Los RAEE que desaparecen
Realmente una iniciativa corporativista nos llevaría a hablar de ‘los residuos que desaparecen’, dado que el problema es común para todos ellos, y es que durante años, el país decidió apostar por el reciclaje y recuperación del mayor número posible de residuos. Para ello grandes grupos, algunos de ellos con capital de la construcción, invirtieron en tecnología para dar una correcta salida a esos residuos, y tanto si hablamos de reciclar, como de valorizar en cualquier fórmula, como la energética, las inversiones eran cuantiosas. Ello generó como en el caso de nuestro pueblo El Pont de Vilomara y Rocafort, que se crearan cerca de un centenar de puestos de trabajo en las tres plantas que tratan los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos y la necesidad de construir un polígono industrial que ha generado unos cuantos más.
Algo parecido ha pasado con recicladores de cartón, vidrio, plásticos, donde se han hecho plantas de triaje que minimizarán los envíos al vertedero, así como grandes ecoparques, que también pueden identificar los residuos para que vayan a tratarse a las plantas idóneas.
Como consumidores nos hemos habituado a llevar nuestros residuos a Puntos limpios, donde se han acondicionado contenedores específicos para llevarlos a tratar a plantas preparadas para su correcta gestión, tenemos zonas de la ciudad donde se han depositado otros tipos para la recogida selectiva, de cartón, plásticos, vidrio, y que asimismo sean recogidos por empresas acreditadas que los transporten a centros de valoración autorizados y legalmente constituidos.
Asimismo muchas de las organizaciones que intervienen dan trabajo a gente de inserción, o de en situación de exclusión social, o disminución física o psíquica, y todo ello con transparencia y trazabilidad.
Pues bien, todo ello está en grave peligro, porque el que recoge cartón se encuentra que se lo han vaciado antes, el que recoge plástico igual, los que recogemos residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, vamos al punto limpio y ya no encontramos nada, con lo que no podemos facturar ni el transporte ni el tratamiento. Hablamos de ello y tenemos que oír “qué pobre gente de algo tienen que vivir”, pero cuál es la realidad, que eso fomenta los caminos alternativos y el dinero negro, la mala gestión y el empobrecimiento del país, que invirtió en una serie de plantas que ven reducir sus entradas año a año, que paga unos camiones que vuelven de vacío. Y lo que es peor, en muchos casos el que los tomó, sin herramientas adecuadas, aparte de poder tomar daño personalmente, no podrá venderlo todo, sino que a escasos metros procederá a tomar las partes que pueda vender en el mercado. Por poner un ejemplo, éstas representarán en peso un 5% del televisor, generando tras el vandalismo, un 95% de residuo roto, que quedará depositado en un descampado, exponiendo el vidrio con plomo, el polvo fluorescente y demás partes del mismo a los efectos de la lluvia, el viento, etc., no olvidemos que esos cristales de la pantalla de un televisor pueden actuar como una lupa, y podrían facilitar el inicio de un fuego en el sotobosque en días de sequedad o contaminar los suelos o ser ingeridos por animales cada vez más perseguidos que pueblan nuestros campos.
Las arcas de nuestro país son de recursos limitados, y por ello debemos ser todos juntos los que valoremos y reflexionemos sobre esas inversiones fruto de conceptos sobre sostenibilidad, aprovechamiento de recursos, limitaciones de espacios para vertederos, con expresiones como la de: “no en mi jardín”. Parece pues oportuno que dentro del foro de Interempresas valoremos y recapacitemos sobre esas empresas que están en momentos delicados, como el país, que sus promotores están entroncados en un sector que ya no puede ayudarlo, que las ayudas institucionales son escasas, y que cuando se habla de la desaparición de residuos, parece que no va con nadie el problema, y que esas inversiones que afrontó el país, son otras más dignas de aparecer en el programa de “Salvados” de nuestro Robin Hood español, como ejemplo de despilfarro de un país que se creyó cercano a la cima de la opulencia.
Pues no, esas iniciativas eran, son y deberán ser consideradas como inversiones acertadas,y positivas en un país que también sabe ser solidario, y respetuoso con el medio ambiente, como el que más. Que no debe dejar que se desperdicien, que si depositamos los residuos en un lugar que garantice una correcta gestión, es para eso, y que hurtarlo para hacer lo contrario contraviene y perjudica a todos, le da un mal uso a instalaciones públicas, engaña al usuario que se molestó en llevarlo un poco más lejos para asegurarse de su correcta gestión. Y en muy poco ayuda al que tuvo que sustraerlo, para mal venderlo, tras romper un equipo a riesgo de lastimarse y esparcir los restos por lugares inadecuados. Cuidemos pues, esos depósitos, transportes, y destinos apropiados que pudimos habilitar para ese fin, porque, aunque nos acudan dudas, también se han hecho cosas positivas durante estos años y no dejemos morir a un sector que depende en parte de la ayuda del pueblo, y de esa, estoy seguro, que podemos confiar.
Cada uno en nuestro papel, podemos aportar ideas, soluciones, criterios, recomendaciones, formas de proteger las recogidas o ubicaciones más cercanas a la ciudadanía, como en centros comerciales donde se demuestre la implicación del centro con sus clientes, para no olvidarse al comprar el equipo nuevo, de que hubo uno anterior que hay que gestionar adecuadamente, como premio a los servicios prestados durante su vida útil, y como una reafirmación de que no sólo se preocupan de vender sino que quieren y desean que volvamos.
También desearemos que las instalaciones públicas de recogida, esos puntos limpios sean lugares de todos, y que nadie se atreva a romper sus vallas porque estimamos que deben durar muchos años, y aunque son instalaciones sencillas quien las depositó, lo hizo tras muchos años de utilizarlo y quiere que se le dé un buen uso.
Paralelamente se ha desarrollado otro sector que es la reutilización, al que debe ir lo que todavía funciona. Y con los depósitos reconsiderados, un posterior transporte con empresas autorizadas que extiendan los correspondientes albaranes, y que justifiquen la entrada a esas plantas que sabrán atender los residuos de forma adecuada y acreditada y que efectuará las facturas correctas que ayudan a mantener el correcto funcionamiento del país. Lo otro es arreglar una cosa para estropear otra mayor e incentivar el descontrol y el despropósito. Nunca puede ser una buena solución.
El sector está tocado, pero está todavía vivo, confío que entre todos reflexionemos, y lo ayudemos para iniciar la remontada, instalaciones hay, transportistas también, plantas adecuadas por descontado, residuos los que queramos, y un pueblo concienciado cómo el que más, permitidme que repita un slogan: entre todos podemos.
Electrorecycling S.A., una empresa constituida por las sociedades FCC Ámbito, Indumetal Recycling, S.A. y Urbaser, dispone de la maquinaria necesaria para la separación, identificación, tratamiento y recuperación de los materiales de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos.