Vehículo eléctrico: mucho más que un coche movido por electricidad

En un mundo en el que la población humana y el parque móvil siguen creciendo de forma vertiginosa, el vehículo eléctrico tiene que dejar de ser una posibilidad para convertirse en una obligación. Como indicaba José María López, director del Instituto Universitario de Investigación del Automóvil (Insia), el tiempo está consolidando esta alternativa como la mejor solución para afrontar tres de los mayores problemas que amenazan a nuestra sociedad: el suministro de combustibles fósiles, en un continuo proceso de encarecimiento y sometido a la inestabilidad política de muchos países de origen; las emisiones de CO₂ a la atmósfera, con las consiguientes consecuencias medioambientales; y la congestión urbana, con una población cada vez más concentrada en las ciudades.

A pesar del esfuerzo realizado por la industria automovilística de incorporar motores diésel y de gasolina cada vez más eficientes y menos contaminantes, y a su intención de acudir progresivamente a los biocarburantes, lo cierto es que, hoy en día, la vía más segura para contribuir a la conservación de nuestro entorno es la electromovilidad, es decir la electrificación de los vehículos.

Por ello, muchos de los agentes que operan en el mercado de la automoción y en sectores afines están poniendo en estos últimos años toda la carne en el asador para romper los tabús sociales que frenan el crecimiento de este vehículo, incidir en un cambio de mentalidad social que favorezca su desarrollo e incorporar nuevas soluciones tecnológicas que permitan reducir el precio de estos coches, todavía muy superiores a los de combustión térmica, así como a mejorar su autonomía, otro de sus grandes hándicaps.

En este sentido, la electromovilidad se presenta como un proceso imparable que ya está presente en muchos de los vehículos que circulan con nuestras carreteras aunque en diferente grado de implantación: desde los microhíbridos que emplean sistemas eléctricos cuando están parados en un semáforo hasta los puramente eléctricos, pasando por híbridos medios, híbridos completos o ‘enchufables’.

A nivel tecnológico, la aparición de las baterías ión-litio supone un espaldarazo fundamental para el desarrollo del vehículo eléctrico ya que, como señala José María López, esta solución consigue aunar las dos principales características que se buscan en una batería: densidad de energía (lo que influye en la autonomía del vehículo) y densidad de potencia (fundamental en los vehículos híbridos). Esta singular característica la hace imponerse sobre otras alternativas como las baterías de plomo, las de níquel (en sus diferentes versiones) y las de sodio-cloruro de nitrato (también llamadas Zebra), así como a la pila de combustible (almacenaje de hidrógeno) o a los ultracondensadores.

En cuanto a los motores eléctricos, la tendencia parece dirigirse hacia las versiones de imanes permanentes, frente a los de inducción y a los de reluctancia conmutada.

Como ejemplo del compromiso de Insia con el desarrollo sostenible, José María López concluyó su intervención informando sobre el Episol, un innovador vehículo urbano eléctrico que ha desarrollado este instituto junto a Cemusa (Grupo FCC), que combina tres fuentes de energía: térmica, hidrógeno y solar.

Una de las firmas automovilísticas que más viene apostando por el vehículo eléctrico desde hace años es Mitsubishi Motors, con unos primeros desarrollos que se remontan a principios de la década de los 70. Desde la compañía japonesa, como indicaba en el Congreso Hispano-Alemán del Automóvil, el responsable de Vehículos Eléctricos en España de Mitsubishi, Rafael del Río, se confía claramente en esta fórmula a la hora de contribuir a la conservación del medio ambiente, reducir la dependencia de los combustibles fósiles, disminuir las emisiones acústicas y de gases contaminantes y aprovechar las grandes posibilidades que ofrecen las energías renovables.

Pero además, desde Mitsubishi Motors se ve en los vehículos eléctricos una oportunidad para favorecer el impulso de las ciudades inteligentes o Smart Cities, presentando a estos automóviles como un agente más de las Smart Grids o redes inteligentes de distribución de energía eléctrica. El objetivo es que estos vehículos utilicen sólo la energía que necesiten para sus desplazamientos, volcando a la Red todo su excedente. Además, permiten optimizar las recargas de acuerdo a los picos de demanda energética que exista en esta Red.

