecomunicaciones, el transporte, el agua y la gestión de residuos, entre otros aspectos”.
El informe, titulado Global Sustainability Perspective ('Perspectivas sobre la sostenibilidad mundial'), ofrece ejemplos reales de iniciativas de resistencia y adaptación de materiales de construcción en edificios de Nueva York y demás ciudades destacadas a escala mundial, que se centran en cuatro temáticas principales: la importancia de la resistencia urbana a medida que la población aumenta, la protección contra inundaciones, creación de barrios sostenibles, y el intercambio de ideas entre ciudades.
La resistencia debe aumentar en función del incremento de la población
En la mayoría de los casos, las consecuencias de los acontecimientos catastróficos se pueden contener si las ciudades aumentan la resistencia de sus sistemas e infraestructuras. Los responsables políticos pueden usar la definición de 'ciudad resistente' de la Rockefeller Foundation como hoja de ruta de cara a preparar a las ciudades para el futuro. Para la fundación, una ciudad resistente cuenta con capacidad de respuesta y planes de contingencia para los sistemas de infraestructuras clave; flexibilidad para adaptarse y evolucionar al ritmo del cambio climático; limitación de los riesgos con el fin de contener las consecuencias de un fallo en los componentes del sistema de infraestructuras y capacidad para una rápida recuperación tras una perturbación meteorológica. Las ciudades pueden mitigar los riesgos de los desastres naturales abordando estos aspectos en materia de resistencia.
Prevenir las inundaciones es proteger a la población
Los debates sobre la adaptación de los entornos urbanos no pueden dejar de lado los devastadores efectos de las inundaciones. Un reciente informe de Nature Climate Change predice que el gasto mundial medio en inundaciones urbanas ascenderá a 60.000 millones de dólares en 2050 si las ciudades invierten en estrategias de adaptación, y a 1 billón de dólares si no lo hacen.
Otras maneras en las que las ciudades están abordando la prevención de inundaciones: Bombay aumentó la profundidad y anchura de sus ríos más importantes, construyó nuevas estaciones de bombeo para transvasar las aguas pluviales al mar e instaló medidores de caudal río arriba para poder detectar las inundaciones de forma temprana. Los Países Bajos —que dependen desde siempre de diques, presas, esclusas y barreras de contención de tormentas— han 'donado' a la naturaleza las zonas propensas a inundaciones, mientras que Venecia está construyendo un sistema de barreras marítimas móviles para cerrar las entradas de agua cuando hay marea alta. Kuala Lumpur está invirtiendo más de 600 millones de dólares en la construcción de un túnel para conducir el agua durante las crecidas, estanques de retención de inundaciones y un sistema de drenaje de gran volumen.
La sostenibilidad de los barrios es fundamental para la resistencia de las ciudades
Las microcomunidades, como los barrios y distritos, pueden marcar la diferencia, especialmente en la preparación y respuesta ante los acontecimientos provocados por el cambio climático. Una nueva iniciativa de ciudades norteamericanas, la '2030 District', está ayudando a las ciudades a desarrollar centros urbanos geográficamente definidos y a marcarse objetivos a nivel de distrito para ahorrar energía y agua y reducir las emisiones procedentes de los vehículos. La iniciativa '2030 Districts' es la primera medida regional y nacional a nivel comunitario para crear sólidas asociaciones, coaliciones y colaboraciones de índole medioambiental para alcanzar objetivos ambiciosos y cuantificables a escala local.
Seattle, Los Ángeles, Pittsburgh y Cleveland son algunas de las ciudades que participan por el momento; se espera que otras nueve ciudades se unan pronto a la iniciativa. Asociaciones entre ciudades: la puesta en común de ideas sobre sostenibilidad ayuda a las ciudades a prepararse.
Algunas ciudades están compartiendo conocimientos para mejorar su resistencia. Por ejemplo, el grupo de liderazgo Climático, también conocido como C40, reúne a los líderes de las distintas ciudades para compartir buenas prácticas en cuanto medidas sostenibles para afrontar el cambio climático, como el establecimiento de días sin circulación de vehículos y la publicación de clasificaciones sobre la eficiencia energética de los edificios. Better Buildings Partnership (BBP) es otra iniciativa que fomenta la colaboración entre propietarios, arrendatarios, líderes políticos y socios del sector para mejorar el rendimiento sostenible de los edificios. Sídney, Londres y Toronto son las ciudades que participan en esta iniciativa por ahora, y todas se benefician de la puesta en común de medidas cuantificables encaminadas a lograr una mejor resistencia y sostenibilidad.