Un ejemplo de esta tendencia se puede apreciar ya en Málaga, donde está en marcha la iniciativa ‘Zem2all’, en la que participa activamente Mitsubishi Motors y que permite vislumbrar cómo será la movilidad en la ciudad del futuro.

Otra de las firmas que confían plenamente en las posibilidades del vehículo eléctrico es la consultoría de alta tecnología Altran, cuyo director ejecutivo de la división de Automoción –AIT, Cosimo De Carlo, resumía en cinco los puntos más importantes que van a favorecer en un futuro la Electromovilidad. En primer lugar, a la hora de mejorar la interacción con el entorno, adaptándose a una sociedad cada vez más urbana (uno de los grandes retos es reducir el número de atropellos a través de sistemas de comunicación inteligentes con los peatones). En segundo lugar, desde Altran también se ve al coche eléctrico como un agente importante de las Smart Grids, favoreciendo el equilibrio energético. El tercer punto, y no menos importante que el resto, es, según Altran, la eficiencia energética, permitiendo consumir sólo lo necesario. Como cuarto pilar y estrechamente vinculado al anterior, se subraya la necesidad de aportar vehículos flexibles y funcionales, con los que poder adaptarse a cada uno de los requerimientos del usuario (se apunta hacia coches modulares a los que se les puede añadir o quitar diferentes estructuras si lo que se quiere es ir a trabajar, desplazarse de vacaciones, etc.). Y por último, se mira al vehículo eléctrico como la puerta de entrada al mercado de otros agentes que no estaban presentes en el sector tradicional de la automoción.

Altran ya cuenta con una importante experiencia en el campo de la Electromovilidad, con una presencia especialmente destacada en el desarrollo de versiones deportivas, las cuales se muestran como una importante vitrina tecnológica, como una oportunidad de negocio, como una vía para probar las nuevas tecnologías en las condiciones más exigentes y como una fórmula para trasladar estas tecnologías a los turismos eléctricos.

La última medida de Altran, en este sentido, es su participación con el vehículo AEGF (750 kg) en el futuro Campeonato del Mundo de Fórmula Eléctrica, que tiene previsto iniciarse en 2014.

La Jornada de Electromovilidad se cerró con la intervención de Sebastián Canadell, director de New Energy Vehicles, empresa que distribuye en España varios modelos de vehículos eléctricos y que fomenta el uso de los mismos. Arrancó su intervención haciendo un repaso por la trayectoria histórica de los vehículos eléctricos, desde la aparición de la primera unidad en 1834, hasta la actualidad, con datos curiosos como que de los 4.200 coches vendidos en EE UU en 1900, el 40% eran de vapor, el 38% eléctricos y tan sólo el 22% de gasolina. Posteriormente, el vehículo de combustión se erigió, sin duda, en la opción predominante.

Pero hoy, cuando el concepto de eficiencia energética cobra cada vez más importancia, el vehículo eléctrico se presenta como una vía con una franca potencialidad de crecimiento. De hecho, como señalaba Canadell, tras los 380 coches eléctricos matriculados en 2011 en España, las previsiones para este año ya apuntan a los 700 y, más a largo plazo, se vislumbra una cifra cercana a los 700.000.

Además del vehículo eléctrico enchufable de autonomía extendida, denominado BYD F3DM (motor eléctrico + motor de gasolina), New Energy Vehicles comercializa en España el vehículo eléctrico de gran autonomía BYD e6, totalmente eléctrico, capaz de alcanzar los 140 km/h y con una autonomía en ciudad que llega a los 285 km. Para mostrar las posibilidades de este vehículo, la compañía organizó recientemente un viaje Madrid-Bilbao (428 km), con parada en Burgos para una carga al 80%. El coste total del viaje fue de 15 euros, logrando un ahorro de 30 euros respecto a un vehículo diesel que tenga un consumo medio de 7 l/100 km.

Como conclusión de la jornada, parece evidente que el futuro pasa por la electromovilidad si bien es cierto que su industria tiene que seguir trabajando intensamente para favorecer un cambio de mentalidad y para abaratar los costes de estas tecnologías.